Y allí encontré la forma de los
problemas moldeada en un verbo.
Éste es Pertenecer.
Leyendo a Montaigne estaba, cuando cómo
si realizase un teletrasporte a través de los siglos, del XVI al que
él perteneció hasta el XXI que yo pertenezco, designó el mayor
problema que tenemos en la sociedad actual.
Lo trasmitió en sentido positivo,
aludiendo a que el mejor bien que tiene cualquier persona es cuando
se pertenece a si misma, es decir, pertenecerse.
En la actualidad vivimos total y
absolutamente sometidos a unos horarios y fechas que nos condicionan
todos nuestros movimientos.
No somos, entiendo yo, ciertamente
conscientes de la falta de control brutal que tenemos sobre nuestra
vida, hechos y usos pues esto está totalmente condicionado a
realidades externas que nos condicionan totalmente.
La libertad de uno mismo, bajo la
mascara de la libertad de expresión y algo más, está totalmente
ahogada por entidades, mejor, estructuras superiores.
Yo, cómo uno más, apenas tengo
capacidad de decisión sobre mis actos diarios, pues estos se
encuentran sometidos a unos horarios básicos.
Estoy, y ¡pardiez qué así sea!, pues
ahora no tengo otra opción, sin ningún control sobre mis
actividades en un, digamos y sólo digamos, un 80% de mi tiempo,
diario, mensual o anual, igual me da o me da lo mismo. El hecho es
real, existe y no le concedemos ni le damos la importancia que tiene.
El trabajo que ocupas, rara vez son
elegidas por la persona y consecuentemente, no pertenecen a su
decisión, sino a otras circunstancias que te alejan de tu control.
No te perteneces. Perteneces a otros.
Es un asunto deformador total.
La perdida de control sobre la manera
de actuar provoca ansiedad.
El mínimo control sobre la realidad
trae paranoias.
El control y manejo temporal, cansa y
pierde al sujeto.
No nos pertenecemos.
Apenas tomamos decisiones que vinculen
con nuestra realización personal.
Los modos y maneras propios ya
pertenecen a otros niveles y estructuras y no a nosotros mismos.
Montaigne, hacia alusión al alcanzar
conocimientos con los cuales tuvieses la suficiente capacidad para
decidir lo correcto para tu persona y no necesitar a los demás para
que te juzgasen o tuvieras que oírlos para saber sobre ti o
definirte. Estúdiate, obsérvate, cultívate, y llegaras a tu
conocimiento y control.
Este autor elevaba el verbo a términos
mucho más abstractos e intelectuales a los que yo me refiero.
Creo que tenía, cuando lo dijo, y
ahora, cuando lo leo, razón en que sólo el conocimiento da
libertad.
Pero este amigo, era un Burgués, bien
acomodado, al heredar los ganancias y negocios de su padre. Una vez
teniéndolos, se retiró a una de ellas, a vivir de las rentas y a
dedicarse a estudiar, leer y escribir. Y válgame Dios que así lo
hizo.
Si hubiera conocido los relojes de
pulsera y lo estos condicionan y marcan a las personas actualmente,
no sé hasta que punto hubiera hecho tan metafísico, un problema que
hoy es material. Se siente, se oye, se lame.
No nos pertenecemos.
Pertenecemos a la realidad circundante.
No controlo casi nunca jamás, mis
actividades del día siguiente.
Las obligaciones impuestas por el
trabajo y demás vinculaciones sociales coartan mi capacidad de
decisión.
Mi persona ya no es mía.
Mi tiempo se quedó en el reloj de
otro.
El pertenecerse es algo esencialmente
fundamental. Constructivo y necesario.
Ahora no se da y en aquellos casos en
los que sí que aparece, los que los profesan, o bien son ricos y
les sobra el cash, la pasta, los dineros o bien, y atención, si
vuestra vida os pertenece o hacéis que así sea, vais a ser acusados
de diferentes, de reveles, de extraños, despertareis diferentes
sentimientos más placenteros o menos, pero no tendréis la
comprensión pues cuando nos observo veo que no somos realmente
conscientes de estas cadenas que atan y esposan a nuestra persona.
No te hará feliz dominar a lo que te
rodea, sino pertenecerte a ti mismo y dominar a tu persona.
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