Tripititivo y con hastío por la repetición, siempre
acabo inmerso y sumergido en asuntos transcendentes en el sentido de
alcanzar allí, donde nunca no se quiere
ir pero siempre se acaba.
Temo a aquellas personas que no dudan. Habló de su
desconfianza hacia ellos. Aquel que se crea en posesión de la verdad puede ser
una persona terrible, dañina y maligna para la humanidad.
Esto, son palabras, pero son los hechos históricos los que hablan.
Esto, son palabras, pero son los hechos históricos los que hablan.
El asunto de interrogarse con duda hacia lo que te
rodea es un comportamiento básico, no
sólo definitorio, sino también, definitivo que conforma y constituye a las
personas.
La inclinación de una serie de pensamientos,
producto de la duda, tiene su necesidad
directa e inevitable en un conjunto de circunstancias.
La profundidad de ellos, medida en el alejamiento de la particularidad, se
acentúa.
Así pues y consciente de esta solubilidad necesaria
ante los hechos de los pensamientos con
su, entonces, inevitable variación ante ellos y totalmente convencido de
su pronto cambio, reflexiono sobre el sentimiento de culpabilidad que surge
ante los actos malogrados.
La aceptación de nuestra errabilidad propia, es
necesaria. Pero no un acto de error mecánico se trata de una característica
esencial y constitutiva.
Equivocarse es humano.
Lo qué ocurren son acontecimientos.
Lo qué pasa
son acciones.
La manera en que te tomas estos hechos, hará que se
conviertan o no, en problemas.
Es decir, del
mejor asunto puedes tener un aprendizaje
equivocado y dañino o una
aparente desgracia te puede enseñar algo muy útil y bueno para tu vida
Las cosas, el mundo, no es nada en si mismo.
Adquiere identidad en el momento en que son vistos y juzgados, en mi caso, por
estos ojitos que miran el teclado.
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