Hay una gran diferencia entre los motivos de disfrute
según sean las circunstancias propias de cada individuo en cualquier actividad,
pero y además, en música se duplica.
Es innegable e indiscutible que aquel que haya
competido o hecho carretera de motos, tendrá más capacidad para apreciar la dificultad
de una maniobra que aquél que, está alucinado e impresionado de la estética de
aquellos que juegan con las leyes de la gravedad y se acarician entre ellos,
volteando a 150 kilómetros por hora, en una muy cerrada curva, pero hasta era
lento y no sabia ir sin manos, con la bicicleta. Pero, este otro, sabe, y no
sólo alucina con la estética agresiva, sino que además aprecia esa frenada
larga y la reducción de marcha. Él sabe lo que hay que hacer y la ha intentado
en ocasiones.
En resumidas cuentas, aquel que ha practicado una actividad
tiene más capacidad para apreciarla, y en su caso, para disfrutarla.
Pero en la música se dobla el efecto pues entra otro
elemento que será lo que te pasaba o hacías en aquel momento el cual fue el
primero en el que la escuchaste.
Entonces, pusieron esa canción que empezaba con un
ritmo candente de dobles de guitarra eléctrica y el bajo haciendo más profundos
los acordes, ¡ qué grupo, qué canción, que bien toca la guitarra!, aquel mismo día,
entrabamos tres amigos jóvenes, en aquel perdido garito, algo marginal, algo
oscuro, agresivo y libre y bajo la guitarra de la canción, cruzábamos la
supuesta semi pista, camino a la barra del pub. La vida fluía con fuerzas por
mis venas.
Mi amigo sabía de guitarra y me repetía que era buenísima,
que ¡cómo disfrutaba, hacia cosas que el no podría nunca!. Buena interpretación,
buena letra y canción y aquella noche, el mundo fue poca cosa para mi, podía
con todo. Desde aquel día la canción, para mi y en mi corazón, tenia otro nivel
de apreciación diferentes a los otros dos posibles.
Y esto solo ocurre con la música.
Esta actividad subjetiva, se puede hacer extensiva hasta
los niveles que se considere necesario, o la que es lo mismo, hasta donde se
quiera llegar.
Pero y sin embargo, hay piezas musicales de épocas
anteriores, en la que la música no implica la intervención de no mas que ella,
la pieza, y el oyente. Es una aventura en solitario sin ninguna otra relación.
Quizás, pero sólo quizás, este razonamiento, nos pueda
llevar y dar otra manera de definir y dividir la música según para la actividad
a la que esté dirigida, es decir, al disfrute
en solitario o al magnifico acompañamiento para teatralizar la realidad.
Una pieza de Bach y una canción de AC/DC, tiene una naturaleza demasiado diferente y es
un error y equivoco, encasillarlas y almacenarlas en el mismo saco por el hecho
de tener el mismo medio de trasporte.
La concentración, la atención y evacuación del mundo
en mis pensamientos y la caída en la delicadeza de una pieza de Bach, me
ocurre, y también disfruto, viendo a Kurt Cobain, es decir, el contacto
directo, la pinta, el aspecto, los movimientos, el significado, las letras y
demás de la música moderna
Se debería realizar una nueva construcción conceptual
y nominal en el asunto de la música pues no puede ser, no es posible, que aunque ambos los disfrute, que se inserten
en la misma unidad conceptual a Nirvana y el escenario tras una actuación de
ellos y algún réquiem entre las nubes de lo sublime.
¿Quereis saber cómo?
Articuloshiperbolicos.blogspot.com
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