Leo y
veo riqueza, diferencia, belleza.
Realizan
una cosmología absolutamente distinta.
La
temática es la misma es decir nuestra manera de concebir el mundo
circundante pero la conclusión no puede ser más distinta.
A
Kant el orden se eleva en su potencia. La claridad y estructura
mental que aplicamos para conocer, entender el mundo lo convierte en
un fenómeno claro y distinto el cual analizamos y comprendemos.
Y al
llegar Sartre la realidad perece en el ámbito de su imposible
comprensión y correspondientes entidad ontológica.
Del
orden trascendental kantiano pasaremos angustia vital de Sartre,
porque uno veía nuestra capacidad comprensiva dentro de un
mundo ordenado y el otro sentía nuestra minucia constructiva en un
mundo indeterminado.
Sartre
no quiso aceptar ese paso hacia delante que realizó Kant, al definir
el mundo en el que vivíamos como un espacio construido a partir de
nuestro orden mental. Vivimos y comprendemos la realidad construida
pero nada sabemos sobre la materia sin nuestra intervención.
"Paseando
estaban los dos sin apenas dirigirse
la mirada, pensativos, reflexionando y buscando una salida conjunta
que no encontraban.
-
Pero kant ¿qué diferencia hay entre una silla, tu coche y nuestra
persona?,¿por qué nos sacas de la misma dimensión ontológica?, el
mundo no es nada, - dijo Sartre.
Kant
abrió los ojos desmesuradamente pues no creía en un mundo
sinsentido existencial, pero Sartre siguió.
-
Te digo y te repito, Kant que esas construcciones mentales no
son más que eso, nosotros no somos más que componentes de esta gran
masa. Es la angustia del sinsentido de la pura y dura participación
en la totalizad informe. Sólo nos queda actuar con nuestra voluntad.
-
Escucha - dijo Kant, tenemos una realidad incognoscible, la cual se
nos hace posible trabajar al entrar en nuestra mente
independientemente. Todos nos movemos en esa misma dimensión,
la cuál le da calidad y utilidad a la acción comprensiva de las
personas. No te instales en la angustia de nuestra comprensión.
Si no llegas a la última razón, confía en Dios como último
postulado.
Ahora
fue Sartre, el que abrió los ojos desmesuradamente le dijo
-
No, Kant, no puedo."
Siguieron
hablando, comunicándose, discutiendo y concluyendo, hasta que entre
sonrisas, llegaron a la divergencia en el camino hacia casa de cada
uno y se despidieron.
Estos
dos autores, son un buen ejemplo del enorme campo de trabajo, formas,
maneras y conclusiones habidos y por haber. Diferentes estilos,
contenidos, mecanicismos, y, en ocasiones pienso que la definición
de filosofía es imposible, pues meter en el mismo saco a estos dos
autores, por decir algunos, es complicando, siquiera en sus
maneras de comunicar..
Difícil,
cada vez más, concretar y definir la Filosofía.
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