sábado, 25 de mayo de 2013
HOMO SAPIENS SAPIENS Y SU INADAPTABILIDAD SOCIAL.
Y vino Darwin, nos abrió los ojos y nos dijo que con la imposibilidad de funcionamiento de ciertas características y la imposición de las otras por su mayor capacidad reproductiva de sus poseedores, los seres humanos, en este caso, fuimos evolucionando.
Pero, ¿en qué circunstancias se produjo, entonces, la situación final evolutiva del ser humano?
Hubo un momento en los que las personas dejamos de huir y dejarnos llevar por la naturaleza y comenzamos a enfrentarnos a ella, teniendo toda la descendencia que pudiésemos o quisiésemos y no la que la naturaleza nos permitiera. Nos reunimos, nos defendimos, comenzamos a cultivar y otra cuestiones y la evolución humana, es decir, la selección genética, echo los frenos.
Hace 50.000 años, llego el Homo sapiens sapiens y aquí nos quedamos.
Y fue allí donde nos dejamos de evolucionar al ritmo de la naturaleza cuando ya no estábamos sujetos a unas condiciones físicas necesarias para vivir.
¿habian grifos en casa?
No y teníamos que andar, imagino que bastante en ocasiones, para buscarla.
¿tenían algún medio de comunicación que no fueran sus robustas piernas?
Tampoco, un pie tras el otro.
Dejamos de evolucionar pues ya no había un medio selectivo pero nos quedamos con unas características físicas muy concretadas y determinadas. Compartidas ahora y entonces.
¿Tenemos, en la actualidad, alguna similitud en nuestros avatares de la vida que entonces lo tenía?
No.
No hay ninguna posibilidad de actuación, pues, y afortunadamente, ya no hay ningún tipo de elemento que permita la trasmisión de un tipo de genes más convenientes en está sociedad actual.
Si debemos de estar 8 horas sentados en la silla del trabajo ¿no es mejor tener la espalda recta en vez de curva?, sí, ¿dejaremos de tener la espalda curva por un hecho selectivo? no.
¿nuestro cuerpo está preparado para la inactividad que nos persigue?, ¿cabe alguna manera de prepararnos biologicamente en nuestros descendientes para que esta virtud tengan?
No, pues cuando dejamos de cambiarlo, todavía teníamos que huir a diario de animales o recorrer largas distancias para conseguir agua y con la posibilidad de hacer estas, digamos dos cuestiones, nos quedamos y estamos preparados geneticamente para hacerlo.
Somos y estamos esclavos de nuestra sociedad, de nuestra agrupación y estamos ahogando nuestra naturaleza física y primera
No estoy haciendo metafísica sino pura y dura biología.
Sino ando un número de kilómetros o me mantenga erguido tantos horas, es nuestro cuerpo, y como consecuencia directa, nuestra persona, quien sufre pues no estamos preparado para ello.
No es un hecho de elección vital o estética, es una necesidad del funcionamiento corporal.
¡Cuando nos daremos cuenta que vivimos sujetos a unos genes que nos formaron, hace ya 50.000 años y que ahí se pararon¡
Desde luego, por nuestras peculiaridades por ser autoconscientes de nosotros mismos que nos diferencia del resto de los seres vivos, siempre encontraremos nuestra realización personal, pues así somos por esencia, en la vida social, grupal, compartida, pero hemos olvidados demasiado pronto que tenemos una base física que hay que respetar.
¿por qué tengo una gran barriga y un gran culo cuando no quiero?, porque tu cuerpo, entonces, atrás en el tiempo, ante la irregularidad de la alimentación acumulaba grasa, que por la propia actividad, rápidamente era consumida, pero y siempre, lo que antes era una ventaja biológica, ahora, con la vida sedentaria que llevamos, ya no es un hecho, que cuando llegó si que lo era, óptimo para nuestro funcionamiento.
Vivimos dentro de un cuerpo que no surgió sentado ante un ordenador y bien quietecito en la mesa.
Evolucionó, entre las épocas glaciares, huyendo, en tropa de los felinos que nos perseguían o en su defecto persiguiendo mamuts para alimentarnos y abrigarnos.
Invertamos en nuestra vida social, pues de ello depende nuestra realización, pero no nos olvidemos, nunca jamas, de donde venimos.
Urbi et orbi os digo (no en el ágora Griega ni en una tarima al Romano sino en la quietud y soledad del conserje) ¡moveos!, pues estamos programados para ello.
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