domingo, 21 de agosto de 2016

LA ESTÉTICA DESVIRTUADA



Entiendo por ella, cómo la imagen que nos formamos de los objetos a nivel mental, y adquirida a través de cualquiera de nuestros sentidos.
La estética, en ciertos momentos, es vida, es confort, es suavidad en mis sentidos frente a ella.
Pero, en su concepto actual se desvirtúa y se engaña, pues la trasladamos del sujeto que la vive al sujeto que la pretende.
En el David de Miguel Angel, yo no siento la grandeza en el autor, sino la belleza del objeto y cuando veo La tentación de San Antonio, no veo su irrealidad en los bigotes de Dalí. Son dos grandes artistas y su estética se disparaba hacia los objetos circundantes.
En la actualidad la estética es un autentico fusil con el cual los personajes públicos, de muchos sectores, la utilicen como arma de fortalecimiento propio. La estética llega a un punto y uso, en el cual no merece estar.
Si que la entiendo como un acto de belleza puro, la que se exhibe en los grandes eventos de alta costura, pero me parece una utilización equívoca y contraproducente, cuando estos mismos modelos son utilizados como arma personal, en los propios interés de aquella persona que los luzca.
Falsean la estética, la dan un valor y un uso que la desvirtúa.
Al estar sujeta al individuo, puede estar predeterminada con sentimientos como envidia, desvinculación, desprecio hacia la persona, y otros que falsifican y destrozan todo el valor primero.
Aun que durante toda la historia de la humanidad ha sido utilizada como un elemento más, en cualquier movimiento ideático, en la actualidad es más peligroso pues está camuflada en lo que parece una normalidad absolutamente aséptica, inocua y de puro divertimento.
La magnifica chaqueta azul con ajustados pantalones rojos formando un bonito, muy moderno, algo retro, muy “in”,  conjunto del caballero, pero que no da ni un ápice de valor total a la persona que lo lleva y la chaquetilla de la mujer con unos ajustados pantalones rojos, está exactamente en los mismo campos.
La estética de la convivencia intima, cercana o primera, no tiene nada que ver con la utilización a ámbito interesado social. Pero por aquí, no avanza.
Si la estética es un arma en forma de signo, perderá, antes o después, su valor primero adquirido.


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