Y llegó el momento de la división.
El cisma ha comenzado.
La Filosofía siempre he estado
entendida y estudiada como Metafísica.
Fuese el campo en que se trabajara
siempre se hace alusión a términos abstractos, es decir, sin forma
física ninguna, tales como el ser Ontológico, la moral en la Ética
o el razonamiento en la lógica.
Pero la inauguración por definición
de éste nuevo campo de trabajo habrá que hacerla pues es de máxima
necesidad dejad de bailar con las ideas valses por en cima de las
nubes y bajar a tierra a construir los paraguas para no mojarnos en
las tormentas de dudas.
No hablemos de suposiciones, sino de
realidades.
Se realiza siempre especulaciones
resolutivas sobre entidades abstractas y por búsqueda de cabida,
esto ha de cambiar.
Disfruto mucho, muchísimo razonando
con Aristóteles, imaginando utopias con Rousseau, afirmando con
Kant o analizando con Russell, pero hay que ir más allá y éste
será retroceder un peldaño en el tratamiento del ser y comenzar a
tratarlo como unidades formativas y en todo caso y como máximo,
tratar la problemática desde términos genéricos. O de las personas
o de los ciudadanos.
Es decir, más vale interrogarse si
hay, en qué y cómo la diferencia entre los sexos del ser humano,
que en la entidad del ser y su realidad.
Pero, y ojo, para aprender a pensar es
bueno leerse o estudiar a Aristóteles, Rousseau, Kant o Russell. Si
los olvidamos perderemos demasiado.
Si la filosofía la entendemos no como
entidad si no como movimiento, hablar de un razonamiento especulativo
con mayor o menor extensión, será perfectamente aglutinable en la
definición de filosofía, sin ser en ningún momento términos
abstractos.
Hacer filosofía es vista como un
elemento disformante en el funcionamiento usual de las personas en la
realidad social. Hay unos modos y maneras impuestas por el sistema,
que, dentro de su inconsciencia pero de modo voluntario lo hace, en
el cual, la opción especulativa sin fin concreto mas que la
resolución de dudas metafísicas es un hecho algo distante. Es el
olvido de la locura.
Esto es un hecho innegable, equívoco
en si, negativo, pero consecuente con los acontecimientos
contemporáneos que nos rodean a nivel global y personal.
De ahí que enriqueciéndonos por un
costado hay que buscar, también, un campo de aplicación directa de
la filosofía, aun siendo necesario creer un ámbito más, tales
como, y sólo digamos, la Ontología.
Hay que definir la aplicación y
utilizar el nuevo ámbito de la filosofía para definir unos medios
de acción y actos de fin y motivos de realización realmente
aplicables en el momento.
Hagamos filosofía en términos
totales pero, hagamos con la seriedad de disciplina, filosofía
aplicada, pero realmente práctica, es decir construidad en
poblaciones, situaciones y momentos concretos.
Que decidamos nosotros los caminos y
formas acción y no los sistemas impuestos solos y por ellos que nos
llevan hasta donde llegamos.
Quizás el razonamiento correcto,
estudiando, especulando concluyendo la posibilidad de funcionamiento
en ciertas circunstancias, es el campo de trabajo de la filosofía,
ahora y en la actualidad.
El tiempo va, ya, muy rápido y esto
trae una desorientación en la búsqueda de elementos estables en el
funcionamiento vital. Velocidad que se aplica tanto en el plano
global histórico, como en el aspecto del desarrollo personal. Esta
es una de las razones por la que la filosofía está perdiendo
adeptos. La filosofía es una joya que no hay que perder.
Pero y sin embargo, para no quedarse
encadenada en la indiferencia debe de buscar una aplicabilidad
operante.
Pues fíjense, introduzcamos en la
universidades, un campo de trabajo enfocado exclusivamente a la
relación entre las personas. El análisis de las circunstancias
históricas, circunstancias propias de los componentes, las
diferentes teorías propias de este campo de trabajo y el resultado
de la puesta en marcha de algunas de ellas. Digo y sólo como
ejemplo.
Atados estamos al sistema, los
antiguos filósofos nos enseñan a pensar pero no a actuar, los
tiempos y las circunstancias han cambiado.
La cobertura y cobijo propio de las
personas con intención especulativa de cambio son ampliamente
ignoradas en gran medida por qué no atacan directamente a la
realidad y se sitúan siempre a mucha distancia de oyente usual.
La filosofía como ciencia
especulativa sobre el ser no debe ser el camino único del
pensamiento y habrá que actuar con más contundencia sobre la
solución de elementos puntuales, y concretos.
Quizás, como vivir en el caso de lo
que seamos.
O quizás también, buscar los
elementos propios de la convivencia y tratar de aplicarlos de manera
practica en circunstancias concretas.
Estudiar nuestra manera de razonar,
genérica en el ser humano, y aplicarla concretamente en técnicas y
movimientos propios en los planes estudio propios en la enseñanza.
Debemos de sacar a la filosofía de
los libros y de la guardilla de aquel edificio, encima de la vieja
mesa de madera roída por el tiempo y aplicar los conocimientos sean
del tipo que sea a la realidad.
No lo perdamos, no. No quememos en el
tiempo a los grandes pensadores. Si desaparecen será ya algo
irrecuperable.
Y una de las maneras de hacer será
haciéndole un huequecito operativo en la actualidad.
Las circunstancias hay que frenarlas
para que podamos disfrutar del pensamiento, pero por no ser así,
habrá que acelerar a la filosofía y empecemos a utilizarla en la
realidad material.
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