Pienso ese momento, aunque no me lo crea nunca, que el
gran suspiro de inspiración dará la belleza y
validez al escrito. Miente quien diga que no quiere ser leído por
multitudes cuando escribe, pero sabe que sólo unos poquísimos lo consiguen y os
digo que es, entre otras cosas porque no comparten esta validez inspiradora y
explosiva como medio de realización.
Hay y creámoslo, un metodología fría y distante que dan
validez y durabilidad a los escritos. Es decir, tienen que
tener, digamos, una introducción, un desarrollo, un planteamiento, un desenlace
y otras muchas cosas que le darán una estructura necesaria para darle la
consistencia y validez para su lectura.
Escribir es un arte pero que jamás podrá llegar al grado
de abstracción y libertad formativa de otros, tales como la pintura. Ésta puede
ser un acto de absoluta perfección, estudio, estructura, forma y más elementos
formativos y constitutivos o y también una pura inspiración en la cual las
imágenes no son siquiera pensadas como estructuras acabadas.
He leído, en bastantes ocasiones, que los escritores
calientan con el culo las sillas de los escritorios y no actúan en actos de
absoluta inspiración momentánea.
En éste pequeño escrito, no puedo tratar de describir de
forma objetiva y convincente una verdad, tampoco puedo levantar una forma de
belleza que suscite la repetición en su contemplación. Ésta ligera y pequeña
conversación con ninguno, sólo puede provocar el pequeño y momentáneo placer de
su lectura que se evaporará en el olvido tras su lectura.
Un día intente escribir un texto, dejándome llevar por
las primeras ideas que surgían en mi pensamiento. Una pequeña historia
coherente con ella misma, pero no por ello justificada que fue ésta:
“Preámbulos
Condicionales
Y cuando aquel me dijo que la vida tenía una forma
concreta, rápido y seguido, entré en un trance de risas tal que creí que la
dentadura postiza se me iba a caer en el lago de mis sueños.
¡Pero qué me dices! Ignorante –le dije entre
aspavientos de mi manos mientras
enfadado cogía la puerta del bar y salía, con ella con la intención de no
devolverla jamás y hundirla en la lejanía del olvido.
Una de mis mujeres hacía costura en la puerta de
casa, mientras la otra calculaba los minutos de discusión que iba a tener
conmigo aquella noche.
-
Andrés, mi
amor, ¿qué te ha ofendido hoy?
Sudaba con cada vez que me hacía esta pregunta. Me
rebajaba y aflojaba el nudo de la
corbata, estiraba las mangas de mi chaqueta y me disponía a responder.
-
Amapola, debes
de comprender, les es imposibles sumar cuatro ideas sin establecer alguna
imposibilidad perseguida por la razón.
-
¿Por cuál?,
Andrés, ¿Por aquella que ya murió?
Sabía que yo sabía que vivía en una fantasía que ya
había muerto. Los sueños desfiguraron la realidad y la razón pasó a servirlos.
El último libro sirvió para encender el cigarro del gigante de los túneles y el
último disquete, voló planeando entre las nubes de los últimos motores de
explosión que tintineaban en las ya no existentes, pero si entonces, laderas
verdes.
La deje, mirándome como me alejaba con las manos una
encima de la otra y la mirada fija hacia mi persona perturbada, solo la media y
misteriosa sonrisa que mutilaban su quietud.
Tarde en conciliar el sueño pues los somníferos
tenían poco efecto sobre mis ya anticuadas neuronas que no podían ser repuestas
por falta de modelo.
Cuando
entré en el, me vi caminando en un bar que llamábamos el Gallo Peleón y que
dispuesto estaba a divertirme antes de volver a la áspera realidad”
Ahora bien, llegó un momento en el que ahí se acabó y la
emoción vital termino en el barranco del silencio.
Menos algunas obras de pintura consideradas maestras por
ellos, realizadas sólo en dos nochesde pura inspiración y acto evadido en la
realidad, el resto del gran arte considerado en su máxima expresión, implica
mucho tiempo.
Quizás los artículos de opinión alcances esa pequeñez en
el tiempo, pero quizás ya no hablamos de arte de escritura, sino de
pensamiento. “Bueno, entonces – dijo aquel, lo mismo pasa con la Filosofía”.
¡Hay, que gran error tiene quien piense esto sobre la filosofía. Ésta es
tremendamente difícil de realizar y esas ideas definitivas que algunos creen
tener de manera instantánea, ven su injustabilidad cuando intentan darle el más
mínimo desarrollo. El tener un pensamiento, por muy pequeño que sea éste, está
muy lejos de ser capaz de explicarlo y más aun de ser comprendido.
Así pues, y siendo coherente con este escrito, aquí lo acabo,
con la única intención, entonces, de iniciar una conversación de ideas entre
aquellos que quieran opinar
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