Y -otra vez más, se
interpreta y acepta de una manera usual y cotideanea principios
basados en estereotipos, que mienten e insultan a la realidad. Aquí,
en mi España, querida para siempre, no puedes ser de derechas y
llevar coleta o ser de izquierdas e ir a los toros.
Ser de derechas o de
izquierdas aquí, republicano o demócrata allí, supone, en la actualidad, como mayor
diferencia unos elementos estilísticos, de uso, de formato porque !tonto aquel el vea
la diferencia en el uso del poder en un punto u otro!
Todavía espero motivos esenciales de actuación y no pequeños detalles supuestamente insertos en unas dinámicas determinadas. Esto no ocurre, ni se da, ni se atisba, no es más que colores al fondo del escenario, las luces que iluminan la escena en el teatro de la vida.
Actualmente, a nivel mundial,
las dictadoras, poder reducido y concentrado ya sean Fascistas o
Comunistas buscan y hacen exactamente lo mismo y a nivel Europeo en
principios primeros y formadores, sean progresistas o conservadores,
comparten la misma baraja en el juego elegido por todos.
Quizás Nietzsche tenga más
que ver con la moral de izquierdas que el irrepetible Marx o, y
también, sea el propio inmenso Locke quien moralice y no sigan a Smith.
La disputa por el poder han
hecho desaparecer los fines y objetivos para dejar paso no más que a
unos usos, formas y maneras, cuya única existencia y fin es tener el
poder.
Nadie busca, imagino porque no
se han dado cuenta, encontrar la solución a problemas puntuales como
elemento formador y mecánica operante, sino que se limitan a hacer
pequeños movimientos que les permita vocear todas las inutilidades
que surge de plantear y intentar plasmar una realidad.
Estamos atados a demasiadas
rutinas ideológicas o safaris estéticos que nos impiden avanzar.
Hasta que no seamos capaces de
dirigir todos nuestros esfuerzos a la resolución de problemas
primeros entraremos en unas teorías formativas y constitutivas
falsas por estar fuera de la realidad.
Y para agravar más la
situación de la forma ya no es sólo un mal constitutivo, sino un
arma arrojadiza, utilizada conscientemente que llenan de
intencionalidad y maquiavelismo. Ni llevo ni no llevo corbata, me la
podré según quiera que penséis.
Pena siento de ver tanto
infantilismo en los acto.
Superados los prejuicios, el
camino hacia el fin, sólo es uno.
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