viernes, 3 de enero de 2014

LA REALIZACIÓN. EGOÍSMO Y GENEROSIDAD




El egoísmo es un callejón sin salida.
Es el teatro que nos desfigura.
Vivir mirándose así mismo nunca produce satisfacción ni paz interior ni realización.
El actuar pensando hacia ti, te produce dudas en cuanto a tus actos, pues éstos tienen el sentido y la validez en las comunidades humanas. Solo, en el mundo, no tendría sentido calibrar los actos que realizases
Cuando se marcha en esta dinámica, los problemas respecto a tu comportamiento son continuas y constantes.
Nuestra sociedad nos cría en este caldo de cultivo y provoca acciones de acumulación material y de poder propio y único bajo el disfraz de la felicidad.
Aquellos que su vida la desarrollan hacia los demás encuentran satisfacción en sus actos y acciones y no tienen dudas sobre el resultado en sus movimientos.
Tus errores son mas permisivos y la benevolencia propia hacia tu persona, se eleva a la potencia.
La tranquilidad de la acción pensando en los demás es producto de la falta de dudas sobre la validez de tus actos.
La pura y dura realización humana en la satisfacción y desarrollo personal sólo se encuentra en las acciones realizadas y está solo se encuentra con seguridad cuando el motivo de tu modus operante es ayudar, respetar o tolerar las acciones de aquellos que nos rodean.
Cuando juzgas, vives encadenado al error.
Cuando discutes, te atrapas en el error.
Cuando perdonas y comprendes, eres libre del error de tus actos.
Lo veo en el mundo que me rodea y lo siento en mi persona.
La ambición, madre del egoísmo jamás tiene límite y te lleva a la desolación ante la falta de sentido. Es la corriente del rio que no llega al mar de la realización.
Vivir la vida como un accidente sin fin ni motivo te hace flaquear las fuerzas.
Vivir la vida como un hecho con motivos y finalidades, le da sentido y realización.
El punto en el cual las personas tenemos más cerca el acto de realización en priorizar tus relaciones externas, es la familia.
La primera unidad bajo estos parámetros.
La familia es por necesidad, naturaleza y evidencia, el espacio primero de búsqueda de transparencia en tus actos y ésta solo se encuentra en vivir en la generosidad.
El autocontrol es el camino hacia este destino.
El que se domina así mismo, tiene seguridad y razón de sus actos.
Y no hay mejor manera de tenerlo que el pensar en la persona que tienes en frente.
Es cuando te olvidas del contertulio y sólo piensas en ti, es cuando pierdes el control ante las acciones de los que te rodean, pues tu fin es la imposición y validación externa, que nunca sabrás si la tienes.
Rousseau y Home. No se contradicen el uno del otro.
Los hombres somos buenos por naturaleza y la mejor realización óptima es el positivismo realizador bajo estos margenes de actuación.


 La sonrisa de la persona generosa en acto y corazón eclipsa totalmente la mirada inquisitiva, oculta y escondida de aquel que sólo busca intereses en sus acciones y no la tranquilidad del espíritu cuando sabes que trataste de ayudarle.

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