Las personas somos el producto de la
más absoluta variabilidad.
Me rio de aquel que trata de definirnos
en base comportamental única.
Me considero demasiado lejos de
algunos, para que me introduzcan dentro del mismo género de la misma
especie, al menos, en el mismo grupo final formativo.
No encuentro manera alguna de
clasificar en ninguna similitud a los autores del logicismo Alemán,
con los creadores del nazismo, aun perteneciendo a una cultura
contigua y contemporánea.
Son cabezas y pensamientos cuya
capacidad de comunicación, entre ellos, es absolutamente nula.
No hay comunicación entre las víboras
y los mamíferos.
A lo largo del mismo día y como
producto de las lectura tuve en mi la evolución propia de la
historia de la filosofía.
Cierto es que la corriente del
logicismo tuvieron, muchos de ellos una vida propia difícil quizás
por la lejanía del su pensamiento de la realidad, pero fueron, en
este caso hombres, con unos pensamientos puros, que elevaron la mente
propia del ser humano a unos trances magníficos y envidiables.
Pero en el mismo día y por la tarde,
dejo de leer los libros de Lógica y me introduzco en una revista que
hacia una revisión a las víboras que en aquel momento pertenecían,
que no lo eran, al pueblo alemán y realizaron las ultimas barbaries
en los también últimos días del nazismo. Llego a ver la mirada de
los niños de 10 años que son lanzados en los últimos días y en la
agonía, por la locura, con unos cascos de combate que se les caían
entre los hombros, a luchar defendiendo las ruinas de Berlín, y no
puedo que menos evitar, tropezarme con un clímax de la barbarie
humana.
La supremacía del pensamiento y mi
admiración por el ser humano, en este caso, de Wittgeistein en su
tratado lógico-filosofico, en cuanto al intento de explicar la
formación e información que hacemos y trasmitimos a través del
lenguaje, se me desmorona al leer la locura con asentimiento
colectivo que puede trae esta misma posibilidad constructiva mental
en la destrucción, de las personas.
La concepción del ser humano se
tambalea de la mañana a la tarde.
Este sentimiento me recuerda a la
propia historia de la filosofía.
Desde el estudio, fuera de la soga de
la vida, de la realidad circundante hasta asumir la angustia
provocada por ella.
Desde la cosmología Aristotélica, al
Vitalismo de Ortega.
Desde admirarnos y saborear nuestra
superioridad ante la capacidad para comprender el mundo circundante,
hasta hundirte en la miseria de la incapacidad de comprensión de los
actos de algunos individuos cercanos.
Saber que hay dos dimensiones, como
dirá Frege en nuestro lenguaje. Una, el objeto del que estamos
hablando, que se queda fuera de la trasmisión y otra del sentido que
le damos, que es lo que introducimos y con lo que trabajamos. Estos
primeros hechos formadores, serán llamados por Wittgestein, hechos
Atómicos, y nos valdrán para construir los teoremas que nos
llevarán a la trasmisión de la información.
Tras reler, otra vez más esto,
emocionado y tranquilo, aparco el libro en la mesita de noche aquel
Sábado por la mañana, que me hablaba de aquel Vienes, y el mismo
día por la tarde, tras leer un pequeño reportaje sobre los últimos
días del tercer imperio, así llamado por, los asesinos Nazis,
aturdido y triste me quedo con la figura de los niños de diez años,
ahogados en su nada formadora, luchando, en la incomprensión contra
un ejercito soviético formado por hombres que podían por edad, ser
sus padres.
La variabilidad constitutiva de la
especie humana es máxima.
No hay en todo el reino animal tal
distancia de comportamiento entre unos y otros.
Habrá que empezar a comenzar la
clasificación del ser humano en familia, genero, especie y
educación. La diferencia es patente.
Negros, Blancos, Orientales, de
América, de África, de Europa, de Asia, de Australia, todos somos
seres humanos de la misma especie y género, pero a años luz de
distancia me considero de algunos de estos mal llamados seres
filiales míos.
Quizás encuentre más similitud
conmigo a un delfín que a varios elementos llamados también
personas y que decapitan públicamente.
Y como conclusión diré, que cuando
pienso y hago metafísica hablando de conceptos, elementos o valores
que no tienen una realidad material, me encuentro más ubicado en el
vitalismo y existencialismo actual, pues me es realmente complicado
no acercarlo a la vida que me rodea.
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