miércoles, 3 de abril de 2013

LA SINGULARIDAD


            Nos es complicado asumir y trabajar con el principio que expresa que tanto y observador como el observado, son individualidades.
            Cuando hablamos, debatimos, paseamos y otros, si no estamos sumergidos en primeros pensamientos,  el mundo exterior se manifiesta y toma vida como totalidad. No distingo individuos con una interpretación y visión de los hechos propia y particular.
            Sentímosnos solo en las reflexiones y pensábamos, que la tercera persona juzga objetivamente respecto a ti, como parte integrante de la totalidad externa. Creemos, entonces, que aquel que te observa, puede deducir tus objetos existenciales.
            ¡Qué gran verdad tienen los que te rodean!
            ¡Se fijan en la persona y con lucidez y fijación, concluyen correctamente!
            Esto es la vergüenza de tus pecados sentidos ante la observación externa y sus posibilidades, creídas, de su capacidad de saber.
            ¿Esto es?
            La continuidad del asunto implica sacudirse de ciertos pesos existenciales con los que todos cargamos pues el sujeto vive atado a los pensamientos externos, y a su juicio, nisiquiera objetivo y no más que probable.
            Este juicio individual que arrastramos, no es trascendente, es pasajero y contingente pero pasa a tener un gran peso, potenciado y madurado con los grandes medios de comunicación, que han hecho real y tangible la inmensa cantidad de opiniones sobre opiniones, dándoles, estando dentro de una apreciación, una verdad objetiva.
            En la mirada de los otros no está la verdad. Es cotidiano sentirte apuntados por ojos externos y pensar el juicio colectivo como si cada uno de los observadores actúan bajo los mismos principios llegando a conclusiones similares.
            Esto no es verdad  y debemos de ser conscientes de la fructífera  individualidad de cada uno y de todos. Luchemos contra la vulgarización propia de la muchedumbre y cultivemos la rica fecundidad y creatividad del individuo como tal. No es el individuo contra la normalidad. Normalidad es un término vacío de contenido y sólo hace alusión a lo establecido entonces.
            Lo existente es lo singular y sus pensamientos propios y sólo son, cuando son expuestos y sacados por la persona que los pensó. Sentirse observado es producto de no aceptar la propia individualidad y diferencia entre sí de aquello que forma la realidad.
            No estamos rodeados de una unidad sino de una suma de individuos, que no es lo mismo.

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