viernes, 19 de septiembre de 2014

LA INUTILIDAD Y LA REVOLUCIÓN



Sí, necesitamos actuar bajo unos determinados modelos estéticos precisamente para que te escuchen y atiendan tus opiniones. A los que están en absoluta discordancia con las formas y maneras usuales, pierden toda su capacidad de cambio pues no son ni serán nunca escuchados. Sí, tenemos que asumir unos roles supuestos.
Cervantes, el siempre grande escritor de aquí, mi España, nos dijo que donde fueres hagas lo que vieres, refiriéndose a la inserción propia del sujeto
Se puede ser inmensamente critico al hacer unos duros comentarios con las formas y maneras de utilización social, con una bonita corbata verde y un elegante traje azul oscuro a rayas o con unos  viejos vaqueros y camiseta, pero sé, que así, más que me pese, con certeza que se te escucha la mitad.
Si quieres protestar y que se te escuche debes insertarte en esas formas y maneras, los roles imperantes. Sé con seguridad de la mayor validez del acto. El cambio social, entonces entra en el hecho de ser una posibilidad.
No demuestres tu incapacidad de incomprensión y te vayas a entidades divinas abandonando la realidad, como Kierkeggar, pero tampoco la desprecies, la detestes, la ahogues en la crítica como hizo Nietszche.
Aprendamos de Locke, asumamos lo que queremos y busquemos de manera discreta e inteligente el cambio más correcto, progresivo y posible hacia otras situaciones.
Si no ves la televisión por sus vacios,  humano, cultural e intelectual, no hace falta ir vestido de tal manera que te miren como a un perro verde o un gato a rallas, para publicar en tus palabras tus discordancias con muchos affeirs ridículos al que se les someten a aquellos atrapados en esa miseria.
La adopción de ciertas  maneras es un elemento imprescindible para los cambios. Pues debes de estar inserto para actuar, desde fuera no se cambia nada.

Pericles, en el siglo V adc, construyó y comenzó un gran cambio, con un proceso democrático en Atenas,  a lo largo de un tremendo siglo. Era un hombre admirado y parte constituyente del la sociedad contemporánea de ellos.

No creo en las revoluciones como ruptura, es el lanzarte a nadar el  laguito, siendo un crio y sin flotador. El pueblo no olvida su pasado, sus fuentes y creencias de un día para otro, independientemente de lo buenas o malas que estas fueran.
El día de la libertad en el culto religioso en la antigua unión soviética, las catedrales e iglesias se abarrotaron. La religión acampó en las casas.
Éstas, las radicales y violentas revoluciones son el meterte en un nuevo mundo desconocido sin más preparación que unas líneas teóricas. Treméndamente justas y verdaderas, pero que no son más que unas líneas escritas sobre un folio en blanco.

Las evoluciones progresivas te llevan hacia lo probable y posible.
En las revoluciones radicales, el cambio en el error, no tiene marcha atrás. Andando con calma y tranquilidad se puede llegar al mismo punto se puede corregir la trayectoria.

Asumamos unas formas y maneras pero con la única intención de cambiarlas.

No hay ni tenemos otro camino.

Estéticamente nos han educado así. Yo me he criado y he asumido la corbata como un símbolo de elegancia. Y así, otros muchos aquí en España y si se quiere llegar a la totalidad hay que respetar las medidas y formas.

Jamás te libras del peso de tu subconscientemente.


Por ello, la debes de llevar esta corbata como parte equipaje, para hacer el viaje seguro, en el barco que te llevara al mar donde tirarla.

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