martes, 24 de enero de 2012

CAFÉ IV


IV


-          Andrés ¿qué te pasa?, patidifuso, anonadado, compungido te veo- me dijo sonriendo.
-          Si, así lo estoy, He visto  en la TV una noticia que hablaba que 20 miembros de un partido ¡se habían pasado a otro en medio de una legislatura¡ Si aquí se votara, como ocurre en otros sitios a las personas, entonces sería un acto normal y admirable en función de la construcción política de aquel que yo confío en que lo haga. Pero no, aquí se vota a los partidos y a sus ideas y los congresistas no pintan nada más que para ganar pasta y obedecer según las ideas expuestas al pueblo, pues ninguno los conocemos y con esto y entonces, me preguntaba, ¿les importa un huevo a aquel partido que yo vote y se van al otro como grandes toreros, en función de decisiones personales?, ¡Mamarrachos, fantoches!, no os conozco ni ganas pero respetarme, obedecer a mi voto que con el cual os pago vuestros despilfarros insultantes.
-          Tranquilo, Andrés, entiendo que estas viendo la noticia del trasfuguismo de los políticos ¿verdad?- yo asentí con la cabeza-
-          Si.
-          Pero, hombre, las cosas se negocian, se busca una salida. Son funcionamientos, son artilugios, así van las cosas y así son. No te preocupes que con dos cenitas y todo estará en orden de nuevo-dos cenitas de langostas que pagaremos los “pringaditos y honrados” como yo, me dije-

            Tras esto apurar de un  trago el café se volteo esbozando una sonrisa perdonadora de un hombre que se siente seguro.
            Si, seguí pensando, no hay convicciones ni valores ya en el mundo de la política cosa que todos sabemos. No son mala gente pero arrastrados por la dinámica del poder se echan a perder. Como aquel decía, se da el principio de Arquímedes y el empuje de la corrupción será directamente proporcional al poder alcanzado
-          Andrés, no entres a trapo, tanto cuando te comenten algo como cuando lo veas en los sucesos cotidianos, tu lo haces y eso no sienta bien-me dijo Carmen que estaba sentada justo a mi ladito.-giré la cara y le conteste.
-          ¡no puedo dejar de ser lo que soy, bombón¡ le dije sonriendo con confianza.
-          Bueno, al menos a ti, guapo, se te queda cara de incomprensión y no de angustia.
-          Si, amiga, soy un hombre positivo. Es una enfermedad, pues una deformación patológica y crónica de mi persona. ¡Vamos adelante¡
-          ¿Y esta frívola sociedad?
-          Mira se siguen haciendo unas barbaridades enormes, sigue estando de manifiesto la barbarie del hombre, pero, y esto es indudable, tenemos muchas cosas que antes pasaban impunes y que ahora se pagan.
-          Bien, vale, pero yo no sé si me iría al convento para no tratar con una serie de mentecatos que tengo que aguantar que son “socialmente bien tratados”

            Cuanta razón tiene en dudar, pensé. Pagó y se fue. Era bajita, sí, pero  tenía una personalidad desbordante, que le daba medio metro mas. Giré la cabeza y la vi irse. Tenía una dulce belleza fecunda, una curvas seductoras tal y como la describió un amigo, y que amigo, una noche en aquel bar.

FENOMENOLOGÍA DE LAS FALLAS


    Hice, aquella noche, una pura y dura fenomenología de las fallas.
               Mis ciruelos, descansaban los tres a mis espaldas
disfrutando de su afortunada inocencia, mientras, yo, este
sujeto, entraba en “trance intelectual” en el balcón del un bello
casi-ático, calle Ciscar esquina Gran Vía en el cual estábamos
gentilmente hospedados por todo el “encharcamiento” propio
de dos mellizos, su hermano mayor de cinco inconscientes años y
la aventura de “ser falleros”.
                En este momento que veía pero no miraba, culpa de los
laberintos del pensamiento, una gran extensión muy activa de
nuestra ciudad, allá por la vera del rio y Pensaba:

- “Es decir, en el caso de que exista, ha de haber y tiene
que tener una manera racional o empírica pero
intelectual, de llegar a su idea. Esto es pura mecánica de
funcionamiento. Si sólo puedes llegar a Dios mediante la
educación y la fe dada, entonces los que opinen o
piensen esto que sepan que están condenando ex
profeso a muchas personas, por circunstancias, al
“carbón del infierno” (metaforizaba ilustrativamente)

En esto, una gran nube de humo comenzó a subir en mi frente, a
dos manzanas, mientras yo seguía cavilando sobre la antinomia
en la propia concepción divina. Pensando en entidades
abstractas y sin forma alguna que observar, veía subir
pendulante, meneando el cuerpo de un lado al otro y con
destellos rojizos a ese “volumen” serpenteante y colorido. Volteé
la cabeza y veía más volúmenes rojizos y grandes chimeneas de
humo negro. Innumerables tipos de explosivos llenaban de
resplandores casi todo mi plano de visión. En un momento,
surgió el cuadro fenomenológico, pues debido a mis
pensamiento trataba sólo con datos físicos.
Olvidas, todo el significado sentimental de la visión, dejas formar
juicio alguno sobre lo visto y te quedas sólo con la imagen, con el
cuadro, con la vista panorámica.
 Con esto comprendí el significado real de la “nit del foc”.
No me encontraba en ¡mi Valencia¡, ¡con alegría¡, ¡qué arte¡,
¡qué vida¡, no. Estaba en una superficie de unos 10.000 metros
cuadrados, llana, con un dibujo regular de manzanas, en las
cuales, en las entrecrucijadas habían unas grandes hogueras con
toda su gran presencia y espectacularidad espacial. En todo mí
alrededor subían constantes cohetes. Voces altas, gritos, incluso
una pelea de grupos de jóvenes. Una actividad enorme vista
desde arriba. Si, realmente impresionante.
 Por un momento dejé a un lado todos mis recuerdos y
sensaciones anteriores sobre las fallas que condicionan tu visión
del objeto y realicé una “pura y dura epojé fenomenológica” y
viví un espectáculo realmente grande. Vivir los datos y dejar
atrás los sentimientos y prejuicios que mal forman la realidad. 

viernes, 20 de enero de 2012

REMINISCENCIA


Sumergido en el camino de mis pensamientos, busco aclarar todo aquello, múltiple y vario, que se me oculta a la claridad de mi razón.
Navegando entre imposibilidades de esta realidad, naufrago en las fijaciones impuestas y asumidas.
Aunque le hinque los dientes con violencia, el áspero peso de los principios sociales me abruma con sus hipocresías e ignorancias.
Vivir instalado en el mundo de la mentira, no sólo me corroe, sino que, además, me sitúan fuera de ella.
Así habla mi razón desnuda  intentando contar la descolocación que nace en mi persona ante su falta de comprensión y aceptación de los movimientos humanos que se dan, y que conozco, en la sociedad que me rodea.
No es, este escrito, una reflexión de su estructura, significado o verdad de esas construcciones angulares que utilizamos y que son útiles para vivir en el error.
Las palabras que forman mis dedos pasan por mi razón, pero son empujadas muy violentamente por mi corazón.
La desidia y su aceptación inmovilizan la capacidad de actuación.
No quiero entrar en concebir en el razonamiento con objetos concretos que son una manifestación plena del problema, tales como los medios de comunicación de masas.
Me quedo con el olor a podrido de tantas cosas que vemos y oímos constantemente y que no provocan, en casi ningún caso, mas que comentarios, bajitos y entre dientes de maldición y desde la aceptación total y casi ya no sentida, de una realidad con la que no estamos casi nunca, de acuerdo.
Las letras de música lejanas son el único acompañamiento que encuentro, con su inspiración y comprensión, cuando apelo al error asumido y justificado, por todos.
Los gritos histriónicos en su contra o la aceptación de manera salomónica e inevitable de la realidad, son el estribillo que acompaña toda la reflexión histórica sobre la descolocación natural de los personas en nuestra realidad.
Cuando deje de escribir, será como colgar el teléfono interno y volver a la actualidad.
La reminiscencia de mi infancia terminará entonces.


jueves, 19 de enero de 2012

ENSAYOS FILOSÓFICOS. LA INTERPRETACIÓN AL CUADRADO.


La interpretación de la interpretación, es nomás que la interpretación al cuadrado.
Muchos, por no decir la mayoría de los libros de filosofía no son, sino estudios sobre autores, temáticas, historias circunstanciales, interpretaciones directas, bibliografías, libros claves de cada propio autor comentados y estudiados y estos tienen unas claras limitaciones  y se escapan de su validez y de la propia filosofía.
La filosofía por definiciones es la visión subjetiva de un objeto, idea, relación, situación u otros elementos que existen  pero que no son, es decir, que no mueren ni nacen pero viven. El filosofo, concentra su comprensión en el objeto del pensamiento y trata de comprender, de explicarlo, de ubicarlo, de ordenarlo, razonarlo e infinidad de motivos mas y el mas grande y al final, trasmitirlo para que sea entendido.
Y aquí comienza el error.
Es ya difícil entender el  significado real del pensamiento de un autor, si no se lee detenidamente y con atención, es mas, con varios libros del mismo autor, familiarizándote con su estilo y espíritu se puede incrementar la comprensión.
El error y hay que huir de él, es análisis y estudio de un autor por otro autor. El primero ya nos da una indudable interpretación de la realidad y el segundo la reinterpreta. En la quinta definición de interpretación la trataré como la  expresión  de tu comprensión propia.  A compartir en su caso o discrepar en el otro, el mejor ejercicio es leerse las obras pocas.
Es mas, los libros de filosofía, no son absolutamente leídos como ejercicio fundamental siquiera en la  universidad. Fuera de ella, abría que buscar con pluma y puntilla a lectores que cuenten con la experiencia de un libro entero de Filosofía con casi cualquier autor. Ahora bien, casi todos los estudiantes o interesados en Filosofía, aun no teniendo relación directa se habrán leído o habrán oído hablar párrafos, capítulos y demás de algún autor, siendo más los manuales didácticos y las historias propias de la docencia..
            Sin ser un ejemplo comparativo, ¡quien no conoce el Quijote!,¡ quien no tiene este libro!, ahora bien ¿Quién se lo ha leído?, pocos, pero todos hemos leído u oído comentarios sobre el libro.
            Quiero estudiar, disfrutar y leer el primer movimiento,  y no el segundo, que puede ser  una lectura equívoca y que no refleja las intenciones del autor.
             Para saber lo que una persona quiere, tenemos que estudiar sus propias obras y tratar de entenderle, escucharlo,  juzgarlo y por último, tratar de comprender la comprensión que él trató de trasmitirme a mi.
             Atrevámonos a leer y comprender las almas espinosas de los autores, que tuvo las mismas posibilidades que cualquier otro de decir la gran verdad o una inmensa inutilidad.

miércoles, 18 de enero de 2012

LOS SUEÑOS, LA BELLEZA Y EL TIEMPO



El ronroneo de la vida pulula siempre a mi alrededor.
Si sacamos la razón, es decir dividimos los actos realizados por los soñados, nos sale insultantemente bajo el resultado. Quiero decir, soñamos mucho mas, algunos muchísimo más, de lo que tenemos, conseguido o nuestros avatares cotidianos. El resultado es desolador. ¡Mil Dioses! ¿Esto será malo definitivamente?
            Será si consideramos la realización de la vida en estos hechos habituales.
            La diferencia del homo del resto de los seres vivos consiste en la propia consciencia de uno mismo, de nuestra individualidad plantada en la maceta de la natura.
            Con esto la ruleta se atasca, la única bala de las seis en la pistola, se derrite. El ser humano está atado por necesidad a nuestros hechos únicamente mentales. Son elementos insolubles que nos conforman. Es la característica y las consecuencias que la acompañan lo que nos diferencian de un bello delfín.
            Entonces lo que sería actuar a contra natura sería intentar salir de nuestra individualidad y mundo interior.
            Como decía aquel,  la virtud está en el término medio pues cualquier extremo será equivoco. Así cumpliendo con nosotros mismos, soñemos, planeemos, calculemos, probemos  e imaginemos.
            El único problema, entonces en nuestra constitución, son las variaciones emotivas que podemos encontrar en estas circunstancias.
            Oyendo aquella canción que pone música a una bella poesía dándole un ritmo melancólico pero agradable y hermoso, baje las escaleras de mi casa tarareándola y recodándola aludiendo a aquello que me placía, abrí la puerta del portal y al momento me golpeó un ruido fuerte y desagradable y los humos que desprendía un vehículo de la limpieza. Esto me trajo una caída espiritual y vertiginosa hacia la sucia realidad de  mis pensamientos impolutos y virginales en esa canción.
            La solución de situaciones  circundantes supone una cuestión psicológica que tiene además resultados Éticos y sociológicos.
            ¿Aceptamos que éste  es nuestra habitualidad queramos o no?
            ¿Luchamos contra esto que nos rodea y proponemos una rebeldía vital?
            ¿Será bueno sumergirnos en un autocontrol que te aleja de la realidad en la que están insertos todos tus conocidos?
            Así y otras muchas preguntas caen aquí. Es la pregunta  vital y metódica por excelencia.
            Aceptemos que el término final consistirá en evocar, enardecer y darle su justa importancia a actividades propiamente humanas; es decir pensar, soñar, calcular y trabajar la mente.
            Cuando juegas una partida de Ajedrez contra el ordenador, amigo o vecino, te estás portando como un ser humano propio.
            Si discutes verbalmente con otro por las razones que esgrime para justificar esto o lo otro, actúas dentro de nuestro género.
            Un perro también disfruta asomando la cabeza del coche y sentir el viento.
            Los monos también se lían a bofetadas y gruñidos cuando se sienten molestos.
            Ahora bien, ninguno de estos quedará perdido en si mismo calculando, planeando o pensando en sus  circunstancias propias, que las personas podemos hacer y nos distingue.
El asunto está en tomar como posible aquello que no es así.
            Es decir, la insatisfacción vital se compone de un ansia ante no tener lo deseado, cuando esto, lo deseado, no es una realidad formativa.
           Calificamos como negativo algo que no lo es pues sólo tiene una dimensión y por tanto no se subdivide en bueno o malo.
          No esperemos más de lo que hay.
          El aceptar las circunstancias formadoras y constitutivas es necesario.
          Soñar es bueno, pero es un error hacer sobre lo imposible.
          Entiendo que se puede llevar una buena vida teniendo un alto grado de satisfacción material, bienestar circundante y una gran dosis de inconsciencia.
          Sin ella, la inconsciencia, una gran tranquilidad emocional no es posible o al menos muy difícil.
No son pensamientos pesimistas ni trágicos, pues el asumir la dimensión formadora y esencial de la vida nos puede llevar a la consciente tranquilidad.
            El aceptar la realidad, nos hace libres.
            Así pues, calculemos, creemos, pensemos, soñemos, imaginemos, hagamos hipótesis y demás pues sólo así podemos tener, por necesidad definitoria, una realización como personas, como Homo Sapiens que somos.
          Como tales, creamos, hacemos arte y soñamos.
         Lo más cercano a la vigilia soñada es el arte.
           La belleza no tiene ni rectas ni curvas, lo hermoso ni forma ni volumen, la simpatía no tiene la boca ni abierta ni cerrada. El arte va sin nemotécnicas ni epistemologías directamente al corazón
            El encontrar unas formas acabadas y definitorias es un sinsentido. La curva de la hermosura se dará a través del grado de en la visión que lo haga, el arte empieza y acaba allá donde viene la mirada.
Es un sindecir, es una vía de escape y reconstrucción, es la falta de intención de definir lo indefinible. Las ideas se amontonan, se empujan y ninguna triunfa sobre las otras.
            El camino de llegar a la belleza, se torna, gira y se confunde con la búsqueda de la verdad, de la armonía y el equilibrio. La verdad no tiene porque ser la hermosura y la mentira puede resultar bella.
            Pero,  ¡quién se atreve desde nuestra pequeñez a atisbar una definición sobre lo hermoso y bello! Puede que precisamente en el campo estético encontremos nuestra singularidad, individualidad ante la falta de normativa posible aplicación y generalización en su aprecio.
            El tiempo y sus circunstancias nos encadenan, nos engañan y nos hace creer en absolutismos. El arte es el ejemplo del mayor engaño al que estamos sometidos todo nuestro género. La belleza es pletórica, constructiva, enriquecedora y formadora, pero que jamás a nadie se le olvide que es una enorme demostración de la inexactitud de las personas como tales y nuestra falta de universalidad.
            Apenas se oye susurar cuando pasa lentamente a tu lado.
            El movimiento es lento, pesado y transcurre girando siempre entorno así mismo.
            El tiempo es caprichoso y siento que él elige la velocidad con la que se va.
            Pasa volando entre paseos. Son mis piernas las que me llevan, pero es mi mente e imaginación con la que vuelo y corro en la libertad del pensamiento.
 
           Como estallidos de luz en una noche cerrada, aparecen mundos diferentes cada vez que giro y con mis ojos veo a la persona.
           Sus preguntas sobre los sentidos, sensaciones, emociones y razones del mundo que rodean, me arrastra, sin remedio, hacia la ignorancia.
          Morir, que no quiero, vivir, que no puedo, me gritó, con los labios cerrados , el último transeúnte.
        El tiempo no avisa ni advierte con que se va, se escapa rasurando con la verdad todos  mis amores.
        Los sueños son la cárcel que me libera, escapando del constante goteo de mi tiempo en el grifo de la vida.
        Buscando la belleza me sumerjo en el mundo de la comprensión y ella, la belleza, huye y escapa entonces hasta la antípodas de este entender.
         La poesía nació para hablar de la belleza de mi mujer y su rima me esquiva cuando el tiempo y su sinrazón se esconde entre las líneas.
          Me voy, me digo a la par que me quedo.
          No te quiero, te decía mientras te besaba a ritmo de caricias.
         No avanzo le decía, en aquel momento en el que me deslizaba a velocidad de vértigo aprendiendo de lo que me rodea.
          No creo en afinidades siquiera. No creo en mecanismo de pensamientos parejos y simétricos de una para con el otro. Tenemos un universo propio y formador. La misma reacción ante situaciones similares no es más que una imposición educativa. La evolución nos llevo a la libertad y la naturaleza nos mantiene unidos.




martes, 17 de enero de 2012

FILOSOFÍA. INTROSPECCIÓN



Soy un hombre impulsivo, mi alma, sin calibrar las consecuencias pero seguro de las razones, actúa. Después de la tormenta viene la tranquilidad y con ella las dudas. Este es el hecho, es la descripción fenomenológica de una parte de mi vida.
Ahora que lo sé, y aunque sea un movimiento constante, trataré de entender su mecánica y validez.
Y me digo ¿Cuando y por qué  la razón acierta? Si, el movimiento intempestivo esta sujeto a menos tiempo de reflexión y consecuentemente tendrá menor acierto. Y, entonces, me continuo preguntando ¿el tiempo significa mejora cualitativa necesariamente?, la respuesta es no. Sujetas a la razón humana tenemos una serie de cuestiones sociales de todos los niveles que la condicionan. Unas de ellas son necesarias y esencialmente correctas pero otras no, pues son contingentes y solo socialmente correctas. Cada unidad de tiempo que invertimos en un razonamiento no es más que la consideración de una mas de estas cuestiones. Si esto es así, la utilización de una cantidad de tiempo no tiene por que ser una razón directa en la calidad del pensamiento pues estará sujeto a una cantidad grande de elementos puramente accidentales que dificultan y enturbian el puro actuar.
El estado de dudas que me surge a posteriori es cualidad de mi carácter y reflejo de una inseguridad en mis propias decisiones. He sucumbido al positivismo occidental. Tengo temor a actuar con los elementos volátiles que forman mi persona, que constituyen mi mente pues necesito objetivar, individualizar estas ideas, tratarlas como objetos y razonar con ellas,  y en esto, aquí, y consecuentemente por su naturaleza, llega la ignorancia y el temor al error.
Vivo sujeto a un sistema estático y estable de elementos aprendidos en los que circula mi pensamiento. Primero es elementos aprendidos, lo cual no tiene por qué ser negativo, pero tampoco positivo

lunes, 16 de enero de 2012

POESÍA





Busco un lugar
en esta ciudad
Donde esconderme
de esta corriente
que me lleva

Río de lava,
todo lo arrastra
Todo en el tedio
Oscuro viaje
hacia el infierno
Busco ese lugar

Dime la verdad
Poco me queda
Para perderme
Muy para siempre
echar a volar

Lluvia de Otoño
“ olivas “ rellena
haz que en la arena
que me rodea
Crezca la hierva
Dime la verdad

Y descubrir que algo
Se mueve junto a mí
Y decidir
sobre la marcha
a donde ir
y despertar, abrir
los ojos y encontrar
que nada sigue igual
igual... igual...

Busco un refugio en el camino
donde a solas pasen las horas
Tenga sentido.

Ven a mi cama
Duerme conmigo
Entra en mis sueños
Pues hace tiempo
Que me he perdido.

PENSAMIENTO INTUITIVO





Soy un hombre impulsivo, mi alma, sin calibrar las consecuencias pero seguro de las razones, actúa. Después de la tormenta viene la tranquilidad y con ella las dudas. Este es el hecho, es la descripción fenomenológica de una parte de mi vida.
Ahora que lo sé, y aunque sea un movimiento constante, trataré de entender su mecánica y validez.
Y me digo ¿Cuando y por qué  la razón acierta? Si, claro, el movimiento intempestivo esta sujeto a menos tiempo de reflexión y consecuentemente tendrá menor acierto. Y, entonces, me continuo preguntando ¿el tiempo significa mejora cualitativa necesariamente?, la respuesta es no. Sujetas a la razón humana tenemos una serie de cuestiones sociales de todos los niveles que la condicionan. Unas de ellas son necesarias y esencialmente correctas pero otras no, pues son contingentes y solo socialmente correctas. Cada unidad de tiempo que invertimos en un razonamiento no es más que la consideración de una mas de estas cuestiones. Si esto es así, la utilización de una cantidad de tiempo no tiene por que ser una razón directa en la calidad del pensamiento pues estará sujeto a una cantidad grande de elementos puramente accidentales que dificultan y enturbian el puro actuar.
El estado de dudas que me surge a posteriori es cualidad de mi carácter y reflejo de una inseguridad en mis propias decisiones. He sucumbido al positivismo occidental. Tengo temor a actuar con los elementos volátiles que forman mi persona, que constituyen mi mente pues necesito objetivar, individualizar estas ideas, tratarlas como objetos y razonar con ellas,  y en esto, aquí, y consecuentemente por su naturaleza, llega la ignorancia y el temor al error.
Vivo sujeto a un sistema estático y estable de elementos aprendidos en los que circula mi pensamiento. Primero es elementos aprendidos, lo cual no tiene por qué ser negativo, pero tampoco positivo.
Directamente hemos desechado el pensamiento intuitivo y desubicado. 

viernes, 13 de enero de 2012

NARRACIONES




ASUNTO CALABAZAS

                Aunque nunca tuve, durante la investigación, ningún tipo de atracción hacia ella, era muy hermosa.
                Caminaba deambulando y meneando, con disimulo pero sin complejos, sus curvas por todo el mercado. Llevaba su puesto de manera muy agradable para los clientes  y, quiero suponer, para ella.
                Nadie puede sospechas sus pensamientos e intenciones –me dije a mi mismo hablando en voz baja.
                Julia Martínez – 0456. Asunto Calabazas-
                Llevaba ya, al menos, tres años siguiéndola e investigándola. Tras una detención de miembros de baja categoría del cartel de Rio bajo Colombiano y su informe enviado comenzamos a investigar el posible reparto de las mercancías en el mercado empaquetadas en, sabrosas todo hay que decirlo, calabazas. Siguiendo el rastro, acabamos en este mercado.
                Su vida, la de Julia, no tenía ningún elemento extraño o sospechoso. La estuve siguiendo. 42 años, trabajo y dueña en le mercado, casa, amigas y risas,  paseos y deporte, no bebía, fumaba marihuana en algunas terrazas, no vivía con nadie y siempre caminaba y actuaba con tranquilidad. Sólo le vi, algún altercado con el dependiente del puesto contiguo. Un hombre arisco y desagradable que apenas tenía mercancía. Poca y mala. Debía, pensaba, vivir en una caja en la calle, para, con ese movimiento en el puesto, pagar el alquiler de la paraeta.
                Si los informes eran correctos,  hoy, vendría Andrés García, un “camellito” a por una gran caja y cantidad de Calabazas. El asunto estaba en que Andrés –alias “tumulto”- nos llevará hasta Alfonso Ramírez. Teníamos todas las conexiones y pruebas para enchironar al “mendas”, un gran proveedor en la costa levantina, pero había que pillarlo con las manos en la masa, es decir, con el cuerpo delictivo, en sus manos y, probablemente,  en su nariz.
                Su estilo apenas cambiaba dentro del mercado. Ropa más vieja pero faldas por encima de las rodillas y ajustadas. No le suponía ninguna dificultad, pues se movía con mucha soltura y se agachaba, doblando las rodillas juntas, sin ningún problema.
Era, en realidad, “presunta” y no “delincuente”, aunque las pruebas nos conducían hasta su puesto. Me caía bien, se la veía feliz y sentía, por qué no y sin estropear mi profesionalidad, pena por ella en el caso de su detención. Tenía gran curiosidad e interés casuístico el descubrir dónde y cómo almacenaba o gastaba el “cash” de los malos negocios.
Tuve que salir de mis pensamientos y alertar mi atención cuando la vi venir directamente hacia mi persona. Labios perfilados, ojos oscuros, melena negra y llena de bucles. Coincidimos en la mirada, me sonrió. Fue una decima de segundo, al ser una sonrisa de cortesía. A pesar del mucho tiempo siguiéndola jamás estuve tan cerca. Volvió con unas bolsas de hielo. Pasé totalmente desapercibido tras ocultarme. El trabajo es el trabajo.
A través de mi auricular comenzaron: “sospechoso Andrés García entrando por la puerta de las Vigas”. Cada uno ocupamos nuestro puesto. La puerta 3 y 4 me correspondían. Veía de lateral el puesto de Julia. Hoy llevaba un traje azul oscuro con un estampado de flores azulonas también. Sonreía como siempre. Si, era bonita y agradable. Sentí pena, mucha pena y no paré de pensar que le había llevado a traficar con cocaína. Despachaba justo encima del auto del delito, las calabazas.
Ya veía a Andrés. Bajito y corpulento. El gusto pertenece a cada uno, pero el estilo no y éste, no lo tenía. El enfiló el pasillo central que le llevaría directo al puesto de mi más querida, con diferencia, sospechosa.  Giró. Un puesto, Antonia, verduras, dos puestos, Antonio, verduras y fruta. Disimulando avanzó entre ellos ojeando la mercancía. Al fin llegó al puesto número tres. Julia, verduras y sonrisas –me dije. Paró justo enfrente de de su puesto, la miro, la sonrió. Ella le devolvió la sonrisa y le preguntó, pues así le leí en los labios –“bueno, ¿qué?-. Tumulto, giró la cabeza y continuó andando. Miré con atención. El resto del mercado desapareció a mí alrededor. Dibuje una sonrisa con mis labios. Paró en el cuarto puesto, el del “perro pulgoso” – pues a fe que así lo parecía- y le miró fijamente. Era el peor delincuente que jamás había visto pues su cara de temor y culpabilidad cuando le daba aquella caja de calabazas, debía de valer para enchironarlo.
Su persecución fue agradable. El vientecito de la alegría soplaba en mi cara tras ver que no era Julia la conexión y que su positivismo y felicidad no eran fingidos, quizás impuestos por su carácter pero no actuaba. Seguimos, todo el equipo a casa de Alfonso Rodríguez y allí los detuvimos. El juicio fue rápido. Andrés, el pobre camello, cinco años de cárcel por “intento de venta de la mercancía”, y al gran hijo de puta Alfonso Rodríguez, que, con un, todo hay que decirlo, magnífico abogado, salió, por falta de antecedentes y aludiendo ser simplemente el consumidor, con una gran multa y antecedentes para andarse con cuidado. Para todos los “tiranapias”, “limpialineas” y demás consumidores de la costa, fue una gran noticia. Seguirían teniendo “tema” y material, Rodriguez`s.

                                                               .

El día, sábado mañana, había salido nublado y con mi abrigo me dirigí hacia el mercado. Por fin dejaba de trabajar en aquel. Julia llevaba una chaquetita blanca y un pequeño gorrito de tela del mismo color. Con lo cual su pelo  negro brillaba más.  En frente de ella, pude apreciar que era más alta. Era delgada y hermosa.
-“¿Cuánto vale el kilo de calabazas?” –no recuerdo cuanto me dijo y yo rápidamente le pregunté
-“¿Usted va a la terraza del “Gallo peleón?”- Me contesto que si, y haciéndome el despistado, le insistí en algunas coincidencias que no teníamos y que yo hacía suponer.
Aquella tarde quedamos en el Gallo peleón y bebiendo cerveza  intimidamos y  volvimos a quedar.
El mundo es, sin duda y de hecho, una tómbola.
No hay coincidencia alguna que no se pueda dar.
Si salimos de las falsas probabilidades y hablamos de los individuos y acciones particulares, todo es posible. No hablamos de un millón de Julias y de cien mil policías. Éramos sólo ella y yo y el asunto fermento correctamente y pasó afrutadamente para mí.
Sentí tanta emoción cuando vi a “tumulto” pasar de largo y me dio tal alegría que arrastrándome por ella y con una gran irresponsabilidades , conseguí su libertad. Mientras el “capo” esté suelto como estaba, no hay justicia posible en el resto de pringados.
               

LA BARBACOA

A la par que la verdad moría en el valle verde de mis sueños, la mentira florecía en el cauce del rio seco de la realidad.
 Así pues actué, compré un par de longanizas, dos chorizos,  una bella pareja de chuletas y cogí, como combustible, mis inquietudes.
                El atardecer era largo y tranquilo. En aquel lugar, planito y alejado, y asegurándome de estar muy solo monté, la barbacoa. “Mis dos longanizas de Requena, ¡Bien!”- me dije mientras las colocaba. Encendí el mechero y empecé a quemar el combustible
                Decía a voz alta:
-          Ontología, lógica, física, astronomía, la colección entera de la metafísica de Aristóteles,  el gran filosofo..¡al fuego!   - La cultura y mi juventud morían entre las llamas. Apenas frió el mundano y carnoso fiambre.
No me pesaban las manos cuando lancé entre las llamas de aristotelismo el Summun de Santo Tomas.
-          ¡Las cinco vías para llegar a Dios que nos construiste!, haz las carnes de la vida.- Tras su incineración las llonguis seguían sin hacer.
                El olorcito de la carne era todavía muy tentativo. “¡ahy¡ a este pobre perro no le pongas las longanizas en su morro” – me comentó, en tono jocoso, algún amigo en otro lugar.
                Necesitaba mucho combustible.
                Fenomenología del espíritu, Hegel, la máxima explicación racional de la realidad“ a montón” con Nietzsche, con todo Nietzsche, su vitalismo e irracionalidad. ¡Un brebaje explosivo!, ¡dinamita! “voy a socarrar la cena” – dije convencido, justo antes de ver con la cara y el espíritu alelados como un libro se quemaba encima del otro, en una pobre dialéctica humeante.
                Comencé a recoger el fiambre – “la comida actual, ya sólo se puede hacer en la vitrocerámica y con sartenes de inducción” mi dije, mientras maldecía, consecuentemente a todos los dioses que movían el destino de Ulises con la punta de sus dedos.
                Aún me quedaba una caja de cultura.
                Las lejanas estrellas en el  horizonte, actuaron como interlocutor mientras amontonaba  ordenadamente los libros…” dos mil setecientos años de historia, de pensamientos, de inquietudes, de especulaciones, de sueños, de sentimientos, de dogmas, de dudas, de soluciones, de imposibilidades, de triunfo y derrota iban a caer bajo la mísera llama de un mechero” que tremenda ironía – pensé, que tan poco se come a tanto.
                “La verdad muere en el valle de mis sueños”- me dije de nuevo.
Era una pila alta y la hoguera duró un rato. Las llamas daban calorcito e iluminaron con un color muy bonito sus al rededores. Pero fue corto. El papel escrito no da para más. Imagino que sería la alucinación momentánea del hecho y humo, cuando me pareció ver dibujar entre las pequeñas nubes de la hoguera un diablito con cara de satisfacción.
Bueno, para que mentir, me volví más ligero de equipaje.
Estaba llegando a casa. Paré en el primer semáforo. A mi lado llegó un “buga” precioso, abrió la puerta una mujer realmente sensual y se dirigió a una mesa en la cual había una, imagino, amiga suya bebiéndose una maravillosa Heineken. “chuletas, chorizos y longanizas”, me dije soltando una larga, profunda y sincera carcajada.
Metí la llave en la cerradura del portal.
Seguía sin saber  si la solución es “una buena torrá” o había cavado algo más el nicho de mi tumba.

jueves, 12 de enero de 2012

LA TOMBOLA


I

            Como todos días en la última hora de su jornada matutina, el policía local, Andrés, seguía haciendo sonatas con el sonido de su silbato al ritmo grave de las tubas que ronronean en el  escape de los vehículos.
            Llegó John en su coche y paró en el semáforo. Así era como le llamaban en el gimnasio donde conoció a Pedro, y este viéndole su  “potencial” controlador le empezó a liar en los negocios  junto a orientales para traer “mierda” tecnológica de la china. Empezó a ganar los titos y el vacile máximo comenzó.
-          “Ya está aquí el musculitos, ¡como le chulea a Antonio, mi buen y vacilón compañero!, ¡ahí salen chispas!” – pensaba Andrés.
En ocasiones, al momento en que llegaba el “güayon”, había un pequeño coche rojo con una mujer dentro.
-          ¡Ahy!  John, ¡qué no me abronque más! – se decía Julia. Trabajaba para él. Le hacía todo, absolutamente todo el trabajo de gestión y papeleos.
Andrés en su trabajo pasaba muchas horas observando al personal y esto le había hecho muy intuitivo con las personas e inevitablemente, lo ponía en marcha. Así en el momento, como casi todos los días que coincidían, John le hizo un gesto a Julia y Andrés pensó:
-          “Ya está ahí, otra vez, vacilando con sus gafitas bien oscuras a la mujer del coche rojo ¡cómo se arruga la florecita!, ¡Cuánto vacilón hay en la colmena! – a continuación silbó fuerte y todos los coches salieron. Él y ella, también.
II
Fue en el miércoles de la tercera semana del mes de Julio
-          “ahy, nunca lo olvidaré ese día, Anselmo” – le decía a su amigo en muchas ocasiones.
A la misma hora que en los últimos tres meses, John coincidió ese día también con Julia.
-          “3.000 conectores puentes de 3’3 e, he puesto esta mañana ¡qué bueno que soy y qué fácil es hacer pasta! – dijo gritando en el interior del vehículo y luego entre dientes añadió – “y haciendo unas trampitas inocentes “– y se rió abiertamente.
-          “Pero ¿qué huevos le pasará al notarrón hoy?- pensaba Andrés.
Apuraba el cigarro con el brazo fuera del coche mientras a pocos metros miraba fijamente y sonriendo a su compañero al que ésta vez se le caían las gafas de sol, resbalando por la nariz entre el sudor producido por estar de pie, al sol, en Valencia y en Julio. En esto, se giró y asusto a Julia lanzando un pequeño bocado al aire. Ella sonrió temblorosa. Con el mentón alto, John  ametralló a todo el personal con su gran y falsa sonrisa. Hasta a Andrés que estaba en la otra dirección le salpico con ella, “este botarate”.
-          “la vida es peligrosa y caprichosa. Así me lo han dicho y así lo he comprobado” – le dijo Anselmo, su amigo, a Andrés el primer día que se lo contó.
Julia después del “bocadito”, se quedó asustada y dejó de apretar muy despacito el embrague de su coche por estar fingiendo que buscaba algo al fondo de su bolso. Su coche estando el semáforo en rojo salió despacito.
-          “Así que ya nos vamos. Pues vamos”, pensó muscle man John y sin mirar el semáforo salió creyendo, equivocadamente que  estaba en verde. Comenzó a moverse hacia a delante  sólo y repito, solamente salpicando a todo el personal con su sonrisa y vacile.
Andrés nunca supo si Pedro, su compañero se dio cuenta, pues lo único que hizo mas, fue sujetarse las gafas de sol para ver con claridad.
En ese momento el trolebús numero 17 surcaba la gran vía a una buena velocidad crucero que multiplica por su gran masa le daban una energía cinética con la que los frenos no pudieron. Patinó varios metros. El chirrido de sus frenos se oyó hasta allá por los albores del cauce del rio. El tren de mercancías tras deslizarse choco, no muy fuerte contra el coche de John.
-          “No se me va a olvidar la cara de conejo degollado que puso el pringaillo” – le decía Andrés entre risas- y Anselmo, muy sabiamente le contestaba “sí, sí, como se ve el valor real de las personas en situaciones límite”- y continuaban riendo.
Cuando vinieron las ambulancias y subió en una, tenía una cara tremenda, pero no del dolor de su brazo, con el que se fumaba el cigarrito vacilón, hecho añicos, sino el de su bolsillo e historial.
El frenazo del autobús fue grande. El primer coche que venía, intentando esquivarlo, le toco la esquina y salió disparado hacia un lado llevándose dos coches más por delante. A su vez el que estaba detrás de este, clavó los frenos y produjo un choque en cadena de 6 vehículos. 9 coches bien tocados y 10 heridos entre los 4 de los coches y 6 que rodando por el lleno autobús acabaron en las narices del conductor.
Lo más jodido fue que tuvo el testimonio de dos policías locales y de su secretaria (que se dio cuenta que se movía y frenó) afirmando que se había saltado el semáforo. Con una ilegalidad los seguros pagan poco y la justicia se preocupa de donde coño a salido ese deportivo conducido por un Español con matricula alemana que va saltándose semáforos.
En la vida la suerte sólo se compra con trabajo, pero la mala suerte deambula como una ratita y entra así donde quiere.
Les pagaron suficiente y se olvidaron los perjudicados, pero al “prigaillo” culpable eso le iba a costar hasta la expulsión, por impago del gim.
Andrés volvía aquel día del trabajo con una sonrisa que no era merecida para este suceso pero que no podía evitar y al tropezarse en el portal con su vecino le dijo entre otras cosas.
-          “Vecino, la vida es una tómbola”.