Esfuerzos
enormes y gigantescos he de hacer para no manifestaros directamente mi parecer
por situaciones y personajes actuales, reales y vigentes. ¿Por qué?, porqué las
conclusiones que trate de cristalizar serán siempre leídas desde unas gafas ya
graduadas.
Me
será totalmente imposible escribir sobre, digamos y sólo digamos, el presidente
de mi país, fuera el que fuese, tanto el país como el presidente sin emitir
algún juicio de valor escondido y disfrazado en mi persona que yo mismo
desconozco y sin ser recogido por un posible lector, el cual sea muy consciente
de sus pensamientos de esas buenas personas convertidas en mono o mona, con todo mis respetos a esos primates,
al dirigir su, mi país.
Quizás
sólo pueda ser objetivo, si hablo sui generis y esbozo mis pensamientos sobre
esta mal llamada democracia que sufrimos, y déjense ya de apelarla como mal
menor.
Siquiera
diré cuál sería la forma de convivencia social que yo escogería, pero si os
diré un par de cuestiones.
Primero,
su necesidad. Es evidente, claro y distinto que estos montantes sociales que
tenemos funcionando bajo el nombre de democracias producen unas disfunciones
que exigen un cambio. Las hay peor, si claro, pero ello no justifica nada,
absolutamente nada.
Segundo.
Es un hecho claro que aquellos que detentan el poder y disfrute de la
situación, jamás, nunca jamás promoverán ni empezaran cualquier mejora en el
funcionamiento del sistema que provoque un cambio en su gran estatus social.
Esto hasta los más tontos deben de entenderlo.
Tercero.
La imposición del cambio, en ningún momento, nunca en ningún momento debe ser
impuesta de un modo violento pues estos caminos no producen sino más que la
negación per se del resultado.
Cuarto,
desconozco de momento y sólo de momento, como articular y como hacerlas públicas
y extensivas, la solucion que tuve “la otra noche en un sueño”, como hacía
referencia aquél (Discurso del Método. Rène Descartes)
Y
quinto, aquel que pueda que lo haga. El poder es querer y no veo ninguna dificultad
metódica para que lleguemos a algo mejor.
(Y
esto me suscita la cuestión si el funcionamiento de la relación existente entre
las personas ya impuesta, autoconsciente, que funciona por sí sola y que es independiente de la voluntad de los
propios individuos formadores podrá cambiarse y dejara de dominarnos y nos
dejara elegir. No soy un demagogo, estoy haciendo ciencia.)
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