sábado, 31 de mayo de 2014

REPETITIVOS




La capacidad de autodecisión está básicamente perdida y además, doblemente pues aquellos que parecen defenderla, no son sino una parte integrante del hacer económico-social, que se los fagocitará cuando lleguen al poder.
Todos estamos incluidos y salvo un esfuerzo de abstracción sobre y alejamiento de, tu persona, es fácil obviar esta realidad.
Aquellos ya denunciaron la perdida de nuestra individualidad, el sometimiento colectivo a unidades externas y la falta de fuerza de voluntad unificadora y existencial.
Quizás fuese la locura y atrocidad del siglo XX, lo que hizo que se olvidara.
Y si antes doblábamos el problema, ahora lo triplico, si contemplamos el sometimiento colectivo como una parte funcional de nuestra naturaleza como animales o como una evolución lógica y coherente en cuanto a la evolución social y gremial.
¿Estamos, entonces, atrapados, sin salida en la telaraña, que o bien hemos construido o bien nos constituye?
Cansado estoy de observar movimientos formalizados.
Perdido me encuentro en determinadas normalidades conocidas.
Aburrido me siento de ver a los mismos, haciendo lo de siempre.
Aferrado a aquella idea de aquel autor tan utilizado, entiendo la voluntad como única vía de escape.
El sentirse observado y juzgado, que nadie mire por encima del hombro de nadie de los que leen pues nos pasa a todos. El superar estas sensaciones y expresar tus propias creaciones personales, no como arte, sino como expresión propia, es un asunto de tu voluntad en cuanto a la defensa de tu persona.
No hay verdad pública, nadie te mira con ella, tu capacidad de tenerla es completamente posible.
La rebelión violenta es en sí un sin camino, la aceptación es sumisión o comodidad.
Queda la pasividad participativa, decir, denunciar los hechos.
El conocimiento colectivo de la dinámica imperante e impositiva sería una salida.
La ciudad me ata, me anula, me insensibiliza.
Siquiera somos conscientes ésto y sólo la expresamos como una metáfora descriptiva pero no valorativa, cómo debiéramos pues vivimos absolutamente atados a nuestro reloj.
No es una imagen descriptiva.
Sin cadenas visibles, pero atados.
Lo arrastramos allá donde vamos y lo contemplamos y sopesamos antes de decidir.
Me resulta difícil encontrar como elemento evolutivo correcto para las personas que tengamos el tiempo fuera de nuestro control.
Todos, repetitivos e igualitarios, realizamos los mismos hechos, de la misma manera y, naturalmente, perfectamente acompasados.
Me surge la duda al pensar si está globalización entendida como repetición debe de ser un elemento de orden en la unión humana.
Sea como fuere, entiendo que hay momentos en los cuales la cobertura social, esconde y oculta al individuo.
Y reitero que lo peor es no ser conscientes del hecho.




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