domingo, 25 de mayo de 2014

LA TÉCNICA Y LA DIFERENCIA





No somos conscientes de la visión totalmente formada que tenemos por las circunstancias y conocimientos técnicos y científicos que nos rodean.
En todas las etapas del pensamiento filosófico, siempre se ha podido encontrar, en ellos mismo que describen, pensamientos y opiniones generalizadas, uniformes y repetidas a lo largo de la historia.
La Filosofía se ha bifurcado del camino hasta ahora buscando nuevos horizontes y planteamientos, que la  repetición con su puntualización, volverá a traerlos.
Quizás sea el carácter revolucionario de la imposición de la razón y lógica en las relaciones sociales, buscando la realización de la verdadera dimensión humana en ellas, sea, como camino nuevo debido a su practicidad, el único andar de la evolución práctica filosófica.
Lo que sí que cambia de raíz y con ello, casi todas nuestras concepciones del mundo que nos rodea es la ciencia y la tecnología.
Ciertamente, hubo pensadores en la antigua Grecia, muy avanzados, que con solo la observación directa obtenían concepciones y teoría contrarias a la impresión humana, como la circularidad (Aristarco, Empédocles) de la tierra.
Ahora bien, casi todas se estancaban ahí, por una clara y pura lógica de aplicación.
Cuando lees a varios pensadores de aquellos tiempos que te hablan de luces detrás de la esfera (Aristóteles) o de fuego, hogueras celestes hablando de las estrellas, en su Cosmología y su concepción, te puede parecer una barbaridad y sentirte muy lejano de aquellos que esto afirmaban.
La distancia viene marcada única y exclusivamente por la no apreciación en cuanto que nosotros tenemos unos medios técnicas que nos han permitido tener una visión más correcta, digamos del universo y superar la suya, lo cual no significa, y aquí está el error que no supieran lo que decían, dentro de la más absoluta similitud con casos y posturas actuales.
Con total y absoluta tranquilidad, construían teorías correctas basadas en lo conocimientos y datos temporales y en la actualidad ante esto, tenemos tendencia a pensar en ellos como un pensamiento equivocado, como mentes trasformadas, como poca maduración mental, como amplia capacidad para el engaño y demás y nos cuesta entender que su constitución psicológica no sea diferente a la nuestra.
No, somos todos los seres humanas, calcos de unos sobre los otros y serán las circunstancias únicamente las que nos distinga,  hablo de abandonar, esta concepción de pensadores primitivos y engañados.,
No vivían en uno de tus sueños.
No se imaginaban ni tenía supuestas confesiones divinas.
Eran científicos y pensadores que realizaban investigaciones, deducían, mantenían conversaciones como los pensadores actuales y buscaban sus consecuencia.
La única diferencia será el punto de partida.
Hablando, digamos de la belleza del mar o de la virtud de la buena comida, vestidos de la misma manera todos, difícil sería distinguir la época correspondiente.
Mirando al cielo anoche estuve pensando en que acierto tuvieron aquellos que se atrevieron a describir las estrellas como pequeños agujeros en la esfera terrestre, pues así, mirando a ras y a ojo descubierto, con atención, se puede llegar a imaginar y deducir ese concepto. Para ello sólo hay que pararse a pensar y las mas brillantes mentes actuales, con aquellos datos, probablemente hubieran tenido muy parecidas conclusiones.
Tenemos la tendencia a alejar de nuestra actualidad, a todo lo acontecido en la historia.
Aún siendo un tema claramente vinculado al desarrollo vital del ser humano, la mayor abundancia de teorías y técnicas, explicativas y realizadoras de la actualidad, no diferencia, en absoluto nuestra capacidad de construir la realidad, de una cantidad y calidad a otras dos en el mundo tecnológico.
Nos cuesta pensar que desde que la aglomeraciones humanas y control natural que nos permitiera tener una actividades lúdicas, en cuanto a lo observación en la búsqueda del conocimiento, las personas no hemos cambiado y las mismas preguntas, en tono e intención que ahora se hacen los científicos, entonces ya lo hacían.
No nos alejemos tanto del origen y aceptemos la técnica y los avances técnicos como un elemento puramente accidental en la construcción humana.
Los trajes, no cambian el sexo del la persona que los vista.



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