I
El término intuición es aceptado, estudiado y encajado sin fisuras como momento y movimiento irracional.
Hagamos, como decía aquel, una definición primera de los términos, analicemos las relaciones y expongamos, tras esto, las leyes de funcionamiento.
Una acción racional la comprendemos como la acción y su desarrollo en el entender el ser genérico de la cuestión, su función y actuar según sus conclusiones. Siempre relacionamos y empaquetamos la racionalidad en un asunto palpable, es decir, un asunto o meditación temporal. Investigamos en el tiempo, el camino de la resolución hacia nuestro objetivo.
Entonces, y según esto, nos tropezamos, y verbo bien elegido, con la intuición.
No es incluida dentro del movimiento racional propio. Es entendido, en ocasiones muchas, como lo contrario, como un movimiento irracional e intuitivo.
Pero ¿por qué?
La intuición sí que tiene objetivo.
Sí es coherente con las circunstancias.
Sí tiene un modo de realización resolutivo.
La única diferencia será una metodología temporal y la consciencia del movimiento. Sentir el pensamiento y dudar las soluciones. Esto tiene como producto y carga resolutiva que el proceso de razonamiento va cargado de prejuicios y valores aprendidos y que utilizamos cuando pensamos. La intuición se supera y no se somete a las estructuras ya establecidas y ordenantes.
La intuición es sin duda un acto racional.
Esto trae consecuencias en tanto que puede cambiar nuestra concepción de la realidad modificada por nuestra manera de enfrentarnos y entender al mundo.
II
Que nuestra principal actividad pura y definitoria sea la actividad consciente y racional, se ha puesto en duda.
Unamuno hablaba que los gatos también razonan y nos diferenciamos en cuanto que estos animales ni lloran, sonríen o sienten felicidad. El ser humano vendría definido por la diferencia sentimental y no racional.
Rousseau nos cuenta que las principales característica del ser humano en sus principios eran la piedad, el amor de si y la libertad. No surgió su racionalidad operativa hasta que no conjugo la sociedad y su perfectibilidad propia.
La acción racional la vemos y entendemos como la característica diferenciadora y principal. Hemos construido el mundo en base a este principio interpretador de la realidad circundante. Nuestra supuesta y validad racionalidad, dicen que, marca el camino correcto y supone nuestra superioridad, aquí, en la tierra.
Pero nada, nada de todo esto tiene porqué ser ni necesario ni correcto. Si la acción correcta es juzgada por sus consecuencias, lo digo dos veces.
El nihilismo de Nietzsche es una alusión al error que puede suponer el uso de la razón pues arranca al sujeto de sus pasiones, raíces y formación primera. Nos aleja de nuestra esencia, es decir lo invariable, lo definitorio, la naturaleza propia.
III
Los barcos son arrasados en el maremoto de la de la duda de nuestra esencia racional resolutiva.
¿Cómo vamos a comprender el mundo y actuar en él sino?
. Aquí el problema se duplica, pues no sólo dudamos de la validez de la intuición sino que ponemos en duda además la validez de un modelo construido sobre una aparente racionalidad.
Me estudio, me veo y me siento mas cerca de un movimiento literario e intuitivo que un orden de acontecimientos estructurados y montados bajo la lupa lógica de la razón actuando firme y segura.
Es la intuición ¿un actuar sin sentido?, ¿una irracionalidad? Pues bien, ni lo uno ni lo otro.