Y
aquella magnifica persona que podía hacerlo, lo expreso en tono
irónico pero aseverativo.
-
¿Qué me puedo comprar un barco?, sí, será otro barco, así como
otra casa si se me antoja, pero lo material no me da la felicidad,
amigo, es insaciable.
Claro,
me hablaba desde la trampa de los que ya tienen, pero lo hacia con
franqueza y él sabía lo que yo le decía.
A
determinado nivel, sería de tontos negar que el bien material da la
felicidad por puro hecho comparativo, pero superados estos primeros
niveles de pobreza, hay factores bastante más importantes camino de
la siempre supuesta y mal definida felicidad.
El
equilibrio en tu alma no necesita del dinero y es un estado saciable,
estático y aparcado de los nervios de la ansiedad y la gula en la
lujuria del consumo.
Y
me lo digo, y me lo repito, y me obligo a seguir mis palabras y
pensamientos y buscar unas satisfacciones como persona que sólo
dependan de mis intenciones propias y personales a las que pueda
llegar con mi mente y no necesite nada exterior.
La
felicidad endógena, propia del sujeto, en el camino que no necesita
nada exterior, exógeno.
Comprendo
y entiendo a los Anacoretas, a los Huraños, a los Retraídos, sin
compartir sus decisiones, ante la búsqueda de la felicidad en un
marco interno y sin estar sujeta a vacilaciones, variaciones y
cambios exteriores.
Estas
posiciones sólo les encuentro razón de ser, las entiendo ante la
huida y entre los valores, formas, motivos, movimientos y maneras de
la sociedad actual.
La
felicidad ha pasado a ser una mentira.
Nos
dicen y nos enseñan el camino hacia el bienestar y felicidad. Es
supuesto y falso. Quieren engañarnos ante sus intereses.
¿Engañarnos?, sí, es su único motivo y fin. El problema estriba
en cuanto ellos que lo hacen y nosotros que lo sufrimos no seamos
conscientes de este engaño normalizado. En el afán por vender les
hace cometer errores morales que siendo conscientes del problema para
la humanidad, quiero pensar, que jamás harían. En el teatro de la
vida, todos actuamos en una gran comedia.
Se
encargan de definir ontológicamente al sujeto y nos decirnos qué es
lo que necesitamos.
¡No!,
¡que no nos dominen!, y esto sólo será posible en el caso de poder
conseguir la felicidad en el aislamiento, mental y espiritual.
Es
este estado Utópico, pero pongo mi vida en juego ante la seguridad
de mi opinión en cuanto a que te dará, nos dará más felicidad,
una conversación con gente con inquietudes compartidas, sobre el
sentido de aquello que nos rodea que aquel viaje en barco del
principio.
¿Sí?,
¡Bien seguro!, el problema estriba en que es un camino difícil,
sobre todo porqué la sociedad no será una ayuda sino un obstáculo
y no te va ayudar ya que no le harás ganar dinero a nadie, siendo,
además una lucha en contra de la fuerte corriente de los indices de
la IBEX.
No
me cansaré de repetirlo, pues lo sé, que la satisfacción humana,
no está en la materia, pues tengas lo que tengas, siempre habrá
algo mejor y esto lo querrás.
No
sé como conseguir esto de que os hablo.
Los
propios mecanismo de relax tanto físico como mental, podrán relajar
mi cuerpo, incluso mi mente, pero no me llenan y me traen la
felicidad.
Ésta
vendrá a mi lado cuando, estas conclusiones, principios, verdades
que sé, mi alma las asimile y sea ciegamente consciente del camino
correcto. Esa consciencia que te conduce, sin esfuerzo, hacia la
verdad y lo propuesto.
Vivo
y vivimos enajenados en la sociedad y estas alusiones pasan a años
luz por los axiomas constitutivos de la sociedad actual lo cual aleja
nuestra comprensión, negándosela, totalmente a algunos individuos.
Cada
vez necesito menos mentiras y traiciones materiales y cada vez siento
menos ganas de que el mundo me necesite para comprar sus mentiras y
venenos.
Es
un largo camino en el cual, mi inicio es igual que la nada, pero mi
convencimiento de que es el camino, aumenta, y mi ansia y búsqueda
sigue.
Como
el mundo actual está infectado de personajes que no tienen la más
mínima intención de comprender tus palabras, sino simplemente
utilizarlas en tu contra, aclararé que no hablo de andar desnudo por
la avenida. No, la mejor manera de llegar siempre es la discreción.
Hacer esa acción escandalosa sería entrar en su juego con la
negación de unos principios en el mismo marco que yo critico.
La
estabilidad y paz mental debe de estar por encima de modas estéticas
y éticas con las que nos devora la sociedad.
Mis
gritos de libertad ante los mareos de la incomprensión se oyen desde
la lejanía.
Y
¿sabéis por qué yo no comprendo?, porque me lo pregunto y lo
investigo, tal y como debíamos de hacer todos.
Aquel
que protesta, esta totalmente calificado con una idiosincrasia propia
impuesta desde los que le rodean. Desde el exterior y con
maquiavélicos y ruines intereses.
No
nos dejan sitio para ser tú mismo.
Te
invaden el terreno y cuando llegas ya te han metido en aquel lugar
aconsejado, usual, normal, encajado y acoplado, en una mierda que nos
rodea y tenemos totalmente asimilada.
Disfrutamos
nadando entre ella y su putrefacción.
¡oh!,
cual dolor de soledad pues me siento totalmente identificado en estas
palabras que leéis.
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