¿Queréis hacer una autentica Democracia y no estas, dignas y
nobles, intentonas que realizan estos, largos y melódicos, días?
Deben de haber unos impedimentos y unos requisitos para
votar y, y como elemento más importante, debe de ser una elección con unos
componentes de participación, que no serán, no se olviden, el ir a votar, sino
más.
El que decida ejercer su derecho al voto y participar en la
grandes elecciones, debe de acudir una vez por semana a unos teatros o
parecidos, en los cuales, mediante pantallas, todos los dirigentes darán cuentas,
explicaciones, intenciones y proyectos, y después, el día que corresponda,
estos bien informados, votarán. Sería la
única salida a la red de la distancia oligárquica impuesta en la actualidad.
Sí, es una construcción totalmente discutibles en cuanto a
sus formas, lugares, tiempo, contenidos y etc., pero es la única manera de
mantener viva a la democracia, es decir, que siga siendo el pueblo quien dirija
y no estar sometidos a fuerzas, estructuras y circunstancias que jamás podremos
dominar.
Estos que decidan participar en el juego democrático, el
gobierno pagará a la empresa y al sujeto, todos los gastos que esta acción suponga
y obligará, para evitar impedimentos, un número proporcional de participantes según
la plantilla de currantes.
El derecho al voto, no es un accidente derivado del
nacimiento, debe de ser un elemento construido buscando su utilidad.
Estas son, digamos condiciones en su intencionalidad, pero
también, como no, hay acciones que imposibilitan el votar. Habría que hacer un
estudio gradual, así que voy a los casos claros. Es decir, aquella persona que
haya matado a otra persona, ya habrá perdido su derecho a tomar una decisión
que repercuta sobre los demás individuos, en vista del aprecio que le tiene a
los demás.
Delitos fiscales, robos, pedofilia, violaciones y otros más
que, rotundamente, quitarían al individuo su derecho al voto.
Y estas personas, que por voluntad propia decidieron tomar
parte en el funcionamiento directo en el proceso democrático, estarían sometidas
a algún tipo de constatación de participación y asistencia. Difícil, ya.
No puede valer igual, el voto de mi vecino de enfrente, un
hombre honrado, sano, trabajador, manteniendo a su familia y corriéndose los sábados
por la noche buenas fiestas con los amigos, que la del borracho de la esquina al
cual, el alcohol ha devorado sus capacidad de pensar cuerdamente. Levantándose
de la última esquina y bebiéndose la primera cerveza que le da el nivel de
perpetua borrachera y destrucción, anda a la siguiente esquina e introduce, sin
problemas, aquello que decide nuestro futuro. No es justo que el voto de mi
vecino y de este pobre alcohólico valgan lo mismo.
La igualdad hay que entenderla correctamente. Pienso que el
sometimiento a estructuras tiránicas y dictatoriales nos ha traído una concepción
del derecho a acción social máximo, todos y cada uno. Pues no, ¡No, no ¡, ¡me
niego a admitir que mi voto vale lo mismo de aquella podredumbre que violó a
una niña de 9 años!
Es un escrito gnoseológica en el cual trato de hacer ciencia.
No hago metafísica. Trato la temática sin ningún apriorismo ni valor externo.
Quien mal interprete mis palabras, debe de hacer un esfuerzo
por pensar en positivo.
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