martes, 7 de mayo de 2013

NIVEL ANTROPOLÓGICO


            
            Escribir filosofía a nivel Antropológico es más complicado que hacer una descripción o dilucidación Ontológica o Gnoseológica de un objeto, sea cual fuere, externo al sujeto pensante.
            Cuando el objeto a juzgar y el pensador, se mezclan, el problema a resolver o el asunto, se duplican.
            ¿Hasta qué punto mis sentimientos y conclusiones vitales son válidos fuera de mi persona?
            Si reflexionamos sobre la vida ¿cómo será la apreciación propia e individual de unos respecto a los otros?
            Dada la variabilidad propia de cada uno ¿llegamos a algún punto en el cual quede  fuera del movimiento, el estado sentimental, anímico, vital imperante en tu persona?
            ¿Son un espejo, como cada uno, del término conceptual de Humanidad?
            Hay una serie de elementos compartidos entre todos, pues tenemos unas relaciones e interdependencias sociales, familiares, personales, sentimentales y otras, pero hay unos instantes en los que te pierdes entre los pliegues de tus pensamientos y crees que estos llegarán a finales, suspensos en tu mirada y conclusos entre tus dedos.
            Entiendo que si  no son asuntos Gnoseológicos, digamos operaciones lógicas o una Ontología, metafísica pura sobre el ser, las conclusiones a las que se llega, calibrando y juzgando acciones a nivel humano, están fuertemente sujetos a tus acciones e idiosincrasia propia que vician el resultado de ellas.
            ¿Cómo conseguir una objetividad cuando el medio de información eres tú mismo y tus pensamientos?
            Pero, ¿soy objetivo pensándome?
            ¿Me analizo justamente a mi mismo?
            ¿Puedo generalizar estas conclusiones sobre mi persona?
            La solución se me antoja difícil, pues ni siquiera el reconocimiento sobre lo escrito significa ninguna verdad en él.
            La única vía en el camino de la solución, estriba quizás, en meternos a todos en el mismo saco. Es decir, aceptar que estos vaivenes en mis pensamientos son lo que ocurre en cada persona que para y piensa. Es más, darle una realidad Ontológica a las dudas como elemento constitutivo de nuestra realidad.
            Quizás también, el hacer Filosofía no sea encontrar soluciones que no las hay, sino sea hacer un viaje, un camino, interesante, fructífero y bonito entre las dudas propias formadoras de nuestra existencia.

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