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Démosnos cuenta de
la gran cantidad de estructuras grupales que actúan fuera de nuestro
control y a nuestro alrededor.
Hay demasiadas
actividades humanas en las cuales el resultado no depende de la
voluntad de sus integrantes sino se sigue el camino ya marcado por la
entidad, por si sola y para si sola.
Nos creemos con la
potestad de dirigir todos los interrelacionados juegos de intereses,
cuando ellos ya han adquirido identidad propia y actúan según sus
propias y suyas leyes.
La política y el
mercado económico son los dos, de entre tantos, más importantes
El mercado no
depende absolutamente de ninguna persona, siquiera de un grupo de
personas. Tiene y lleva unas reglas y mecanismos propios a los cuales
el individuo tiene que claudicar si pretende algún éxito.
En la política, la
persona debe de humillar sus maneras e ideas, pues el pastel está
totalmente cocinado y si quieres, sólo hay una manera de jugar.
No son las personas
quienes deciden, sino los ciclos diversos que sólo tienen el origen
en su funcionamiento independiente de los sujetos componentes.
El hecho de que suba
o bajen los productos tendrá cualquier explicación menos la que
hayan decidido nadie que así fuera. Tras un montón de reglas y
cálculos de las situaciones numéricas y circundante obtenemos el
gasto o valor a realizar. Nadie lo decide, el mercado anda por donde
él quiere.
No, no, ni las mas
grandes potencias controlan, cabalgan con seguridad sobre los
caballos despotricados del mercado económico mundial. Es el el qué
decide hundir o dar.
La política es un
mundo cerrado. Solo pueden entrar como aprendiz de lo que ya hay.
Participar a cualquier nivel pasa por, la aceptación de ella por
los elementos dirigentes. Nunca hay una posibilidad repartida de
alcanzar tus objetivos sino claudicas ante los imperativos que
gobiernan. La política también esta enferma.
La endogamia reina
en ella.
Cuando llegas, ya
eres parte integrante del asunto.
Es un hecho
holístico en el cual la corriente de acción les lleva a todos al
mismo punto.
Sí, somos libres,
pero de actuar dentro de unas reglas ya dadas e impuestas.
La única solución
seria desempolvarnos como un oso cuando sale de pescar tal y como se
quita el agua.
No somos nada
conscientes de esta sumisión y humillación, ante uno, el mercado, y
el otro, la política.
Estoy hablando de
unas evidencias, conclusiones e ideas, que son de dominio y uso
publico.
Pienso que el mayor
problema está en la existencia y su posible o no de modificación y
en la aceptación de estos hechos como parte integrante una cotidiana
normalidad.
Las consecuencias
racionales son tremendas como llegar a la negación de la vida
colectiva hasta ciertos niveles por el descontrol que nos surge sobre
ella, digamos.
No sé como sería
elegir a un grupo de dirigentes que no tuvieran que pasar por el
filtro del poder ya establecido en el estadio anterior y no sé
tampoco, cómo conseguir unas experiencias económicas directas sin
la intromisión de ningún elemento más.
La solución es
difícil o imposible.
Pero el ser
conscientes del asunto y tener mas conocimientos de allí donde nos
movemos, siempre es interesante y bueno.
Todos sabemos este
control de las estructuras supraindividuales, autónomas y sin
identificar, sobre nuestro desarrollo.
Nadie tiene la culpa
y como consecuencia y sin solución, la tenemos la colectividad.
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