martes, 20 de febrero de 2018

LA EDUCACIÓN.





LA EDUCACIÓN.


  Es el tema menos discutido visto desde su funcionalidad, dimensión e importancia.
Ni hagamos ni enseñemos ideologías. Que sea en el ahora práctico y utilicemos mecanismos y soluciones contextualizadas. No apliquemos ideologías definidas y conductoras y tratemos sólo de educar mentes pensantes, sanas y cívicas. Nunca tendrá ninguna consecuencia negativa aspirar a la máxima perfección educadora.
Hay que huir de este momento contextual, en el que nos encontramos, con la intención de la mejoría. La preparación intelectual y humana no puede entrar en el bucle de su autodidáctica y quedarse encerrado en su cojera social actual.
La teoría pura y dura, consistente y completa realizada por grandes pensadores no funciona en la realidad pues está el componente humano en la ecuación que distorsiona e imposibilita todo desarrollo especulado y esperado con ello.
Todo sistema con una construcción y planteamiento teórico total, no funciona pero toda educación que busque un planteamiento y construcción  en la vida práctica, tiene necesariamente un funcionamiento futuro.
La educación tiene una exigencia en cuanto al contraste con la actualidad, pero  también y como elemento diferenciador y que le da grandeza debe buscar siempre la mejora de la esencia y entidad humana.
El futuro es la educación.
Abramos todos los ojos para otear correctamente en el horizonte del futuro.
Los dirigentes actuales, en su cojera colectiva, en su ceguera general, en sus deficiencias compartidas que no son capaces de entender ésta realidad primera. Es  evidente y clara pero su ostracismo en inútiles cuestiones les impiden entenderlo.
O, la educación es el futuro.
Nacemos buenos pero sin preparación para una vida social y colectiva.
Nacemos más o menos inteligentes, pero nuestra dote cultural es cero en todos y en los mismos se construye.
Penoso y nauseabundo se convierte el asunto de la educación hoy en día. No hay un momento en el que, los dirigentes actuales busquen la mejora educacional del  individuo. Pensando siempre más en derrotar al contrincante que en educar a los jóvenes.
El tema educativo es un asunto secundario y subsidiario. Apenas aparece en disputas pasionales respecto a otros temas, ya sean idiomas o más, como consecuencia del problema o cuestión.

¡Qué gran y dura antinomia!, pues hay que educar para educar.

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