Es lucha histórica como llegar a ella.
Ésto, ya aceptado, es rechazado con violencia por
algunos.
Lo normal, lo razonable, tiene un comienzo y antes se
actuó fuera de ello.
El problema se refleja y comienza en definir cual es el
camino. Ver, si la razón nos lleva a la dirección donde vive la verdad.
El pensamiento mítico de Homero gobernaba el mundo con
fuerzas personalizadas.
Sócrates suelta a la razón que cose los retales de la vida
con entidades abstractas.
Jesús, diviniza nuestro mundo.
La Ilustración nos enseña que la razón es el camino y
método correcto.
Hegel es encarcelado por la lógica.
Nietzsche se rasga la túnica y detesta y denuncia la sumisión
a la nada.
Sartre nos lleva a la angustia cuando el primer empuje
producto de la razón se queda sin fuerza y la explicación para.
Así fue y ha sido en la historia del pensamiento.
Las tornas comienzan a cambiar ante la dificultad de
sentir satisfacción, coherencia y serenidad en nuestros razonamientos con
nosotros y de nosotros.
Nos movemos entre el desorden pasional de las personas y el orden lógico impuesto por la razón.
¿Cómo hacer que la razón no nos vacíe ni con la pasión
nos invada el descontrol?
Dificultades e imposibilidades hay muchas, de hecho es un
asunto inherente a nuestra realidad en la que, y por esencia constitutiva, la
perfección no existe.
Y en este asunto
la dificultad se eleva a la potencia.
Quizás, y sólo quizás, la solución esté en la Iliada.
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