viernes, 6 de febrero de 2015

...de lo etéreo en la persona.

Ya, la utilización del termino usado, es en si, problemática, pues te da como resultado una postura previa. Incluso las manera de tratarlo también te embadurna de significados ya tratados.
Así pues, voy a hablar de dos campos de acción de la persona, en el cuerpo y en la mente, también una forma ya utilizada, pero ahora, de manera comparativo y experimental.
Entonces que las leyes de funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestro estado anímico, son absolutamente desiguales, no comparten ni principios ni formas, lo cual nos lleva a determinar su total independencia.
Los elementos circunstanciales tienen incidencias necesarias en los elementos materiales pero contingentes o irresolutas en las mentes humanas.
No son elementos explicativos sino realidades funcionales y existentes.
El funcionamiento anímico y la consecuente alma existente, es un hecho asumido pero muy poco tratado.
Es un tema restringido y tabú.
Todo objeto material tiene una atracción sobre otro objeto material en función de su distancia y masa. Esto es global y universal, pero en la mente humana, en las personas ni hay ni un sólo elemento anterior que dé como resultado un final concreto.
Somos liberes, pues no estamos sujetos a ninguna vinculación necesaria con el futuro, sea éste, bueno o malo.
El lugar de definición ni siquiera entra el la discusión de los principios ontológicos y biológicos que permitieran una comunicación entre la materia y el alma, la sinopsis neuronal y el amor.
Pero, y sin embargo, su existencia individual surge por su capacidad de actuar absolutamente independiente de aquello que si que afecta a su cuerpo.
El estudio de esta alma debe de asumir su existencia ontológica experimental.
Partiendo de esto serán las discreciones de sus portadores el único camino para llegar a ella.
Es el alma independiente, individual y separada que inserta en un mundo físico con el qué se relaciona.
¿Qué si apareció en un momento puntual?, y ¿por qué?
Estas son cuestiones derivadas y que le quitan la importancia a la primera cuestión que marca y deciden su desarrollo, ésta sería actuar desde su existencia como un hecho natural y asumido en las estudios Antropológicos, Filosóficos y Psicológicos.
Al hombre que razona, le es más fácil asumir la ontología universal que dé significa al cosmos en el que vivimos, que asumir la ontología primera e inmediata de nuestra realidad espiritual y anímica pues.
Cuando se mira a los demás, rara vez se contempla esta existencia.





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