sábado, 5 de marzo de 2016

...del gran engaño...



Las tácticas deshonestas y traicioneras para engañar de manera legal al consumidor son habituales y normalizadas. El mes pasado se me ocurrió, puesto que lo necesitaba, aumentar los Gigas de Internet en el móvil tras escuchar el anuncio de la compañía con la que trabajo...”recargue por seis euros una Giga de memoria para este mes...ta-chan, ta-chan”, y yo dentro de mi inmensa inocencia y sin ser consciente de que harían cual acción posible para sacarte dinero, estos señores, legales pero ciegos por los beneficios, sin mi permiso y sin que fuera especificado en ningún momento durante la charla con el locutor que me asistió, me encuentro que al mes siguiente volvieron a hacer el mismo proceso y me cobraron el falso e inventado mes en el que no estaba interesado.. Yo solo contraté para el mes de enero y como tal así se lo dije al interlocutor de la “no dicha” compañía (es una compañía en concreto, pero poned el nombre que queráis y el mensaje sigue siendo el mismo). Tuve que llamar para darme de baja de ese servicio que en ningún momento me lo vendieron como tal, es decir fijo...”si quieres aumentar este mes (éste, éste, éste..) por puntuales necesidades y ...,bla, bla, bla....”, engaño a todo trapo, sin fin y sin frenos.
- Hay que actuar como si fueran enemigos – me repitió
- Eso conmigo no va, así pues, más engaños contaré - respondí
- Bueno, Alberto (así me llamo), esto es una normalidad y tú debes de calcular estas maniobras – me dijo aquel, a lo que yo, algo molesto, le dije-
- Espérate y no me digas lo que no es. Esto es una pequeña trampa por todos admitida y soportada. Seguro que alguna irregularidad jurídica han cometido conmigo y, en cuanto a su moral, la piso, pues por el suelo y abandonada la tienen, cuando paso por alguna de sus tiendas. No me pienso resignar aceptando como tú, este acto dentro de la normalidad constructiva y social.
La sociedad actual vive absolutamente falseada por unas actuaciones mercantiles.
La normalidad es un acto tremendo de engaño.
Para vender no se piensa en el objeto de ventas, se piensa en el comprador, es decir, la máxima potencia será convencer al sujeto , como fuere , para que compre el objeto, más que el objeto en si.
No es una crítica a ningún sistema político, sino a las costumbres y modos que hemos adquirido ante el mercado amoral en todo el mundo.
El problema no está en vender y ofrecer tus productos, necesaria acción, el problema radica en hacerlo bajo estos margenes de actuación. Es decir, legal, pero deplorable y vamos camino de desmontar la paraeta, si, no se cruje y destroza con estos modos y permisos.
¿Se reunirán y calcularan las palabras exactas para que sin cometer ninguna ilegalidad te arrastren – repito, te arrastren allá donde ellos quieren?, ¿juegan, de forma maquiavélica e interesada?,
Sí, seguro. Sucio, muy sucio. Sabed que no hay mayor mentira que las verdades a medias.
¿Se reunirán para realizar un estudio y acción psicológica para publicitar un producto de tal manera que utilizando argucias te enamores, sin quererlo del producto?, ¿Utilizan tu psique para trasformar tu voluntad?
Vamos, también. Debían de estar contemplados como delito estos abusos psicológicos al nivel publicitario generalizado.
¿Cinismo?
Su mayor y mejor definición y momento. Hacer acciones inmorales, saberlo y sentirse orgulloso y triunfador por su resultado. Lo máximo. Cinismo y además de muy mal estilo.

Pero no os equivoquéis, no hago una crítica al mercado, sino a los buitres que en el se mueven y para los que los ciudadanos no somos mas que carroña que rapiñar.

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