domingo, 6 de diciembre de 2015

...de la finalidad de la vida humana...



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La existencia de finalidades en todos los elementos formadores es total.
Todo tiene un fin y consecuencia.
Voy a hacer ciencia y comienzo con pruebas empíricas del asunto.
No hago razonamientos abstractos que acaban convirtiéndose en creencias.
La falta de finalidad en nuestras vidas viene demostrada en el número de adicciones que rodean todo el ámbito humano. Más o menos dañinas pero existentes como medio de gastar el tiempo, de consolar la necesidad propia de actuar, ante el vacío total de finalidad de la acción.
Todas estas acciones se repiten ante la falta de una visión finalista de nuestra vida.
Cuando hemos terminado las labores necesarias impuestas por las circunstancias, somos dueños de nuestro tiempo y lo inutilizamos en nada, actividades que no son nada y el viento se las llevara un segundo después de que pasen, ante la falta de finalidad donde invertir.
Hay que buscarla pues no es un hecho que se dé en la naturaleza que nos rodea.
Los animales no tienen finalidad alguna en sus vidas. Sus comportamiento son una repetición de lo acontecido, con diferentes variaciones por la experiencia, pero mínimas. No toman decisiones sobre la forma de su vida, sólo manejan cómo hacer el camino ya descrito, más fácil.
Pero el ser humano, comenzó a utilizar instrumentos, lo le trajo la búsqueda de las utilidades, es decir objetos con posible finalidades, en la realidad circundante.
Ante este proceso, es normal, acabar extendiendo esa visión a nuestra propia persona.
La falta de respuesta a esta pregunta es clara y evidente, pero lo peor es que su planteamiento en la actualidad es un asunto irrisorio.
Todo elemento natural tiene una finalidad ya determinada, y nosotros, ¿tenemos también una finalidad determinada?, si es que no ¿qué hacemos?, si es que si ¿cuál es, donde está?
Pero al fin y la postre, la acción consecuente de la pregunta, seria la misma, pues en el caso de su no existencia, la acción seria su construcción y estudio y habiendo conseguido un estado determinado de finalidad seria, a su vez, la respuesta a la segunda pregunta.
Profundamente convencido que haciendo diferentes juegos de datos, de inmensos datos referentes a tests, encuestas, recuentos, numeraciones, estudios, sobre cientos de miles de individuos, se podía avanzar hacia el estado de realización y la cercanía a la supuesta finalidad.
Llegado a este punto, el planteamiento de la pregunta tendría mucho mas sentido y consecuencias.


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