Estaba
Sufriendo aquella mañana entre los apretones y empujones de la vida, cuando la
inspiración llegó.
Cual
soplo de viento, el pensamiento aquel, liberó mis espaldas de la pesadez de la
incomprensión y la negativa a aceptar.
Dejé
de llorar en la soledad por el lastre de lo irresoluble y liberé a mi espíritu
cuando acepté mis creencias del debe, a
sabiendo que no eran más que el sueño de lo que no es.
Inundado
en las aguas del hastío, mi barco de la imaginación encalló en la jornada
laboral de ese día.
Leí,
cuando llegué, a los pensadores, pero ninguno me dio el motivo de satisfacción.
Ante
esto, acepté la irresolubilidad en un sentido pleno que no existía ayer.
La
filosofía seguís siendo aquello que oxigenaba y cuidaba mi cerebro, pero nada
más, ya fuera como nadar para mantener tu salud.
Cada
día, me desplazaba más hacia el arte y la belleza como elementos de calma y
asunto y motivo de mi realización.
Si
no puedo dar con la explicación, será porqué es demasiado grande o porque no
la ves dentro de su obviedad.
Ego
solución y la filosofía y arte, como trampolín existencial que te acompañe en
el camino.
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