martes, 26 de junio de 2012

EL ASUNTO CALABAZAS


I

No era la primera vez que me acercaba a aquella zona, y por diferentes motivos, pero siempre relacionados de una forma u otra con el trafico de drogas. Cuando no era hachís marroquí, era cocaína colombiana. Mucho tráfico entraba por Valencia.
Incluida esta sospechosa, que aquello era entonces, había seguido, vigilado y detenido a todo tipo de personas. Ellos y ellas, pordioseros o con mucha pasta. Esta, quizás tuviera algo especial.
Aunque nunca tuve, durante la investigación, ningún tipo de atracción hacia ella, era  hermosa.
Caminaba deambulando y meneando, con disimulo pero sin complejos, sus curvas por todo el mercado. Llevaba su puesto de manera muy agradable para los clientes  y, quiero suponer, para ella.
Nadie puede sospechas sus pensamientos e intenciones –me dije a mi mismo hablando en voz baja. Donde menos te lo esperas, está y donde más debía, no había aparecido nunca. Este era el mundo de la investigación policial.
El informe que nos pasaron, estudiamos y sobre el que preparamos la acción se dio bajo el nombre textual de: Julia Martínez, mercado de Russafa – 0456. Asunto Calabazas-

II

Llevaba ya, al menos, un año y medio siguiéndola e investigándola. Tras una detención de miembros de baja categoría del cartel de Rio bajo Colombiano y su informe enviado a la policía española, inmediatamente comenzamos a investigar, tras los datos dados por los agentes colombianos, el posible reparto de las mercancías en el mercado empaquetadas en, sabrosas todo hay que decirlo, calabazas. Siguiendo el rastro, acabamos en el puesto de Julia. Era un puesto de verduras, ordenado con arte y dedicación. Es más, llegué a pensar que la colocación de los colores era la causa de orden que guiaba su decoración.
Su vida, la de Julia, no tenía ningún elemento extraño o sospechoso. La normalidad en el comportamiento era el hecho habitual. La estuve siguiendo. Cuarenta y dos  años, trabajo y dueña en el mercado, casa, amigas y risas,  paseos y deporte, no bebía, fumaba marihuana en algunas terrazas, no vivía con nadie, parecía que no tenía ninguna relación y siempre caminaba y actuaba con tranquilidad. Se reunía con sus amigas, imaginamos por el ambiente relajado y de fiesta, todos los Jueves por la noche. Era bonita su sonrisa y realmente la exhibía con generosidad. Sólo le vi, algún altercado con el dependiente del puesto contiguo. Un hombre arisco y desagradable, tanto por sus movimientos, gestos y tono de voz, sin hablar de su higiene personal. Aun que nunca lo tuve cerca, intuyo que su boca expedía olores desagradables, vamos, que el aliento la debía de oler a rosas. Apenas tenía mercancía. Poca y mala. De mal aspecto y mas que arreglada, estaba amontonada por el puesto. Aquí y allá. Los hijos indominables de mi vecina tenían el cuarto más ordenado. Debía, pensaba, vivir en una caja en la calle, para, con ese movimiento en el puesto, pagar el alquiler de la paraeta.
Si los informes eran correctos,  hoy, vendría Andrés García, un “camellito” a por una gran caja y cantidad de Calabazas. El asunto estaba en que Andrés –alias “tumulto”- nos llevaría hasta Alfonso Ramírez. El sospechoso Andrés tenía un historial delictivo bastante amplio, pero debía ser un pobrecito pringado. Los robos eran pequeños hurtos, sin apenas violencia pero muy  barriobajeros y desagradables. Respecto al capo Alfonso Ramírez, el cual si que había estado investigado por asuntos grandes, con un montante importante económico,  actos de violencia y asesinatos. Teníamos todas las conexiones y pruebas para enchironar al “mendas”, un gran proveedor en la costa levantina, pero había que pillarlo con las manos en la masa, es decir, con el cuerpo delictivo, en sus manos y, probablemente,  en su nariz, ya que sabíamos que “cataba” todo lo que pasaba cerca de él. Lo detuviéramos o no su futuro era bastante malo pues, y lo sé por mi experiencia como policía, el camello que consume su propia mercancía acaba perdiéndolo toda y muy consumido.
Llevaba  varios meses ubicado en este mercado con la única y exclusiva misión de vigilar el puesto de Julia. Su estilo apenas cambiaba dentro del mercado que cuando hacía su vida normal. Ropa más vieja pero faldas por encima de las rodillas y ajustadas. Los zapatos siempre los llevaba muy limpios. No le suponía ninguna dificultad, la falda ajustada pues se movía con mucha soltura y se agachaba, doblando las rodillas juntas, sin ningún problema. Era una mujer muy estilizada.
Era, en realidad, “presunta” y no “delincuente”, aunque las pruebas nos conducían hasta su puesto. Trataba, la verdad que con éxito, de céntrame en mi trabajo y  olvidarme de las características de supuesta delincuente. Pero yo, no debía de olvidar las circunstancias que allí me llevaban y debía también actuar de una manera fría calibrando mis actos y acciones. Era indudable que Julia me caía bien, se la veía feliz y sentía, por qué no y sin estropear mi profesionalidad, pena por ella en el caso de su detención. Tenía gran curiosidad e interés casuístico el descubrir dónde y cómo almacenaba o gastaba el “cash” de los malos negocios. Los beneficios son altos, se mueve mucho dinero, aunque igual que Andrés, “el tumulto”, sería probablemente una pequeña, pero guapa, pringadilla que solo se llevaría los restos basura que les daba los jefes.

III

Como cualquier día, salió el sol al amanecer y en fila me fui al mercado. Aun soleado, corría un viento frio que me despertó y me preparo para mi jornada laboral, la cual, y como hacía tiempo que no me pasaba, levantaba cierto interés extra profesional en mi, en el agente Alberto.
Allí estaba. Quizás a treinta metros de su puesto, medio escondido. Pasaba mi atención por todas las esquinas del mercado pero siempre había una o dos miradas a la Srta. Martínez. Tuve que salir de mis pensamientos y alertar mi atención cuando la vi venir directamente hacia mi persona. Labios perfilados, ojos oscuros, melena negra y llena de bucles. Coincidimos en la mirada, me sonrió. Fue una decima de segundo, al ser una sonrisa de cortesía. Pienso que no sé fijo en mí. La discreción es un arte en mi trabajo y apenas le deje verme y tampoco vi casi su sonrisa, la cual, a bien seguro, la hubiera, su sonrisa, disfrutado hasta el final. A pesar del mucho tiempo siguiéndola jamás estuve tan cerca. La cara la tenía limpia y la piel sana. Volvió con unas bolsas de hielo. En el camino de vuelta conversó, como hacía casi siempre con Arturo Adeste, el dueño de la pescadería, al cual habíamos investigado y no tenía ningún elemento sospechoso. Aquel honrado hombre tenía una declaración de renta casi perfecta respecto a la mercancía que vendía. Inaudito pero cierto.                             Pasé totalmente desapercibido tras ocultarme. El trabajo es el trabajo, me dije, y aunque me pese limítate a cumplir con él.
En ese momento y a través de mi auricular comenzaron: “sospechoso Andrés García entrando por la puerta de las Vigas”. La tensión subió hasta mi frente. La tenía muy controlada gracias a la experiencia. Cada uno ocupamos nuestro puesto. La puerta tres y cuatro me correspondían, Javier la siete y ocho y Pedro la cinco y seis. Una pareja de la secreta, compañeros míos, deambulaban en el exterior preparados a acudir allá donde les llamaran. A Julia, la Veía de lateral su puesto. Le quedaban pocas calabazas y con resignación pensé que sería las cargadas con la basura, por su efecto pero no por su calidad, pues probablemente sería cocaína virgen.
Hoy llevaba un traje azul oscuro con un estampado de flores azulonas también. Ya se lo había visto alguna vez. Eran mucho tiempo siguiéndola, observándola y su fondo de armario era normalito. Sonreía como siempre. Alegre con los clientes y compañeros. Si, era bonita y agradable. Sentí pena, mucha pena y no paré de pensar qué le había llevado a traficar con cocaína. El dinero es realmente malo, seductor y vicioso. Despachaba justo encima del auto del delito, las calabazas. Verduras rellenas de estupefacientes.
Ya veía a Andrés. Allí se acercaba. Paseando despacito pero, quizás porque yo lo conocía, de forma sospechosa, atisbando a sus alrededores. Bajito y corpulento, cara ancha y nariz torcida. El gusto pertenece a cada uno, pero el estilo no y éste, no lo tenía. Él enfiló el pasillo principal que pasaba debajo de la pequeña nave central y le llevaría directo al puesto de mi más querida, con diferencia, sospechosa.  Giró. Un puesto, Antonia, verduras “susurro”, dos puestos, Antonio González, verduras y fruta, María, verduras y fruta también. Disimulando avanzó entre ellos ojeando la mercancía. Al fin llegó al puesto número tres. Julia, verduras y sonrisas –me dije. Paró justo enfrente de de su puesto, la miro, la sonrió. Ella le devolvió la sonrisa y le preguntó, pues así le leí en los labios –“bueno, ¿qué le pongo?, señor, desea algo, los tomatitos son de la huerta, de aquí, de Valencia y están deliciosos-. “Tumulto”, hizo caso omiso, giró la cabeza y continuó andando. Miré con atención. El resto del mercado desapareció a mí alrededor. Todo se difumino en aquel lugar y sin llegar a pensarlo pues no había tiempo para dedicarme a especulaciones pero me sentí realmente bien. Pensé que ya no tenía que meter en la nevera mi corazón para detenerla, ni tenía que aguantar una expresión de mentira que no había visto en todos estos meses. Así que dibuje una sonrisa con mis labios y seguí atento y observando. Paró en el quinto puesto, el del “perro pulgoso” – pues a fe que así lo parecía- y le miró fijamente. Era el peor delincuente que jamás había visto pues su cara de temor y culpabilidad cuando le daba aquella caja de calabazas. Sólo con su expresión debía de valer para enchironarlo.
Su persecución fue agradable. Con alegría y satisfacción volaba entre los clientes y transeúntes de este mercado, maravillo, bonito, principios del siglo XX pues así me lo parecía esa mañana este precioso mercado. El vientecito de la alegría soplaba en mi cara tras ver que no era Julia la conexión y que su positivismo y felicidad no eran fingidos, quizás impuestos por su carácter pero no actuaba. Seguimos, todo el equipo hasta casa de Alfonso Rodríguez y allí los detuvimos. Vino una patrulla uniformada, hicimos una pequeña entrada forzosa y levantamos un informe y atestado de lo que vimos, lo que había y quién estaba. El juicio fue rápido. Andrés, el pobre camello, cinco años de cárcel, que con sus antecedente iba a cumplir casi con integridad por “intento de venta de la mercancía” cuando el poco más que nada iba a sacar de esta operación, y al gran hijo de puta Alfonso Rodríguez, que, con un, todo hay que decirlo, magnífico abogado, salió, por falta de antecedentes y aludiendo ser simplemente el consumidor, con una gran multa y antecedentes para andarse con cuidado. Para todos los “tiranapias”, “limpialineas” y demás consumidores de la costa, fue una gran noticia. Seguirían teniendo “tema” y material, Rodriguez`s. Vaya basura de gente, como cambió mi idea de las personas cuando empecé a trabajar aquí. Sin embargo, hoy estaba contento por pensar que Julia no había caído y la ambición la dejó quietecita.
Ahora había llegado el momento más importante de toda la investigación. Me quite las esposas del trabajo y salí a cumplir con mis inquietudes, que con los pensamientos que habían estado jugando.
IV

El día, sábado mañana, había salido nublado. Con mi abrigo, es decir, calentito y feliz me dirigí hacia el mercado. Por fin dejaba de trabajar en aquel y podía pasear sin disimulos. Mi subconsciente hacía que en todos mis conversaciones e intentos de compra me asegurara de que estaban viendo claramente mi cara después de evitarlo durante meses. Julia llevaba una chaquetita blanca y un pequeño gorrito de tela del mismo color. Con lo cual su pelo  negro brillaba más.  Una vez estuve  frente de ella, pude apreciar que era más alta. Era delgada y hermosa.
-“¿Cuánto vale el kilo de calabazas?” –no recuerdo cuanto me dijo y yo rápidamente le pregunté
-“¿Usted va a la terraza del “Gallo peleón?”. Este era el sitio donde todos los jueves iba a pegarse unas risas con sus amigas. A la pregunta, me  contesto que si, y haciéndome el despistado, le insistí en algunas coincidencias que no teníamos y que yo hacía suponer. Me valió, todo sea bien dicho el espionaje directo a la que la había sometido y me ayudo totalmente a establecer alguna conexión valida y útil. Me armé de valor en los días sucesivos y aparecí a comprar verdura, sea cual fuere durante algunos días más.
Mi plan era claro, ir al bar, fingiría cualquier escusa para “tropezarme” con ella, comenzaría a hablarle y buscaría cualquier elemento posible para proponerle una cita.
Realmente me estaba enamorando. Desde la distancia la conocí y me gusto. Desde la distancia la comprendí. Estaba loco por sentarme en la misma mesa que ella y sonreírnos.
Allí estaba, apenas a treinta metros de mí. Decidí acercarme paseando muy despacio hacia ella.
Si, si, qué bonita.
Como un ladrillo caído del cielo, oí la voz de un hombre gritando su nombre detrás de mí. Iba vestido de Capitán de barco. Uniforme azul con botones dorados, zapatos negros y muy limpios también y una gorra, bonita eso sí, blanca. Llevaba colgado en el hombro una gran maleta.
Julia se levanto, se agarró las puntas de su chaqueta y comenzó a correr hacia él. Y pasó a mi lado diciendo
“Juan, cariño, tres meses sin verte”
Este Juan se limito a sonreír y a besarla. Había mucho amor, por una parte y por la otra. Se veía.

V

El mundo es, sin duda y de hecho, una tómbola.
No hay coincidencia alguna que no se pueda dar.
Salgamos de las falsas probabilidades. Estas sólo valen para un estudio de colectivos y no de lo individual. Hablando de los individuos y acciones particulares, todo es posible. Da lo mismo que halla una y mil si sólo actúas tú y no hay lectura posterior sobre la multitud. No hablamos de un millón de Julias y de cien mil policías. Éramos sólo ella y yo.
Sentí  tanta emoción cuando vi a “tumulto” pasar de largo de su puesto. Tenía un caminar doblado y cojeaba débilmente. Entonces si que me fije en este pobrecito y lo vi tal y como era. Un pobre desgraciado.  Los cinco años en la “chirona” nadie se los quitaba y además lo engañaron y dejaron tirado a su suerte sus supuestos, en el juicio, colaboradores y compradores y sus jodidos jefes en la realidad. Mientras el “capo” esté suelto como estaba, no hay justicia posible en el resto de pringados.
Siempre, en todos los ámbitos están los listos, que lo son, los listillos, que son desagradables y los tontos, que ambos dos engañan y se aprovechan.
Sin desamores, el amor no tendría valor. El que nunca pierde, no sabe lo que es ganar. Es el orden propio del desorden.
Ya por la noche llegué a casa tras haberme tomado con el agente Ramírez unas buenas cervezas tras, claro está, terminar nuestra jornada de trabajo. No tardé en volver a sonreír. Estaba un  tanto vacunado contra los desamores y contraventuras personales, además que las cervezas me sentaban realmente bien.
Mi cama permanecía vacía y quise verla, a Julia, esperándome en ella. De pie permanecí algún minuto, hasta que sumido ya en la normalidad que mañana iba a desarrollar, me acosté sin sentirme en deuda con el mundo y descansé y dormí muy bien.
             
                                   

viernes, 22 de junio de 2012

COJERA MENTAL


Rozan lo esperpéntico, se pasean al borde del ridículo, hablan con sesgo deficiente, suben y bajan a patadas, están engañados y se creen las tonterías que dicen.
El sistema devora ideas, personas e intenciones pues se amoldan, encajan o se estrujan si son necesarios en el caldo de cultivo.
La estupidez y tontería pendulan a su placer y nuestro hastío a rafagadas en la realidad.
La punta de la calabaza, pues no da para más, son los políticos, los cuales se llevan todas las despectivas y usuales expresiones.
Pero, y además, para hurgar mas en el patetismo, no son sino ratones en manos de intereses particulares y no generales y sociales. Las ideologías han muerto en la economía del mercado. No solucionan nada por impotencia.
Las grandes mentiras son constituidas por pequeñas falsedades -vistas en los comentarios y conclusiones que sacan tanto los políticos como la sociedad general - en ciertas, pequeñas pero muchísimas cuestiones. Nuestra ignorancia nos pierde.
El pueblo vemos esta situación y no entendemos que todos somos participes y pensamos y creemos que la culpa será sólo de los dirigentes.
Es tensar y forzar más la cuerda en su descenso hasta el infierno.
Superemos nuestra cojera mental, tengamos una revolución intelectual pera superar todas nuestras inoperancias.


ACELERAR Y FRENAR



Acelerar y frenar. Antes  iba y ahora vuelvo. Aquí te quedas, que yo me voy.   “ Así va mi coche y mi vida” pensaba mientras estaba en el camino y volvía hacia mis pecados. La tormenta asomaba en el horizonte. Los truenos resonaban en mis oídos. Los rayos dilataban mis pupilas. Emociones, sentimientos, escalofríos y miradas. ¡Donde está el libro pare leerlas!, ¡para interpretarlas! Aquella carretera era enorme, larga, cansina. El viaje eran muchos kilómetros. Cada coche, sus ocupantes, es un mundo inmerso en su particularidad. La vida corre en uno y en el otro. Observarlos es captar su peculiaridad y diferencia. ¿Es una metáfora sobre la vida?, no sé, no sé.

Frené en aquel semáforo. Tras pitarse mutuamente el motorista y el conductor de coche se dieron y lanzaron miradas desafiantes. Antes de calcular las consecuencias por mi parte del enfrenamiento, salieron con el verde.. Miré el móvil. El efluvio somnífero subió hasta mi nariz. Ocurrió, pues había un mensaje de allí ahí. ¡Ah!, ¡El pecado!, Dios ¡cuídame ante ellos! Pero,  diablo, no te olvides de mi y ponmelos delante. Al leer la información sentí las uñas de mis pies y un ligero vaivén del coche que conducía, no sé si por temblor de mis manos o por movimientos vacilantes de mi espíritu. ¿Dejar a mi mujer y excusarme para salir? Aún no lo sabía. Pues en el ligero roció que cubre mis ojos se reflejan y se leen mis pensamientos

Harto de permanecer oculto en mi mismo y tras reflexionar durante el fin de semana había decidido liberar mis pensamientos en cuanto pudiera. ¿a mis amigos o familia? ¿a mi mujer en el lecho?, ¿ellos me comprenderán?, ¿ella se reirá?. No sé. Algunos no piensan ni reflexionan nomás que por resolver aquellos problemas inmediatos de “como”…¡ah!, ¡afortunados!, otros nos sumergimos en la niebla y el frió del “por qué”. El cambio es de por si y por definición espontáneo y  total pues el no-ser y valga, no es.

Descargué el coche, dejé a mi mujer y mi hijo y me dirigí en solitario a dejarlo en el garaje. Paré antes de entrar pues mi sangre me hervía a borbotones por las ganas y ansiedad de leer, otra vez, aquella cárcel que atrapa y atrapaba mi alma. . El hastío cansado de la incertidumbre te invade e inmoviliza.

Sin duda, y quien no lo afirme se equivoca, la dudabilidad sobre todas las conclusiones, decisiones o demás es totalmente constitutiva. La infabilidad es una utopía. Es un rumor. Es un deseo lejano. Pero, si la evolución propia no es sino la búsqueda de aquella situación estable y con visos de continuidad, que sentido tiene introducir las dudas existenciales en nuestra esencia si es sinónimo de estancamiento. ¿Quizás son buenas?. ¿Y necesarias? ¿por qué nuestra sabia naturaleza lo ha hecho? Unos van y otros vienen, aquel tiene frió y este calor, mi vecino no quiere comer más gambas y mi conocido de la calle, vendería a su perro amado por un puñado de ellas. ¡A buenas horas, mangas verdes!

Aquella ya noche y a la vuelta de allí, me costó mas de lo habitual subir las escaleras.

martes, 19 de junio de 2012

MICRORELATO

Veo  junto al reloj de Andres unos números grabados en su piel, y en el giro que estaba haciendo mi cabeza, me detengo, los observo, y me zozobro en el mareo al descubrir que era el teléfono de  la difunta  Blanca. Arrastrado hacia la sorpresa, quiero que todo sea un sueño que muera en el olvido. El juez me señala, el jurado me mira, el abogado me pregunta, el tiempo se para, la estancia gira, y a la par resuenan  en mis oídos las palabras de Andrés, anoche, diciéndome que no la conoció. Lagrimas de impotencia caen pesadamente sobre el engaño y la mentira.

DESHUMANIZACIÓN


I
Es evidente que por el camino marcado en la manera establecida de funcionamiento y relaciones humanas, ya sean sociales, personales, o económicas, nos lleva insolublemente a la deshumanización.
Es fácil de concretar los valores y objetivos sobre los cuales pendula nuestro existir y también es sencillo concluir que los motivos de funcionamiento solo enriquecen al propio sistema y empobrecen nuestra naturaleza y esencialidad.
El aspecto ético si que avanza, pero va hacia adelante sobre normas de pura acción social-normativa y ninguna convicción moral.
El sistema se agota.
Las razones de funcionamiento se han quedado obsoletas.
El comunismo es inllevable, el capitalismo nos deforma; o es el estado que se impone o es el mercado quien nos domina.
El individuo se difumina.
Las personas dejamos de decidir sobre nuestro futuro.
El cambio es necesario pero ordenado, con fines objetivos y conscientes.
II
La solución debía de venir y estar en manos de los dirigentes; o bien los palpalpables o bien los facticos. Es decir o la política o los elementos endémicos, es decir, las fuerzas económicas.
Los primeros son unos grupos de engañados por el poder y tentados, corrompidos por el dinero, que mas que ayudar, perturban, ensucian y molestan.
Las fuerzas primeras, las económicas, el baile del dinero, son muy listas y actúan dentro del sistema, con normalidad y legalidad. Estas van deformando el futuro.
Vemos con absoluta normalidad los actos racionalmente ridículos pero que están totalmente enmarcados en la sociedad.
La acción, visión y objetivos, en el campo empresarial actúan, pues así se permite dentro del marco y estructura legal.
III
Me cubro de vergüenza cuando oigo a la clase política vociferando mentiras, conclusiones interesadas o verdades escondidas y,  como puntilla, toman al pueblo como tontos e ignorantes.
Votamos, pues sentimos la obligación dentro de la democracia y por las ansias de cambios. Si solo fuera por su presencia y el contenido de sus discursos,  lo que nos llevase a salir de casa a votar, el tanto por cien de los que saliésemos se dividiría, digo yo, entre seis al menos.
Los excluidos, auto o por diferentes razones, del funcionamiento social, no traerán los cambios.                     La protesta de esta manera solo produce más desequilibrios sociales que son más perjudiciales para los individuos.
El cambio ha de ser ordenado y profundo.
No formal, sino básico y esencial.
No es una corbata o pendiente, son unos valores formadores y constitutivos u otros.
IV
La solución es difícil y complicada.
No es el darle la vuelta a la tortilla, sino que además hay que cambiar la sartén.
Digamos y por ejemplo que la máxima competitividad sin más razón que ella misma, enajena al individuo.
  La ambición material no satisface ni justifica la vida de una persona allá, en los albores de su vida.
La formación espiritual, vital, social y cultural permite a las personas, realizarse como tales.
El ser humano tiene una diferencia abismal con el resto de la naturaleza que lo engendro.
No la imitemos y actuemos tal y lo que somos.

lunes, 18 de junio de 2012

SORPRESAS


        Atardecía y, al estar en invierno,  apenas quedaba ya espacio para la visión. Las luces del escenario del teatro al aire libre en sus diferentes colores, daban a la escena, un aspecto matutino.
A mi lado había una señora un tanto gruesa, vestida con un traje de color crema y llevaba los labios pintados y perfilados. Las pestañas las lucia tan largos como el historial de multas de alguno, que son muchas.
A mi izquierda, a sea, en el otro lado había un hombre muy varonil con un bigote desmesurado, un tanto grueso y con un traje de chaqueta realmente feo.
Mi interés se limitaba a la curiosidad por vivir de cerca ciertas circunstancias, como estas en este caso.  No era una acción ideológica pues ya sentía entonces gran hastío por los políticos.
Estaba acabando su intervención Trapatero. Era su discurso de despedida. Dejaba la presidencia.
La mujer de mi derecha tenia los ojos lagrimosos y los labios quizás un tanto torcidos. La emoción le rasgaba la túnica. Estaba viviendo la despedida de Trapatero.  Pareciase  como si esta señora hubiera tenido aventuras sexuales,  en su cama o el encima del propio atril del escenario con el ya antiguo presidente. Era su despedida y los últimos episodios sentimentales trascurrían.
Chupaba un puro apagado, afirmando cada una de las ideas del locutor y temblando entre los aplausos su gran barriga, afirmaba continuamente las palabras de Trapatero como si antiguos compañeros del colegio fueran. La ideología le corría con forma de sudor por la frente. Por sus comentarios, deduje que su padre había luchado en la guerra civil y había adoctrinado correctamente a su hijo, a él. Este hombre creía saber donde estaba el bien, pero y además no perdonaba lo vendido como mal. Se imaginaba a Trapatero y a él junto a Azaña.
El asunto se acababa y empezó a nombrar a su sucesor. Apareció Salgido y los vítores volvieron,  pues, este último empezó a subir las escaleras del semianfiteatro. Se fueron acercando poco a poco, con una gran sonrisa, lentos, despacio y  mirándose a la cara.   Trapatero, con su apurado afeitado, apartó a un lado el atríl con el discurso y cogió con las monos a Salgido por los hombros, y este, a su vez le cogió de los brazos.
El tiempo comenzó a pararse, y se termino justo en el momento en el que los dos candidatos se besaron, con  mucha pasión y guarería en la cima de los peldaños del escenario. Se dieron el gran lotazo morreandose llenos de placer.
El color pálido del traje de la señora de mi izquierda, pareciase un jardín de colores comparado con el tono de su cara. La boquita la tenía abierta y el café se estaba derramando por su falda, color crema también.
El hombre machote de mi derecha, pareciase una amapola blanquita, como un suave cactus sin espinas, como un león sin  melenas. Su bigote y él estaban avergonzados. Con el puro estaba quemando y agujereando el abrigo de la señora de delante.
El silencio fue gélido y total. Habían sesenta mil asistentes y sólo se oían susurros de falta de oxigeno.
El espectáculo fue indefinido y el torrente de reacciones inundó toda, todita España de mi corazón.
La vida no tiene forma definida. Aquel que  habla de destinos miente. Las sorpresas son el pan de cada día. Hay que ordenar correctamente esto que es Nada.

COMMENTS



El saber él por qué de cualquier dato nos ayuda, en principio a poder realizar mejor la interpretación de él, pero no significa que su ausencia absoluta impida su completa definición. Una cuestión, un dato, un hecho que, sin duda alguna ha sido mas veces cuestionado, es la concepción de la vida. El resultado, no ha sido, al menos a nivel teórico definitivo, pero, a nivel real ha sido, sin duda útil y progresivo. El  proceso indica, entonces que el saber un por qué claro y distinto no es necesario para la evolución y ahora, ya sin ver los datos estadísticos te encuentras con la imposibilidad de encontrar un camino único y necesario y que solo ocurre una vez entre unos hechos. La explicación física encarna todos los problemas y buscando un por qué metafísico te encuentras con un numero incalculable de distintas explicaciones.
 El no saber la razón de la existencia, no impide una correcta realización de ella, estudiando, analizando como se desarrolla. Si, pero esta realización no se debe de estudiar desde un propio desarrollo físico, numérico o estadístico, sino en aquella dimensión, allí donde se encuentra, en su relación con los demás, La relación entre los seres humanos es la vida, y ¿cómo se ve?,¿cómo se siente?...cuando se habla, pues entonces se describe a la vida.

jueves, 14 de junio de 2012

AUTENTICIDAD


¿Quieres ser feliz?
Ten calidad de vida y estabilidad mental.
¿Y esto qué es?
Esto es, actualmente, fresas para los cerdos o guantes para los pájaros.
¿Por qué?
Porque aquello que no tenga peso y volumen es de por si algo insípido en la comida de la vida.
Hablar en estos términos es una autentica locura y un ejercicio de marginación.
¿Quién se preocupa por estos conceptos no barajados actualmente con el fin de la felicidad y realización personal?
Nadie sino se pueden tocar.
Hablemos de coches, de la apariencia física, de la bellos labios, del brillante diamante, de la risa fácil, de la preocupación mínima, de mis casas, del engaño del dinero, de la mentira de lo puesto, del disimulo, de la falsedad y otras muchas cosas que son defectos y motor del mundo actual.
Ahy¡, si alguno se nos ocurre, aquí y ahora, España siglo XXI, hablar sobre lo fundamental que es el tener un equilibrio mental para disfrutar de tu persona y no esconderte en los divertimentos que te imponen los demás.
Vivir sin pensar te piden, aceptar solo lo que te muestren.
Si en tus razonamientos vas mas allá buscando una explicación que alcance algún filamento espiritual, vital, de tu persona, la mirada colectiva se posicionará detrás de una sonrisa de ternura frente al perdido.
¿Felicidad?, ¿queréis felicidad?, si no pensamos en nosotros y en nuestro equilibrio será imposible.
Nos guste o no, nos diferenciamos de los chimpancés por nuestra capacidad de contemplar el mundo y meditar sobre él, observar nuestro interior y reflexionar. Los simios también disfrutar con el placer procurado a sus sentidos; con un platano unos y con una cigala los otros. El resultado es, exacta y concretamente, el mismo.
Mis errores son máximos, pero no ahora.
La razones por la cual he llegado aquí, pueden ser tres, o bien mis pocas posibilidades a los bienes materiales, o bien mi educación, o bien, y atentos, a mis genes.
Sean cuales fueren, ahora ya no puedo volverme atrás y tengo muy asumidas mis palabras pasen o vengan cambios a mi vida.
En ocasiones tiemblo ante la tentación de ponerme el pasamontañas, esconder mi razón y comenzar a comer plátanos sumergido a través de mi ignorancia en el más completo error. El siglo XXI está lleno de chimpancés con pantalones de tela.


miércoles, 13 de junio de 2012

PERROS


Todo empezó cuando a uno de mis hijos pequeños en un ataque de máxima diversión se lanzó del carrito y empezó a rodar por la acera, sumergido entre más y más sonrisas cada vez. Mi felicidad era grande hasta que fui consciente que para levantarse apoyó las manos cerca de una farola y sobre los restos y colorido del orín de algún bello perrito.
Es un puro ejercicio de inocente inconsciencia que la sola medida de la recogida de forma manual y con bolsitas de excrementos es una solución higiénica correcta.
Lo único que limpia es la conciencia de algunos sujetos en cuestión.
Hay miles de perros, con sus cientos de miles de excrementos y orinas que corrompen, ensucian y contaminan el material, como el metal de las farolas, que no están preparados para absorver y disolver los elementos en estado putrefacto que son.
Como premisa fundamental partamos de la base que amo, quiero y respeto a los animales mucho, sin duda mas allá de la media. Pero y en esto no tengo dudas, hay una inevitable jerarquía en la importancia de las cosas y el uso que hagamos de ellas. Tenemos un orden en el uso y colocación de los valores.
La higiene, es decir la salud, humana está bastante por arriba que el amor a los animales.
Desde la ventana de mi casa (barrio medio en la ciudad de Valencia) se ven todas las farolas y esquinas con una capa ennegrecida de los orines de los perros y a lo largo de la calle dos o tres caquitas.
La contaminación y el desuso anula nuestra capacidad olfativa. De vivir en la ciudad se nos empobrece de ahí que no podamos ser casi conscientes del olor a putrefacción y demás de los ya dichos en repetidas ocasiones, excrementos.
Solución y mas que me duela será o no perros en la ciudad o normas radicales y inflexible bajo grandes multas para que se orine y demás en lugares apropiados. Pero no recomendación, sino orden legal bajo una enorme sanción.
En otro momento y desde mi modestia me hubieran preguntado la solución, muy probablemente hubiese dicho la prohibición de los deliciosos, nobles y magníficos (esto no es ni ironía ni cinismo) perros en la ciudad.
¡Cual palabra mas fea!, ¡prohibición!, ¡mi libertad!, si, pero también pienso que hay que actuar ante la falta de civismo de algunos y algunas, aun que, y para no variar, siempre pagan unos por el mal de otros-

martes, 12 de junio de 2012

LA BELLEZA




Por definición, escribo para los demás.
Por defecto me hablo a mi mismo.
Por corrección tacho, arrugo, me alejo y empiezo.
El salir de nuestra individualidad es difícil. El hablar hacia los demás es un asunto indefinido de por si.
Es difícil imponer la sinceridad a la intencionalidad.
La sinceridad te lleva directamente a la belleza, la intencionalidad la niega en su búsqueda.
La búsqueda de la belleza no puede ser un asunto estudiado para coaccionar y obligar a querer.
Estamos sometidos a muchas presiones para que tampoco dejen crecer a la belleza, cuanto y como ella quiera.
Mi corazón se abre ante sus historias y reflexiones.
Mi alma medita sobre su utilidad
La razón le da fundamentos
El fin es la belleza
Esta no tiene forma y no ocupa lugar. Es ingrávida  e  intemporal
Si actuamos con intención en su búsqueda cogemos y nos metemos en el camino la via porcus
¡Sacadme de mis intereses y dejadme navegar en el mar de la belleza, para que mi barco no vaya a ningún lado y se deje arrastrar por las olas de la hermosura!

POESÍA. EL TIEMPO


El tiempo cae con el atardecer
mientras las últimas aves de mis pensamientos
escapan, vuelan y se ponen
con el sol por el lejano oriente

Al hundirse en la línea de mi vista
mi corazón y sentimientos despegan
entre la incomodidad y sinrazón
de eso que no tiene que ser y que fue.

En esto, llega el tiempo real con la sucesión de acontecimientos
amanece y el raciocinio ataca e invade
las lineas de poesía caen en,
el orden, la clarividencia y la desavenencia.

Dejadme, por favor, arar las tierras de mi corazón.

lunes, 11 de junio de 2012

ESCRIBIR EN EL MOMENTO


Es indudable que el tono, el tema, la forma y el asunto de aquello que escribas, depende de tu estado anímico. 
Si está tranquilo, las aventuras y situaciones rocambolescas surgirán entre tus emociones, tomarán la forma de las palabras y te embarcarás en un viaje, normalmente sin fin, pero si, por los grandes océanos de las acciones y circunstancias. El encuadernista de la editorial, vuelve a su café a charlar y confesar sus inquietudes. En tercera persona, como espectador y narrando acontecimientos.
Pero no siempre es así, y la diferencia se se encapsula en una o dos partes.
Tienes el corazón oprimido y perdido por algo que te hicieron y escribes despacito, con pesadas palabras, sin emoción pero con mucha necesidad. La desesperación te hace creativo y soñador pues llena tu boca de cobardes metáforas que no se atreven a decir la verdad.
Tu esperanza ha subido, por lo que fuere, y encuentras la figura con la que soñaste, que podrá tener acción, es decir, actividad, historia, y a su vez, en ella, puedes poner y escoger tus pensamientos. Escribes sin complejos ni dudas. Pero esto no es un acto de inspiración es un trabajo literario.
Hay momentos y lugares donde juega tu corazón y tu propia y diferenciada idiosincrasia, te lleva lejos, digamos a la poesía.
Los ensayos filosóficos que son mi  amor, son lo mas difícil.

miércoles, 6 de junio de 2012

CAFÉ IX



                   Andrés entraba cabizbajo.
                   Claramente sus pensamientos estaban en otro lugar pues se tropezó con el mil veces pasado pequeño escalón de la entrada y aparco, en la caída, en el pecho de María.
                                - Gracias María.¡por fin me siento bien recogido aún siendo por dos pechos sin alma ni corazón!
                                - Pero ¿qué me cuentas?, eres un tanto extraño  confeccionando las portadas de los libros, tienes muchas peculiaridades a la hora de decorar y configurar la maqueta última, eres algo incomprensible en algunas conclusiones, pero amor, aquí ya te pasaste.
                                - Si,si si pero aquí o eres uno más del ingrato e infertil montón o tus posibilidades de integración son, al menos, menores.
                                - Pero, ¿de qué me hablas?, ¿de la Filosofía?
                                - Si y déjame que te diga que vitores de alegría oigo cuando viene, camiones de trigo para pan,  pues nuestra esencia explota en nuestro interior cuando pensamos, nos re-humanizamos con cada conclusión.
                                 - Pero Andres, si tan dificil es ¿a donde te lleva?
                                 - María, déjame que te diga que el  puerto de llegada es importante pero no decisivo. Es en el camino donde el tiempo se hace tuyo y el color nace en la  realidad.
                  Aún tratando de dominarlo, a Andrés, desde siempre, la emoción de lo sentido se revelaba en su cara. Cerraba con arte pero sin disimulo, sus ojos al hablar y dibujaba con sus manos, situaciones espaciales con el fin de dar orden a sus expresiones.
                                 - Y ¿donde estriba la diferencia?
                                 - El meditar es el momento del punto de inflexión, en el cual y realizando una hipérbole, se escapa nuestra mente de la realidad. Mas vale estar perdido pero sintiéndote las piernas que estar cómodamente sentado pero sólo con movilidad de los dedos para el mando a distancia.
                                 - Cierto es, Andrés, pero ¿darás de comer a tus hijos con las reflexiones y tu crecimiento personal?. Pensar en los problemas es fácil, pero dar la solución sólo está en manos de algunos. Déjate de cambios imposibles.  Qué quieres, ¿revolución?
                Con la palabra revolución la cara de Andrés cambio  y se trasformo, en una expresión de  desconfianza.
                                  - No, Maria, no, la revolución es un termino de desorden. Las cosas no se crean de la nada. Se trasforma lo que hay y se le da un sentido de continuidad al cambio.
                 María miró el reloj y partió rápidamente a su puesto de trabajo. lo primero es lo primero, le dijo antes de irse. Andrés se quedo disfrutando y saboreando los últimos sorbos de su infusión. "Orden, desorden, cambios, alegrías, angustias, esto es la vida y sino nos aburriríamos en el astío del orden.  Pronto volvió a pensar en de qué material encuadernar esta última y lujosa edición del Tirant lo Blanc. En estos pensamientos, dejó el cafe.

viernes, 1 de junio de 2012

NÚMEROS





Los datos marean
las cifras engañan
los tantos por ciento son mentira
y las probabilidades son nuestro engaño.


Cansado estoy de escuchar cifras monolíticas
explicaciones que pendulan con los números
Conclusiones obtenidas de una supuesta razón cuantitativa
que no son y que son nada.


Tocan la orquesta con millones
cuando yo no interpreto ni la flauta con diez.
Es dinero inexistente
y deudas palpables.


Huimos cada vez mas de la individualidad
las cifras de un dígito desaparecen
ya no significan nada
los millones de euros valen mas que el amor.


Sólo me arrimo a contar cifras gigantescas
cuando y entonces
hablan tanto burro 
y lleno las alforjas de rebuznos.


Animemos a la unidad personal
fomentemos nuestra entidad propia
crezcamos en nuestra singularidad
y realicemosnos desde la diferencia.


Perdemos nuestra razón de ser al cubrirnos de cifras inmensas
ni el dos del matrimonio encierra al uno de tu persona.