Ya,
la utilización del termino usado, es en si, problemática, pues te
da como resultado una postura previa. Incluso las manera de tratarlo
también te embadurna de significados ya tratados.
Así
pues, voy a hablar de dos campos de acción de la persona, en el
cuerpo y en la mente, también una forma ya utilizada, pero ahora, de
manera comparativo y experimental.
Entonces
que las leyes de funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestro estado
anímico, son absolutamente desiguales, no comparten ni principios ni
formas, lo cual nos lleva a determinar su total independencia.
Los
elementos circunstanciales tienen incidencias necesarias en los
elementos materiales pero contingentes o irresolutas en las mentes
humanas.
No
son elementos explicativos sino realidades funcionales y existentes.
El
funcionamiento anímico y la consecuente alma existente, es un hecho
asumido pero muy poco tratado.
Es
un tema restringido y tabú.
Todo
objeto material tiene una atracción sobre otro objeto material en
función de su distancia y masa. Esto es global y universal, pero en
la mente humana, en las personas ni hay ni un sólo elemento anterior
que dé como resultado un final concreto.
Somos
liberes, pues no estamos sujetos a ninguna vinculación necesaria con
el futuro, sea éste, bueno o malo.
El
lugar de definición ni siquiera entra el la discusión de los
principios ontológicos y biológicos que permitieran una
comunicación entre la materia y el alma, la sinopsis neuronal y el
amor.
Pero,
y sin embargo, su existencia individual surge por su capacidad de
actuar absolutamente independiente de aquello que si que afecta a su
cuerpo.
El
estudio de esta alma debe de asumir su existencia ontológica
experimental.
Partiendo
de esto serán las discreciones de sus portadores el único camino
para llegar a ella.
Es
el alma independiente, individual y separada que inserta en un mundo
físico con el qué se relaciona.
¿Qué
si apareció en un momento puntual?, y ¿por qué?
Estas
son cuestiones derivadas y que le quitan la importancia a la primera
cuestión que marca y deciden su desarrollo, ésta sería actuar
desde su existencia como un hecho natural y asumido en las estudios
Antropológicos, Filosóficos y Psicológicos.
Al
hombre que razona, le es más fácil asumir la ontología universal
que dé significa al cosmos en el que vivimos, que asumir la
ontología primera e inmediata de nuestra realidad espiritual y
anímica pues.
Cuando
se mira a los demás, rara vez se contempla esta existencia.
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