Cuan ilusos en los que nos hemos
convertido, creyéndonos la estabilidad de nuestros pensamientos.
¿Qué si hay cambios generacionales en
la manera, la forma, los axiomas y principios de los pensamientos
las razones de los pensamientos?
Sin duda.
Pero, analizate y verás como no te
tienes que ir mas lejos, tan poco, como solo bajar la cabeza y
mirarte el pecho.
Bueno, pero mi vecina tenia una gran
coherencia de pensamientos e ideas y se mantuvo fiel a sus
principios y fundamentos.
No sabéis la gracia que me hace esos
personajes nobles e invariables a sus principios y fines, cuando no
son mas que individuos sujetos a unas circunstancias invariables que
le impiden cambiar, moverse en la agonía de la tardía creación o
en el baño de la incertidumbre que después te desplaza a la
correcta y necesaria inspiración.
No son los pensamientos los que
evolucionan, es la persona que cambia y con esto, los pensamientos
continúan.
La Filosofía ha tenido muy poca o
ninguna mayor validez en los digamos 2400 años, (que así la
consideran algunos frente a aquellos, Nietzcsche, que consideran que
allí se acaba, digamos y para empezar el movimiento divergente). El
apasionante movimiento, siempre para mi, no han sido mas que
viscerales cambios a raíz de aquel lugar hacia donde soplase el
viento. ¡Quien le iba a decir a Platón como trataría al pueblo
Cicerón o todo aquello que le daría Montesquieu!, pero ¿quien
pensaba mejor o tenia la verdad?, ¿ah?, pero no queda ahí y la cosa
va todavía más lejos en la variabilidad y os digo ¿será el primer
Wittgenstein, el que máximamente formalizó la lógica con sus
tablas de verdad (tractatus lógico-philosoficus) o es el segundo con
sus juegos del lenguaje en el cual estuviese la verdad?
Ninguno. No
somos más que producto de aquel momento sentimental, intelectual,
espiritual, anímico en el cual nos encontremos. La continuidad y
coherencia en el pensamiento no existe, lo único que podemos
encontrar es la repetición, la constante e invariabilidad del paso
del tiempo y las circunstancias.
De un
día para otro, de unas horas adelante y atrás, mi concepción
trascendental del mundo puede sufrir alguna pequeña matización. No,
no es un pequeño también acto paranoico, tengo un buen equilibrio
mental, es quizás una exagerado ante una personalidad bipolar (mi
hijo, el mayor de los tres, 12 años, después de una clase
temática del asunto, pienso, en el colegio y me dice “papa tu
tienes una personalidad bipolar” asombrado y muy tierno me quedé)
inserta en las circunstancias. Vamos, pero el razonamiento es válido
para todos.
Vamos
a ver, escribir todos o cada pocos días y veréis esto que os
cuento. Encontrareis con vuestros ojos aquello que os narro, veréis
como la temática se dispara con las sensaciones o se apacigua con
las palabras de aquella persona.
El
momento de realización trasforma aquellas absolutas imposibilidades
que veías la noche anterior.
La
razón pura, mi Ortega, tenias razón, siempre, yo tampoco la veo
como existente.
Partamos
del cambio inherente si tratamos de hacer una definición del ser
humano en su ámbito intelectual y cognitivo.
Quizás
no seamos más que almas (¿en pena?) que caminamos en la veleidad
sobre nuestras alteraciones y variedades intelectuales según sean,
no las circunstancias que nos rodean, sino el estado de nuestro
propio corazón.
Y
aquí, mi siempre amada filosofía,muere como ciencia, y la
humanidad escrita se abra caso, por su peso y necesidad.
¿Donde
meto las divisiones del alma, las vertientes, la buena naturaleza
humana,las clases sociales,el espíritu absoluto, las variables, el
vitalismo?, en un punto absoluto y definitoria de mi realidad?, en
ninguno.
Quizás
lo único que me quede por hacer son escritos humanísticos en los
cuales como persona, trato de comunicar mis pensamientos y
sensaciones propios buscando la comunión puntual, también con
alguna alma pareja mental, con el objetivo único de sentir la
compañía en le camino. Puede que aquí estribe el escribir aquello
que antes llamamos filosofía. Quizás no sea más que la búsqueda
de la comprensión mutua en el mar de los desconocimientos Mi placer
por estudiare y comprender a los pensadores, espero, quiero y deseo
que jamás se me escape, pero lo que me temo, aunque crea que para
bien, que poco a poco iré perdiendo hasta la totalidad mi
convicción de poder encontrar en ellos, vías de solución a mis,
problemas no, pero si inquietudes anímicas y espirituales.
Prefiero
aquel pensador que me hable de tú a tú, desee aquello que siempre
seguro compartimos. Nuestra existencia y la vida.
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