I
El
desfase temporal, era tal, que jamás, pero nunca jamás, podrían
tener un contacto físico directo, así pues, era un total y completo
intercambio cultural, de conocimientos científico, filosófico y de
ubicación.
Les
dijeron que sí, que las habían más allá de donde ellos podían
llegar que quizás, en un futuro puedan también ponerse en contacto
con ellas.
Trascurría
el año 2056 cuando se tuvieron las primeras comunicaciones claras y
directas.
No
hubo, en el proceso, ninguna duda primera y normal, sobre de donde
venia las señales.
No
se sabían sus significado ni su traducción, pero los ritmos de
emisión, eran claramente ordenados en la variedad.
El
lugar de origen era, en su correspondiente zona del mapa estelar, la,
entonces llamada, Galaxia UB3457, Estrella UC5464 y Planeta UC46711,
situada a 24 años luz de la tierra.
Éste
era el desfase de la comunicación y la imposibilidad del contacto
directo.
Sabían
que allí estaban pero jamás tendrán una interacción práctica la
una sobre la otra.
Comprenderse
y estudiarse desde la imposibilidad del contacto.
La
concepción de la realidad cambió.
Se
tardó cuatro años en darse cuenta, buscando relaciones algorítmicas
entre las posibilidades, que la solución estaba lejos de allí y
consistía en el código de Morse utilizado en las primeras
comunicaciones electromagnéticas, con todo su desorden producido por
los fallos ocurridos, en su dificultad tecnológica, de aquellas
primeras trasmisiones, teniendo todos y los mismo errores que se
hicieron, lo que complicó aquel descubrimiento.
Para
que aquella primera comunicación pudiera tener lugar, debieron de
captar la información del Morse sobre los 60 años atrás.
La
distancia temporal insuperable el umbral de los años necesarios
para ella, producía que la reproducción, el medio de comunicación
fuera siempre pasado, antiguo. Siempre será desfasada, ningún tipo
de información puede llegar a la velocidad de la luz y las
velocidades mas aproximadas a ella, es decir que hacen posible la
comunicación producida una temporalidad mínima de 57 años entre
los unos y los otros.
Trabajaban
sobre sus pasados.
Así
y entonces comenzaron a leer, interpretando un corto mensaje de
Morse en el observatorio.
Permanecía
a media luz sentado, sujetándose la cabeza con una mano, y girando
ésta hacia el folio que sujetaba con la mano izquierda. La releía
una y otra vez. Andrés estaba realmente confundido, no por la
corrección en la trasmisión del lenguaje, sino por su contenido.
Se mareaba cuando era consciente lo que aquello significaba. Tenía
cena en casa de sus padres. Hacían sus 23 años de su aniversario de
bodas, los mismos años que cumplía Andrés, apenas ocho meses
después – efectivo hijo, efectivo, le decía haciendo una broma
sobre la proximidad de las fechas. Estaba pasando el año 2060,
cuatro meses de las primeras señales y no hacían mas de dos días
que habían comenzado a traducir al Morse. No sabía si podría estar
tranquilo en la cena. Máximo secreto y silencio. Nadie, nadie y
nadie debía de saber esta ultima información que el equipo de
investigación ubicado en Tenerife había concretado, hasta el
momento indicado por las autoridades para hacerla pública. En el
mismo momento que Andrés levantaba la cabeza, entre su perplejidad,
entró Cipriano. Los dos se quedaron mirando fijamente.
-
He trasmitido toda la información a todas las entidades científicas,
matemáticas, y demás observatorios ligados en la investigación y
seguimiento y sí, todos, toditos la traducen igual que nosotros.
Tras
Cipriano, entró Carmen, directora del observatorio.
-
Compañeros, leamos, traduzcamos y presentemos esta noticia a nivel
mundial. Vamos a prepararlo bien y mañana por la tarde, a las 9 del
meridiano Greenwich,. Saldré en directo, así que vayamos a ver.
Andrés leémelo otra vez......
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