miércoles, 6 de junio de 2012

CAFÉ IX



                   Andrés entraba cabizbajo.
                   Claramente sus pensamientos estaban en otro lugar pues se tropezó con el mil veces pasado pequeño escalón de la entrada y aparco, en la caída, en el pecho de María.
                                - Gracias María.¡por fin me siento bien recogido aún siendo por dos pechos sin alma ni corazón!
                                - Pero ¿qué me cuentas?, eres un tanto extraño  confeccionando las portadas de los libros, tienes muchas peculiaridades a la hora de decorar y configurar la maqueta última, eres algo incomprensible en algunas conclusiones, pero amor, aquí ya te pasaste.
                                - Si,si si pero aquí o eres uno más del ingrato e infertil montón o tus posibilidades de integración son, al menos, menores.
                                - Pero, ¿de qué me hablas?, ¿de la Filosofía?
                                - Si y déjame que te diga que vitores de alegría oigo cuando viene, camiones de trigo para pan,  pues nuestra esencia explota en nuestro interior cuando pensamos, nos re-humanizamos con cada conclusión.
                                 - Pero Andres, si tan dificil es ¿a donde te lleva?
                                 - María, déjame que te diga que el  puerto de llegada es importante pero no decisivo. Es en el camino donde el tiempo se hace tuyo y el color nace en la  realidad.
                  Aún tratando de dominarlo, a Andrés, desde siempre, la emoción de lo sentido se revelaba en su cara. Cerraba con arte pero sin disimulo, sus ojos al hablar y dibujaba con sus manos, situaciones espaciales con el fin de dar orden a sus expresiones.
                                 - Y ¿donde estriba la diferencia?
                                 - El meditar es el momento del punto de inflexión, en el cual y realizando una hipérbole, se escapa nuestra mente de la realidad. Mas vale estar perdido pero sintiéndote las piernas que estar cómodamente sentado pero sólo con movilidad de los dedos para el mando a distancia.
                                 - Cierto es, Andrés, pero ¿darás de comer a tus hijos con las reflexiones y tu crecimiento personal?. Pensar en los problemas es fácil, pero dar la solución sólo está en manos de algunos. Déjate de cambios imposibles.  Qué quieres, ¿revolución?
                Con la palabra revolución la cara de Andrés cambio  y se trasformo, en una expresión de  desconfianza.
                                  - No, Maria, no, la revolución es un termino de desorden. Las cosas no se crean de la nada. Se trasforma lo que hay y se le da un sentido de continuidad al cambio.
                 María miró el reloj y partió rápidamente a su puesto de trabajo. lo primero es lo primero, le dijo antes de irse. Andrés se quedo disfrutando y saboreando los últimos sorbos de su infusión. "Orden, desorden, cambios, alegrías, angustias, esto es la vida y sino nos aburriríamos en el astío del orden.  Pronto volvió a pensar en de qué material encuadernar esta última y lujosa edición del Tirant lo Blanc. En estos pensamientos, dejó el cafe.

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