sábado, 25 de enero de 2014

EL DERECHO A LA DIFERENCIA






El propio sentimiento de diferencia, es el primer síntoma de unión.
Todos lo sentimos ya que se manifiesta en cada momento de reflexión, en todo intento de una explicación, en cualquier campo, tales como la inquietud sobre el futuro humano, la inserción en una realidad impuesta, el juicio de los modos actuales y asuntos parecidos, traen consigo, o como primero o consecuente el asunto de la inserción del individuo y su propia particularidad en la colectividad humana.
Cada problema que el individuo considere como elemento formador y particular de su persona, haciéndola característica propia y diferente al resto, es un error, pues la uniformidad es bastante mayor de la que entendemos desde nuestra viciada visión particular. Unión que parte del error existencial sobre una unidad significativa del homo sapiens. La conciencia de nosotros mismo nos dio la individualidad y diferencia.
Será por propia definición imposible ubicarnos correctamente.
Siempre entenderemos a los demás a través de la comunicación oral o escrita que se aleja mucho de los sentimientos primeros de acción. El filtro imperante de la corrección de los sentimientos en las construcciones lingüísticas puntualiza a los pensamientos y los recubre de unos mecanismo que hacen que no sean lo que son. El intento de dar racionalidad comunicativa al mensaje, en ocasiones lo deforma debido a su forma desordenada pero real y existente.
Te observas, te estudias y te analizas e inmediatamente te encuentras con la incapacidad de colocar a los demás respecto a tu persona o al revés pues esto incluye la toma de postura sobre la validez y objetividad de tus opiniones.
Estamos sujetos a nuestra individualidad.
Es un pensamiento que será en la modernidad y en la filosofía contemporánea cuando surja. Esta corriente del pensamiento en la que deja de meter al individuo en un saco común en la visión objetiva y correcta de la totalidad.
Comenzando por el último empirísmo de Hume, desde el Voluntarísmo de Nietzcsche, pasando por los juegos del lenguaje de Wittgenstein y acabamos, por buscar un sitio en el Raciovitalismo de Ortegqa y Gassett el individuo y sus movimientos como individualidad, será el centro de atracción.
Pero, entonces, ¿cual es el futuro en nuestra capacidad de construir de manera correcta y sin caer en tu propia persona como juez de tus propias acciones como parte integrante?, ¿es que será posible montar una filosofía estructural, estática, total, concretada y objetiva desde nuestra individualidad?, ¿cómo podremos salir de nuestra pequeñez?
No es un modo operante que te lleve a la desesperación de la ignorancia.
No es un marco imperante en el desarrollo de la vida.
Es el camino de las respuestas y es en si, contenido correcto vital.
Pero, como consecuencia inevitable será que el pensamiento, la reflexión humana o la filosofía deben de partir del principio de la diversidad y diferencia necesaria, evidente e intuitiva propia de cada individuo.
Paseando por la grises aceras de mi ciudad, miraba a cada uno de los que me cruzaba y pensaba sobre ellos diferentes comentarios con sus aspectos. En aquellos momento me vi juzgando desde el atril de la justicia como si en algún momento tuviese capacidad para ello, hasta que eres consciente que no eres más que otro que también, al pasar tú por su lado, le has provocado la misma reflexión con el mismo grado de verdad que la tuya. Ni mas ni menos.
Démosle libertad al pensamiento y no nos sintamos aturdidos o mareados frente a todo lo que nos encontremos.
El miedo de romper el sentimiento de la normalidad hay que superarlo, pues esta supuesta normalidad no tiene ninguna existencia.
Rompamos con las necesidades impuestas.
Aceptemos nuestra variedad en todos los sentidos, siendo el primero y fundamental la necesaria visión única y tuya de los acontecimientos.
La convivencia es un hecho humano. Nuestra familia, genero y especie son y somos sociales por naturaleza. Esto hará que estas construcciones intelectuales dadas en la concepción de la sociedad o el individuo deben de estar sujetas a unos mínimos concurrentes hacia la propia persona y su existencia física y material.
Que todos comamos pero que cada uno piense como su cabeza le dicte y no tengamos miedo a mostrar nuestras diferencias.
Es complicado y difícil vivir en mundo totalmente estereotipado, tanto en pensamiento como en formas y mantener tu propia personalidad y tus propias características diferenciadoras.


 No es un escrito contradictorio pues defino y en todo caso, de manera negativa, y hablo de un modo de operar que sí que tiene una dimensión objetiva y coyuntural.

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