Es
del género tonto negar lo obvio.
La
envidia es el peor acompañante para juzgar.
El
dinero da felicidad.
Partimos
del principio innegable, en el que la felicidad es un hecho
individual.
No
tiene grados, ni volumen, ni peso ni medida.
Se
da o se da.
Eres
o no eres.
Aunque
al hacer generalidades se produzcan irregularidades el dato es
descriptivo y se ve y observa que el dinero produce la felicidad de
aquellos que lo poseen.
Es
una felicidad basada en la no acción cognitiva, en la falta de
interés en conocer y buscar la razón de ser de lo existente.
Perder
interés en los motivos y razones de la acción.
Esta
banalidad de vida no es en absoluto despreciable en función de la
plenitud como tal.
El
logro del placer y satisfacción, así como fuere, es el fin propio
de la vida.
Pero
ante esta realidad surgen dos problemas.
Uno,
seria el no dispones del dinero y la otra, el haber caído en el
vicio de la razón y en la necesidad de comprender para encontrar la
satisfacción que te dé la felicidad.
Es
conocimiento de la verdad no debe ni tiene por qué ser un hecho
ineludible para la realización, en el objetivo último que será su
estado en la felicidad, del ser humano.
El
placer, producto del conocimiento, actúa como un elemento adictivo
que sólo encuentra su satisfacción en el estudio y la reflexión.
Las
risas automáticas, los motivos estéticos, las razones banales, las
frivolidades, las risas sin motivos, el relax corporal, la falta de
stress, la facilidad de las ocupaciones, la falta de problemas
directos y demás son actos repetitivos de gente que sonríe con
continuidad y sin ningún elemento resoluto y con las mismas razones
con las que se levanto, es decir ninguna, se acuestan. Es el dinero
quien permite esto y da felicidad.
Los
que caen en las dudas resolutivas cuando alguien les presenta
problemas vitales y esenciales comienzan a enfermar y a buscar, para
obtener la felicidad, la verdad en las cuestiones que se le presentan
en la vida.
La
razón en acción reflexiva y metafísica, es un vicio adquirido,
no necesario para alcanzar la felicidad.
No
creo en buscar una esencia de realización monodireccional para
alcanzar la realización propia y total de las personas.
No
entiendo que se deba de cumplir una serie de requisitos, acciones y
características generalizadas para llegar a la realización.
La
calificación se realiza con términos comparativos y si dos personas
te hablan de su felicidad, no es posible ni medirla ni cuantificarla.
Si
se da, será siempre en plenitud.
Aquellos
que indagan, se inquietan y buscan explicaciones podemos llegara una
gran felicidad, pero, me pienso y así lo creo, que en ningún
momento más deseable o calificable que la felicidad de aquel que
sólo realiza acciones mundanas, pero como tiene dinero, hace todas
las que le apetece.
Sí,
tenemos una esencia racional y los que nos diferencia de el resto de
los seres vivos es que somos conscientes de ser espectadores de una
realidad que nos rodea y nos preguntamos sobre ella. La felicidad que
alcanzaremos algunos, aquellos que puedan, potenciando su razón y
llegando a conclusiones satisfactorias sobre los sucesos y entidades
que te rodean, será como la de cualquier otro, haciendo aquello que
le satisfaga.
El
único motivo que implique la importancia de la razón es el
relacionado con nuestra existencia grupal por dos motivos
fundamentales.
Uno
sería la investigación sobre lo que nos rodea para investigar
aquello necesario para que, como colectivo de individuos, podamos
vivir juntos y felices y el otro, e importantísimo para algunos,
sería para aquellos que son propensos a coger el vicio de la
resolución de los problemas mediante la racionalización explicativa
de ellos que se encuentren algunas camino ya hecho.
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