TEATRO
EN EL CAFÉ
..del asunto de la escritura...
Un gran panel al fondo del escenario imita una estantería grande llena de botellas de alcohol, vinos y licores
Hacia la parte izquierda, una construcción con forma de media U, cortada vertical, simula la parte de la barra.
Mas adelante y derecha, una mesa, ordenada y vacía.
Las primera palabras de Pedro y , a su derecha, Andrés, las realizan mirando hacia el panel de los licores.
- ¡Qué sentido le daremos entonces! - deambulando la mano izquierda en tono dubitativo dice Andrés
- Hay diferentes tipos de satisfacción – le contesta Pedro- igual que diferentes tipos de clases de escritura, debíamos de definir sobre lo que estamos hablando primero
Tras estas palabras Andrés le mira y se gira sobre la butaca 180 grados, apoya sus codos en la barra y mira directamente al publico.
- Ahí tienes mucha razón, y la pregunta nos la formularemos entonces cuando ya hemos pasado todas aquellos beneficios accidentales de ella y se estudia sus consecuencias y categorías propias.
- Sí, cuando llegamos al punto de la escritura como medio de acto personal conectivo – asiente Pedro.
- Tú bien sabes que yo escribo - le dice Andrés a Pedro, con el tono pasional y vivencial que interpreta- y en el propio acto, me pregunto por su existencia.
- ¿Quieres decirme el motivo del acto de escribir?
- Sí
- ¿Una afición?, ¿un deleite?
-¡No! - se gira y le mira- voy a tratar de explicártelo
Pedro le levanta la palma de la mano mientras dirigiéndose hacia el barmann se pide una tónica
- Vale, Andrés, preparado
- No es un acto placentero desde el momento que debes de razonar y al hacerlo buscas una solución y motivo de existencia. Si ademas de tratar de plasmar estos propios y volátiles pensamientos, tienes que pensar en la propia comprensión por los demás como acto de la existencia de la escritura.
Es entonces cuando los dos giran y se enfilan en paralelo a la barra.
- ¿Te hes difícil calibrar la validez de tus escritos? - pregunta Pedro
- ¿Tiene alguna importancia la comprensión por los demás tras el intento?- le contesta Andrés
Pedro se alza un poco
- Conmigo, no juegues, amigo – señalándole dulcemente con el indice-, contéstame
- Sí, me cuesta mucho calibrar la validez de mis escritos, pero parto de mi imposibilidad para hacerlo, lo cual me libra de una responsabilidad pero me trae un problema.
- ¿Sí? - le contesta Pedro mientras se gira mirando hacia las botellas y inclinando su vaso de la bebida- ¿cual?
- La puesta en duda de la verdad manifestada por el mundo de los que me rodean.
En aquel momentos por la puerta de la esquina contraria a la barra entra el café un hombre mayor, bien vestido, con bastón y con barba blanca bien arreglada. Pedro levanta la cabeza y se va hacia él. Se dan un pequeño abrazo y mantienen una pequeña conversación, tras esto, se dirigen los dos hacia Andrés.
- Andrés, te presentero a Vicente, un gran amigo de mi padre al cual he invitado a un café y una charla aquí con nosotros.
- Le he dicho que encantado cuando me lo ofreció, mi nombre es Vicente, Andrés.
Vicente, anciano, se sienta entre los dos y mirando hacia los espectadores y Pedro y Andrés, uno a cada lado enfrentándose.
Tras un serie de saludos informales totalmente improvisados, Vicente les dice
- Bueno, ¿de qué soléis hablar aquí en el último café de la semana?, contarle algo a este pobre anciano – les dijo mientras sonreían
Sin escuchar nada claramente el publico, tras la petición, los tres escenifican una conversación, gesticulando, separándose y acercándose, hasta que Vicente se carcajea en voz alta
- ¿qué están preguntándose por la capacidad de comprensión entre las personas a través de la escritura?
- No - contesta Pedro
- Pero sería interesante saber su respuesta a esta última cuestión – añade Andrés.
- Si no se escribe por unos beneficios monetarios – comienza sin paulativos Vicente- y se escribe buscando una comprensión o conexión de pensamientos, y esto es una locura y perdición.
Andrés se levanta y retrocede unos metros atrás, mientras Pedro no puede evitar una cara de sorpresa. El Vicente mueve el pequeño bastón de arriba abajo entre las rodillas y continua.
- ¿tú escribes?, verdad – dice mirando a Andrés
- Sí, - le contesta sin apenas moverse.
- Vale – volviendo a mover ligeramente el bastón- cuando vives las escenas, los personajes, sus vivencias, sus pensamientos, tus teorías, reflexiones, circunstancias reales o imaginadas y otros casos y motivos de escritura, éstas tendrán una consecuencia constitutiva en tú persona.
Respirando mas hondamente, Vicente se apoya con su espalda el la barra.
- Es grave lo que me dices, Vicente – le dice Andrés algo cabizbajo-
- Bueno, pero esa influencia te vendrá a ti en la escritura y a mi en el maquetismo, lo que también puede tener una repercusión en mi visión – le dice Pedro con una mirada expectativa.
Tras unos segundos en los que los tres bajan la voz y simulan una pequeña conversación, mirando al fondo de las botellas, Vicente, apoya su bastón y comienza a irse del lugar y tras pasar la linea de la barra se gira y levantando la voz les dice.
- Pero escucharme y saber que todas las consecuencias aparentemente negativas de la escrituras, son las que hacen de ella y acto merecido y recompensado. El miedo a actuar por tu locura, es el peor castigo.
Con estas últimas palabras, y con la mirada de Andrés y Pedro, se va, mientras las cortinas se cierran.