lunes, 17 de septiembre de 2012

ARTICULO DE OPINIÓN




         No recuerdo ni donde ni cuando, pero si el qué. Esa persona, aludiendo a lo que escribo, hizo hincapié, científico y cierto, en la necesidad de la preparación anticipada del texto. Digamos estructuras, dijéramos introducciones, dijésemos conclusiones y ambas  tres  cuestiones con un lenguaje más claro y una construcción de frases más sencilla. Sabía, persona y mujer la que me explicitó esto.
Pero el problema existe y es, dado en los artículos de opinión.
Me es difícil no olvidar la temática y no perder el impulso si  estructuro fría y científicamente, pues son puros artículos de opinión  en los que no intentas reafirmar, justificar, descubrir o construir nada sino sólo y simplemente aflojar y repartir tus pensamientos e incomprensiones hacia ciertos estados, normalmente, de la actualidad.
Así pues, y pecando de esta falta de preparación, del artículo creo y espero, me lanzo a opinar y a escribir sobre un elemento existente y mal utilizado en la lectura de los grandes pensadores. Recuerden  el tipo de artículo que es, con lo que asumo que esto no es sino una inocente opinión.
En demasiadas ocasiones alejamos en el funcionamiento del pensamiento y manera de razonar a los grandes y conocidos escritores de nuestra manera de hacerlo, el razonar y pensar, únicamente por su distanciamiento, normalmente  temporal, aun que también terrenal. Tenemos la mala costumbre de circunstanciar a los autores a  las personas que escriben en su época y pensar que todas sus afirmaciones están íntimamente unidas y manejadas por ellas.
Mirad, aquella persona que se lea, digamos, la novela satírica de Montesquieu, llamada Las cartas Persas, podrá ver, que la forma y figura con las que realiza su crítica podíase, sin ningún reparo, aplicar a algún gobierno actual. La mente lúcida de Aristóteles hubiera trabajado con total normalidad y brillantez en esta época, la gran metáfora irónica y personificación de la realidad hecha por Cervantes, su persona, lo hubiera hecho en estos tiempos, en esta época.
         Las mentes lúcidas y privilegiadas no están sujetas ni pertenecen a ninguna época.
Con esta conclusión, pues tenemos una enseñanza.
Los libros de pensadores y algunas novelas,  hay que tratar de leerlas y leerlos tratando de circunstanciarlos para su comprensión y descircunstanciarlos para su disfrute al apreciar su grandeza.
Hay demasiados autores que hemos  olvidado por pertenecer a otras épocas, de novelas, de poesía, de filosofía de teatro o de cual sea.
Esto hay que superarlo y recordar que el arte de escribir y la maravilla de pensar, no tiene época, no cumple años y ni crece ni engorda.
Esto no es más que un artículo de opinión en el que el autor sólo trata de liberar emociones e ideas que le hierven y pululan por entre sus cojas neuronas.
Muy cierto es que cuando quieras exponer algún pensamiento es necesario, total y absoluto una necesidad de preparación.
Mujer bella y sabia, me lo dijo, aun qué aquí sólo nos importa sus opiniones y conclusiones.

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