¿Qué estás pensando?, me pregunta este rectángulo y yo le digo que siempre todos los sábados que trabajo, mi espíritu se mueve entre la soledad del polígono y la máxima discordancia que se hace lúcida y visible con allí donde unos tienen tan poco y otros tanto. En el silencio entono lírica de amor a mi mujer, suspiro con decretos de solidaridad, añoro tolerancia y canto canciones esotéricas con mis pensamientos. Salgamos del bacanal ruido que entorpece nuestros pensamientos en la ciudad, abandonemos el coche que nos nubla el corazón con la velocidad, huyamos de la televisión que encarcela nuestros pensamientos en productos que jamás tendremos.
Saquemos nuestra indefectible, inevitable, invariable y constitutiva individualidad, del saco, oscuro y sucio de las muchedumbres perdidas en la vergüenza de rechazo. Así que, como indefectible e inevitable soñador, os digo, que ellos, los sueños, vayan por delante y que ocupen el mayor espacio posible.Los sueños también son realidad pues pienso mientras los tengo (Descartes). Con la tranquilidad me siento un poeta que no soy y con la muchedumbre me entiendo como un piquero muy posible de serlo.
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