Paseaba despacito y tranquilo, por una
bella Amsterdan, cubierta de amplias flores blancas, caducas,
sutiles, efímeras, pero esplendidas en su corta madurez.
El verano era corto.
Marchaba lento y pensativo pues su
tuberculosis le producía problemas en el movimiento pesa a su
juventud.
Observaba lo que le rodeaba y luchaba
por no sentir odio y desprecio hacia aquellos que lo había apartado
del mundo del pensamiento por alegar la existencia y manifestación
como parte de la misma ontología, a Dios, su pensamiento y la
belleza extensional de los blancos tulipanes expuestos en cada balcón
de aquella ciudad construida con una madera clara de frescos y
grandes abedules.
Se dirigía a su taller. Los antiguos
Sefardíes, los Judíos expulsados de la península Ibérica, no lo
abandonaban, pero si apartaban y sólo le dejaban dedicarse a la
artesanía.
Spinoza, se sentía feliz puliendo las
lentes para sus amigos científicos, pues le permitía reflexionar y
mantener contacto con buenas mentes pensantes.
Apoyado en los vallas protectoras de un
canal, elevado por la marea, se le acercó un antiguo alumno, que
ahora ocupaba un puesto de dirigente importante en su comunidad.
Nunca estuvo cerca de lo fanáticos, pero siempre fue un hombre
precavido.
- Maestro ¿cómo está?
- Bien, mi amigo, tratando de,
contemplando la belleza, olvidar los dolores en mis huesos.
Acercándose más le dijo
- Ya está impresa su obra, el
tractatus teologico-philosophicos. Vamos a empezar a mandar a los
tantos otros pensadores racionalistas que le siguen en el resto de
Europa.
- ¿A Liebniz?
- Sí, también
- Alumno Christiaan, probablemente deba
irme a la Haya, en cuanto se haga oficial mi excomunión y me
gustaría que siguiéramos, en secreto repartiendo mi obra.
- Sí, señor, cuente conmigo, pero
dígame ¿qué alegan para condenarle?
- Mire, el gran admirado por mi parte,
Descartes, quiso separar ontológicamente al ser humano de Dios, para
mantener su capacidad de elección.. Su cuerpo, su alma y Dios, no
eran lo mismo. Y yo le pregunto a Usted ¿en qué punto rebajo un
centímetro el poderío y omnipotencia divina si le afirmo que Dios
también se encuentra y se da en la belleza de las flores que cuelgan
de los balcones?
- Bueno, Señor, pero nuestro Dios,
Yave, es superior y está por encima del ser humano.
- Pero, mi alumno el que yo piense no
me da independencia divina ni la existencia de las flores como
realidad tampoco. Todo lo existente es Dios, nuestra libertad está
en la asimilación de nuestro destino como parte creadora, es la
Panagea, todo es y está en Dios.
- ¿Los mismas vertientes formadoras de
Santo Tomas?
- Sí, parecido – y le dijo
acercándose, cuidado con nombrar a un santo de la iglesia católica,
cristiana, apostólica y romana, aquí, en este barrio comercial
grande y Judío muy judío.
- ¿Quería Dios que le hayan apartado
de la iglesia y no le permitan instruir a los jóvenes, señor
Spinoza?
- Te voy a decir una cosa, y que nunca
se te olvide, Christiaan, la iglesia, sea cual fuere, no está
formada por Dios, son los hombres quien la hacen y la componen y
todos los pecados y defectos que tienen las personas fuera de ella,
la tienen dentro también.
La última mirada fue algo melancólica.
Sabría que debería de partir hacia se nuevo lugar de residencia
pronto. Su capacidad intelectual estaba pletórica, pero su cuerpo se
consumía con lentitud. Apenas tenía 40 años, pero pocos más le
quedaban, le dijeron algún amigo intimo médico, con otras palabras.
- Baruch- por un momento sintió la
fuerza para tutearle ¿podremos, con la razón explicar el mundo?
- No sólo podemos, sino debemos. El
mundo no es más que la manifestación del orden divino. Nuestra
mente llegará a su conocimiento pues somos parte de Dios. Somos,
esencialmente seres racionales y con nuestra razón llegaremos a la
más alta comprensión, lease por favor a descartes, siempre lo he
admirado.
Se despidieron y su antiguo alumno se
fue con paso ligero pues tampoco quería que se le siguiera asociando
en la cercanía con él.
El canal estaba enfocado hacia el mar
báltico, en el norte y el sol se ponía en su hombro izquierdo con
lo que no le molestaba y podía ver los rayos de luz caer
trasversales en la madera húmeda del casco de la pequeña barca
cargada de girasoles que llevaban hasta la costa.
- las religiones no son malas, la
maldad esta en las personas que dicen que la representan – dijo en
voz alta, sin miedo pues los dados de su destino, ya estaban jugados.
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