jueves, 14 de junio de 2012

AUTENTICIDAD


¿Quieres ser feliz?
Ten calidad de vida y estabilidad mental.
¿Y esto qué es?
Esto es, actualmente, fresas para los cerdos o guantes para los pájaros.
¿Por qué?
Porque aquello que no tenga peso y volumen es de por si algo insípido en la comida de la vida.
Hablar en estos términos es una autentica locura y un ejercicio de marginación.
¿Quién se preocupa por estos conceptos no barajados actualmente con el fin de la felicidad y realización personal?
Nadie sino se pueden tocar.
Hablemos de coches, de la apariencia física, de la bellos labios, del brillante diamante, de la risa fácil, de la preocupación mínima, de mis casas, del engaño del dinero, de la mentira de lo puesto, del disimulo, de la falsedad y otras muchas cosas que son defectos y motor del mundo actual.
Ahy¡, si alguno se nos ocurre, aquí y ahora, España siglo XXI, hablar sobre lo fundamental que es el tener un equilibrio mental para disfrutar de tu persona y no esconderte en los divertimentos que te imponen los demás.
Vivir sin pensar te piden, aceptar solo lo que te muestren.
Si en tus razonamientos vas mas allá buscando una explicación que alcance algún filamento espiritual, vital, de tu persona, la mirada colectiva se posicionará detrás de una sonrisa de ternura frente al perdido.
¿Felicidad?, ¿queréis felicidad?, si no pensamos en nosotros y en nuestro equilibrio será imposible.
Nos guste o no, nos diferenciamos de los chimpancés por nuestra capacidad de contemplar el mundo y meditar sobre él, observar nuestro interior y reflexionar. Los simios también disfrutar con el placer procurado a sus sentidos; con un platano unos y con una cigala los otros. El resultado es, exacta y concretamente, el mismo.
Mis errores son máximos, pero no ahora.
La razones por la cual he llegado aquí, pueden ser tres, o bien mis pocas posibilidades a los bienes materiales, o bien mi educación, o bien, y atentos, a mis genes.
Sean cuales fueren, ahora ya no puedo volverme atrás y tengo muy asumidas mis palabras pasen o vengan cambios a mi vida.
En ocasiones tiemblo ante la tentación de ponerme el pasamontañas, esconder mi razón y comenzar a comer plátanos sumergido a través de mi ignorancia en el más completo error. El siglo XXI está lleno de chimpancés con pantalones de tela.


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