jueves, 25 de mayo de 2017

LA NUEVA FILOSOFÍA: EL HUMANISMO SIN PRESERVATIVOS





Cuan ilusos en los que nos hemos convertido, creyéndonos la estabilidad de nuestros pensamientos.
¿Qué si hay cambios generacionales en la manera, la forma, los axiomas y principios de los pensamientos las razones de los pensamientos?
Sin duda.
Pero, analizate y verás como no te tienes que ir mas lejos, tan poco, como solo bajar la cabeza y mirarte el pecho.
Bueno, pero mi vecina tenia una gran coherencia de pensamientos e ideas y se mantuvo fiel a sus principios y fundamentos.
No sabéis la gracia que me hace esos personajes nobles e invariables a sus principios y fines, cuando no son mas que individuos sujetos a unas circunstancias invariables que le impiden cambiar, moverse en la agonía de la tardía creación o en el baño de la incertidumbre que después te desplaza a la correcta y necesaria inspiración.
No son los pensamientos los que evolucionan, es la persona que cambia y con esto, los pensamientos continúan.
La Filosofía ha tenido muy poca o ninguna mayor validez en los digamos 2400 años, (que así la consideran algunos frente a aquellos, Nietzcsche, que consideran que allí se acaba, digamos y para empezar el movimiento divergente). El apasionante movimiento, siempre para mi, no han sido mas que viscerales cambios a raíz de aquel lugar hacia donde soplase el viento. ¡Quien le iba a decir a Platón como trataría al pueblo Cicerón o todo aquello que le daría Montesquieu!, pero ¿quien pensaba mejor o tenia la verdad?, ¿ah?, pero no queda ahí y la cosa va todavía más lejos en la variabilidad y os digo ¿será el primer Wittgenstein, el que máximamente formalizó la lógica con sus tablas de verdad (tractatus lógico-philosoficus) o es el segundo con sus juegos del lenguaje en el cual estuviese la verdad?
Ninguno. No somos más que producto de aquel momento sentimental, intelectual, espiritual, anímico en el cual nos encontremos. La continuidad y coherencia en el pensamiento no existe, lo único que podemos encontrar es la repetición, la constante e invariabilidad del paso del tiempo y las circunstancias.
De un día para otro, de unas horas adelante y atrás, mi concepción trascendental del mundo puede sufrir alguna pequeña matización. No, no es un pequeño también acto paranoico, tengo un buen equilibrio mental, es quizás una exagerado ante una personalidad bipolar (mi hijo, el mayor de los tres, 12 años, después de una clase temática del asunto, pienso, en el colegio y me dice “papa tu tienes una personalidad bipolar” asombrado y muy tierno me quedé) inserta en las circunstancias. Vamos, pero el razonamiento es válido para todos.
Vamos a ver, escribir todos o cada pocos días y veréis esto que os cuento. Encontrareis con vuestros ojos aquello que os narro, veréis como la temática se dispara con las sensaciones o se apacigua con las palabras de aquella persona.
El momento de realización trasforma aquellas absolutas imposibilidades que veías la noche anterior.
La razón pura, mi Ortega, tenias razón, siempre, yo tampoco la veo como existente.
Partamos del cambio inherente si tratamos de hacer una definición del ser humano en su ámbito intelectual y cognitivo.
Quizás no seamos más que almas (¿en pena?) que caminamos en la veleidad sobre nuestras alteraciones y variedades intelectuales según sean, no las circunstancias que nos rodean, sino el estado de nuestro propio corazón.
Y aquí, mi siempre amada filosofía,muere como ciencia, y la humanidad escrita se abra caso, por su peso y necesidad.
¿Donde meto las divisiones del alma, las vertientes, la buena naturaleza humana,las clases sociales,el espíritu absoluto, las variables, el vitalismo?, en un punto absoluto y definitoria de mi realidad?, en ninguno.
Quizás lo único que me quede por hacer son escritos humanísticos en los cuales como persona, trato de comunicar mis pensamientos y sensaciones propios buscando la comunión puntual, también con alguna alma pareja mental, con el objetivo único de sentir la compañía en le camino. Puede que aquí estribe el escribir aquello que antes llamamos filosofía. Quizás no sea más que la búsqueda de la comprensión mutua en el mar de los desconocimientos Mi placer por estudiare y comprender a los pensadores, espero, quiero y deseo que jamás se me escape, pero lo que me temo, aunque crea que para bien, que poco a poco iré perdiendo hasta la totalidad mi convicción de poder encontrar en ellos, vías de solución a mis, problemas no, pero si inquietudes anímicas y espirituales.
Prefiero aquel pensador que me hable de tú a tú, desee aquello que siempre seguro compartimos. Nuestra existencia y la vida.


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