miércoles, 7 de mayo de 2014

ATENAS EN MIS ERRORES

ATENAS EN MIS ERRORES

Subían andando de espaldas al Partenón.
Arrastraban las túnicas blancas sobre el camino empedrado mientras discutían sobre la situación de la Polis y su guerra contra los Persas.
- Llevamos cinco años igual, Plutartio. Dudo de mis decisiones cuando la sangre de las personas ya fluye como en un río si tuviera valle donde hacerlo. Mandar a los hombres a que los maten o a matar, no es fácil.
- ¡No!, Zofen, no. Acuéstate y acomódate en el posible error. Veelo como normalidad.
Plutartio, giró de cinturas rápidamente con cara de sorpresa
- ¿qué me dices, Maestro?
Eran amigos desde hacia muchos años.
Niño entró Zofen en la escuela de formación general para los hijos de las familias con potestad económica que dirigía y era dueño de ella, Plutartio, y además siguieron en contacto más cercano, cuando Zofen comenzó las enseñanzas sobre la dialéctica y los principios básicos de formación de la sociedad, dadas sólo por Plutartio, Sofista, profesor para futuros dirigentes, y a los elegidos como futuros gobernantes de aquellas verdes tierras de los olivos.
- Quitate la idea de la existencia de una verdad absoluta y total. No dudes de ti mismo y comienza a sentirte cómodo entre tus pensamientos aun a sabiendas de su posible error.
- Pero – exclamo levantando los brazos ¡qué hago en el senado!, ¿defiendo mis planes frente a los ciudadanos, sabiendo la dificultad y delicadeza de las decisiones que les propongo?
Había dirigido caballerizas de diez mil hombres atravesando todas las tierras de la babilonia.
Ascendido al río tigris, desde el mar hasta las cordilleras que bordean el mar caspio.
Había liberado toda la costa Jónica.
El éxito y el triunfo le había acompañado.
Pero la guerra volvió, cuando él ya no montaba a caballo.
Nunca tuvo ninguna dificultad de exponer y defender sus actos, sus misiones, sus acciones de guerra. Pero desde que fue elegido para dirigir del pueblo Ateniense, las dudas que nunca tuvo, le envolvieron.
- Zofen, escucha atentamente - le dijo mientras se ponía a contra luz de un sol, que renqueante, bajando por la distancia,- más vale equivocarse que huir de uno mismo. La verdad no la tiene nadie y hay que convencerse que el error es colectivo y que queda como puerta de salida el vivir cómodamente entre los brazos de ese supuesto error que jamás sabremos si lo era o no lo era. Toma decisiones bajo estas dimensiones. Con paz y calma, pues este peso es colectivo para aquellos que ven más allá que aquello de donde alcanzan sus brazos.
- Entonces ¿qué hacemos con la construcción colectiva de las instituciones bajo unos principios primeros y compartidos?
- Respetarla, tal y como lo haces, máximo senador, pero no olvidarte que no podrás saber nunca donde está la correcta elección pues el proceso de encadenamiento de los sucesos te supera en el tiempo y en el espacio y lo que parecía un error puede ser el gran acierto que le diste a tu pueblo. Acomódate y duerme entre las manos del posible error, pues es el mismo que todos tenemos.
- Si no existe la verdad total, ¿cómo actuar, hacia donde ir, a quién seguir?
- Sí, si que hay una verdad total y ésta es el posible error colectivo. Abraza a tus pensamientos e intenciones, quierete en tus errores, ama tus peculiaridades y toma de decisiones, pues aquel que se cree el elegido tiene las mismas posibilidades de equivocarse, no huyas de tus pensamientos y ama tus conclusiones pensando que es la opción a nivel vital más interesaste.
- ¿Qué me acomode en mis fallos?, ¡no! - molesto se mostraba ya presa de la incomprensión de los planteamientos del interlocutor y de sentir que todo su poderío era dudado, por él con antelación y por su maestro ahora. Habíase ganado el poder en Atenas ¡resperto! -pensó. Señalándole frunció el ceño pensando en los miles de quilometros que había realizado luchando por los valores, principios y estructuras de su polis y la cultura del mar del Egeo, llevando con seguridad más allá del mar y hacia las tierras del asía desconocida, la cultura y riqueza de su gran Atenas, centro mundial económico y del conocimiento.
Pero la furia se le pasó pronto, cuando vio a su maestro sentarse despacio en una gran roca y ahora sí, mirando de frente el blanco mármol que recubría las tantas columnas y que brillaba por todo el friso con arte en cada una de sus esquinas, a su maestro. La cara le cambio. Era perfectamente consciente de la sabiduría del maestro. Su escuela era conocida en toda la península de los balcanes, los Dóricos y los Corintios la respetaban y la mayor garantía era su experiencia en la vida. Había estado en todo el mundo entonces conocido y había vivido todo la construcción de las nuevas estructuras, las polis independientes, fuertes y seguras.
- Perdón maestro – Sabía del tremendo acto de irrespetuoso por señalarlo.
- Escucha, que salga de tu cabeza que en ella está la verdad, pero que te entre por la otra vertiente que no nos queda más remedio que creer en nuestros pensamientos, objetivos y fines, ¿qué pueden estar equivocados?, ¡Claro!, ¡mil veces!, pero hemos de aceptar el posible error como elemento fundamental de cualquier opinión, reflexión o propuesta, así pues sal de tus dudas y decide aun a sabiendas del posible error. Sabiendo de su existencia, estira tus pies, y cruza tus brazos mientras descansas creyendo siempre en éste.
Siguieron conversando toda la tarde hasta el anochecer. Ambos dos vivían en una mansiones en la afueras de su Gloriosa y Gran Atenas y sólo iban a ella, en busca de cultura, política y decisiones.
- Zofen – le dijo Plutartio, comencé a disfrutar de mi mismo y mis reflexiones, cuando empecé a tomar sin miedo las diferentes posiciones sin sentirme invadido por las opiniones y toma de posturas ante las mismas. Me costo aceptar el error colectivo y la validez o invalidez colectiva. Toma tus decisiones, estate por encima del momento, de la colectividad.
Todas las decisiones individuales son de por sí un error.
Jamás un sólo individuo podrá tomar decisiones englobables de la totalidad.
Vivamos entre las manos de los pequeños errores.
Que nos mezan estas manos de la falibilidad colectiva.

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