No recuerdo ni donde ni cuando, pero si el qué. Esa persona,
aludiendo a lo que escribo, hizo hincapié, científico y cierto, en la necesidad
de la preparación anticipada del texto. Digamos estructuras, dijéramos introducciones,
dijésemos conclusiones y ambas tres cuestiones con un lenguaje más claro y una
construcción de frases más sencilla. Sabía, persona y mujer la que me explicitó
esto.
Pero
el problema existe y es, dado en los artículos de opinión.
Me
es difícil no olvidar la temática y no perder el impulso si estructuro fría y científicamente, pues son puros artículos
de opinión en los que no intentas
reafirmar, justificar, descubrir o construir nada sino sólo y simplemente
aflojar y repartir tus pensamientos e incomprensiones hacia ciertos estados,
normalmente, de la actualidad.
Así
pues, y pecando de esta falta de preparación, del artículo creo y espero, me
lanzo a opinar y a escribir sobre un elemento existente y mal utilizado en la
lectura de los grandes pensadores. Recuerden
el tipo de artículo que es, con lo que asumo que esto no es sino una inocente
opinión.
En
demasiadas ocasiones alejamos en el funcionamiento del pensamiento y manera de
razonar a los grandes y conocidos escritores de nuestra manera de hacerlo, el
razonar y pensar, únicamente por su distanciamiento, normalmente temporal, aun que también terrenal. Tenemos
la mala costumbre de circunstanciar a los autores a las personas que escriben en su época y
pensar que todas sus afirmaciones están íntimamente unidas y manejadas por
ellas.
Mirad,
aquella persona que se lea, digamos, la novela satírica de Montesquieu, llamada
Las cartas Persas, podrá ver, que la forma y figura con las que realiza su
crítica podíase, sin ningún reparo, aplicar a algún gobierno actual. La mente
lúcida de Aristóteles hubiera trabajado con total normalidad y brillantez en
esta época, la gran metáfora irónica y personificación de la realidad hecha por
Cervantes, su persona, lo hubiera hecho en estos tiempos, en esta época.
Las mentes lúcidas y privilegiadas no
están sujetas ni pertenecen a ninguna época.
Con
esta conclusión, pues tenemos una enseñanza.
Los
libros de pensadores y algunas novelas,
hay que tratar de leerlas y leerlos tratando de circunstanciarlos para
su comprensión y descircunstanciarlos para su disfrute al apreciar su grandeza.
Hay
demasiados autores que hemos olvidado
por pertenecer a otras épocas, de novelas, de poesía, de filosofía de teatro o
de cual sea.
Esto
hay que superarlo y recordar que el arte de escribir y la maravilla de pensar,
no tiene época, no cumple años y ni crece ni engorda.
Esto
no es más que un artículo de opinión en el que el autor sólo trata de liberar
emociones e ideas que le hierven y pululan por entre sus cojas neuronas.
Muy
cierto es que cuando quieras exponer algún pensamiento es necesario, total y
absoluto una necesidad de preparación.
Mujer
bella y sabia, me lo dijo, aun qué aquí sólo nos importa sus opiniones y
conclusiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario