miércoles, 12 de febrero de 2014

LA FILOSOFÍA PERSONALIZADA




Y llegó el momento de la división.
El cisma ha comenzado.
La Filosofía siempre he estado entendida y estudiada como Metafísica.
Fuese el campo en que se trabajara siempre se hace alusión a términos abstractos, es decir, sin forma física ninguna, tales como el ser Ontológico, la moral en la Ética o el razonamiento en la lógica.
Pero la inauguración por definición de éste nuevo campo de trabajo habrá que hacerla pues es de máxima necesidad dejad de bailar con las ideas valses por en cima de las nubes y bajar a tierra a construir los paraguas para no mojarnos en las tormentas de dudas.
No hablemos de suposiciones, sino de realidades.
Se realiza siempre especulaciones resolutivas sobre entidades abstractas y por búsqueda de cabida, esto ha de cambiar.
Disfruto mucho, muchísimo razonando con Aristóteles, imaginando utopias con Rousseau, afirmando con Kant o analizando con Russell, pero hay que ir más allá y éste será retroceder un peldaño en el tratamiento del ser y comenzar a tratarlo como unidades formativas y en todo caso y como máximo, tratar la problemática desde términos genéricos. O de las personas o de los ciudadanos.
Es decir, más vale interrogarse si hay, en qué y cómo la diferencia entre los sexos del ser humano, que en la entidad del ser y su realidad.
Pero, y ojo, para aprender a pensar es bueno leerse o estudiar a Aristóteles, Rousseau, Kant o Russell. Si los olvidamos perderemos demasiado.
Si la filosofía la entendemos no como entidad si no como movimiento, hablar de un razonamiento especulativo con mayor o menor extensión, será perfectamente aglutinable en la definición de filosofía, sin ser en ningún momento términos abstractos.
Hacer filosofía es vista como un elemento disformante en el funcionamiento usual de las personas en la realidad social. Hay unos modos y maneras impuestas por el sistema, que, dentro de su inconsciencia pero de modo voluntario lo hace, en el cual, la opción especulativa sin fin concreto mas que la resolución de dudas metafísicas es un hecho algo distante. Es el olvido de la locura.
Esto es un hecho innegable, equívoco en si, negativo, pero consecuente con los acontecimientos contemporáneos que nos rodean a nivel global y personal.
De ahí que enriqueciéndonos por un costado hay que buscar, también, un campo de aplicación directa de la filosofía, aun siendo necesario creer un ámbito más, tales como, y sólo digamos, la Ontología.
Hay que definir la aplicación y utilizar el nuevo ámbito de la filosofía para definir unos medios de acción y actos de fin y motivos de realización realmente aplicables en el momento.
Hagamos filosofía en términos totales pero, hagamos con la seriedad de disciplina, filosofía aplicada, pero realmente práctica, es decir construidad en poblaciones, situaciones y momentos concretos.
Que decidamos nosotros los caminos y formas acción y no los sistemas impuestos solos y por ellos que nos llevan hasta donde llegamos.
Quizás el razonamiento correcto, estudiando, especulando concluyendo la posibilidad de funcionamiento en ciertas circunstancias, es el campo de trabajo de la filosofía, ahora y en la actualidad.
El tiempo va, ya, muy rápido y esto trae una desorientación en la búsqueda de elementos estables en el funcionamiento vital. Velocidad que se aplica tanto en el plano global histórico, como en el aspecto del desarrollo personal. Esta es una de las razones por la que la filosofía está perdiendo adeptos. La filosofía es una joya que no hay que perder.
Pero y sin embargo, para no quedarse encadenada en la indiferencia debe de buscar una aplicabilidad operante.
Pues fíjense, introduzcamos en la universidades, un campo de trabajo enfocado exclusivamente a la relación entre las personas. El análisis de las circunstancias históricas, circunstancias propias de los componentes, las diferentes teorías propias de este campo de trabajo y el resultado de la puesta en marcha de algunas de ellas. Digo y sólo como ejemplo.
Atados estamos al sistema, los antiguos filósofos nos enseñan a pensar pero no a actuar, los tiempos y las circunstancias han cambiado.
La cobertura y cobijo propio de las personas con intención especulativa de cambio son ampliamente ignoradas en gran medida por qué no atacan directamente a la realidad y se sitúan siempre a mucha distancia de oyente usual.
La filosofía como ciencia especulativa sobre el ser no debe ser el camino único del pensamiento y habrá que actuar con más contundencia sobre la solución de elementos puntuales, y concretos.
Quizás, como vivir en el caso de lo que seamos.
O quizás también, buscar los elementos propios de la convivencia y tratar de aplicarlos de manera practica en circunstancias concretas.
Estudiar nuestra manera de razonar, genérica en el ser humano, y aplicarla concretamente en técnicas y movimientos propios en los planes estudio propios en la enseñanza.
Debemos de sacar a la filosofía de los libros y de la guardilla de aquel edificio, encima de la vieja mesa de madera roída por el tiempo y aplicar los conocimientos sean del tipo que sea a la realidad.
No lo perdamos, no. No quememos en el tiempo a los grandes pensadores. Si desaparecen será ya algo irrecuperable.
Y una de las maneras de hacer será haciéndole un huequecito operativo en la actualidad.
Las circunstancias hay que frenarlas para que podamos disfrutar del pensamiento, pero por no ser así, habrá que acelerar a la filosofía y empecemos a utilizarla en la realidad material.


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