La filosofía, entendida como el arte
del desarrollo del pensamiento va íntimamente, es mas
insolublemente, unido al sistema y estado emotivo.
Desde la dura y pura biografía del
autor hasta la música que oyera en el momento de aquella composición
engendrando aquellas ideas.
Fácil es relacionar las maneras,
formas y costumbres de diferentes autores con el contenido de sus
obras.
Es más, es relativamente sencillo
inducir el momento en el cual ciertos pensamientos surgen o fueron
construidos por aquella persona.
Tengo en la cabeza algún otro que
llevó una vida separada, radical, dispersa y que su filosofía fue
revolucionaria en su dimensión de diferencia hasta lo hecho o la de
aquel que su vida no fue sino el orden y la rutina personificada y
sus escritos analizaron con orden y despacio todo lo circundante.
El estado animico vital condiciona
directamente las obras propias.
El asunto de que es primero, si lo uno
o lo otro, si la vida o la obra en su pensamiento es altamente
secundario, pues lo único deducible y noticioso será la relación
directa entre las dos cosas, la obra y el estado anímico del
pensador.
Y con esto ¡oh!, la verdad y su diseño
se nos escapa entre las manos del corazón del que la escribe.
Situémosnos históricamente y
encontremos la razón de ser de aquel pensamiento en las coordenadas
allí tratadas y consecuentemente concluimos al condicionamiento
directo e inevitable de la supuesta verdad a estas situaciones
emocionales.
Es más, tus propias conclusiones, la
de este simple escritor o la de aquel gran filosofo, estuvieron o
están condicionadas por una obra de Bach o Wagner o una canción de
los Beatles o Juan Luis guerra, ese gran filosofo por los primeros y
el segundo humilde escritor por ambos y todos cuatro.
La verdad se me deshace en verdades
múltiples arrastrándose por los gritos de horror o gozo que sofocan
o queman en la garganta de algunos.
¡Quién no ha oído hablar de los
problemas cerebrales del archiconocido e superutilizado Nietszche y
la locura propia suya y la acorde con todos estos elementos en la
disconformidad y disonancia de una inmensa verdad encontrada en su
obra con todo los demás pensadores y por qué no ver y estudiar a
aquel profesor, Kant, humilde, tranquilo que jamás salio de
Königsberg y en este reposado laguito de tiempo, escribió una
inmensa obra en la que desde la claridad del espíritu dibujó una
verdad según el era.
Pero no quiero hacer un estudio del la
verdad en la grandeza del orden supremo como elemento explicativo que
encontramos en el Partenón de Fidias o la Republica platonica
directamemnte surgido de aquellos personajes que tuvieron el tiempo
dentro de la riqueza e intereses comerciales para indagar y
preguntarse por el cosmos, ni tampoco en la Europa que Jhon Watt dejó
con su máquina, el comercio total, la grandes empresas y que Marx
trató de desmontar en sus pensamientos.
Sólo abogo como idea superior que
cualquier verdad viene directamente condicionada con sus condiciones
totales propias y esto, que me lleva al abandono de la búsqueda de
la verdad única e inmóvil.
La esencia está en el movimiento
emotivo y aquí se encuentra la verdad constitutiva.
Tu visión del mundo cambia de una
mañana a otra o, es más, de una canción a otra que oyeras aquella
misma mañana.
La filosofía tiene entonces sólo dos
salidas.
O disfrutamos con el puro y duro
razonamiento, sin más objetivo que el que tendría aquel gran
arquitecto al construir aquella catedral en busca de la belleza y no
en encontrar ninguna verdad.
Construyamos discursos llenos de
estructuras necesarias que nos deslicen fácil y sencillamente por
las ideas y pensamientos más complicados.
O sino, si queremos encontrar alguna
verdad, hagámoslo estudiando la propia evolución emotiva y
circunstancial de la filosofía y encontrémosle cabida a esta
situación en nuestra propia situación y estatus esencial y propio.
Es un camino que nunca acaba.
Es un viaje sin destino.
No sabemos cuando comenzamos, pero
sabemos que jamas llegaremos a su final.
Los últimos acordes de la canción
desmontan mis ideas en el volumen que me rodea.
El mundo de las probabilidades se
desvanece con las últimas notas.
El pensamiento, va de la mano de las
emociones.
Lo intelectual no es contrario al
sentimiento.
La música me empuja hacia otra
composición como este escrito
Fregue, Russell, Wittgenstein lo
supieron y ejecutaron a la filosofía en formas lógicas de la razón.
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