Vivimos sumergidos en nuestros recuerdos.
Estos o son situaciones,
con claridad visual o Lo que sentimos es un agente físico o mental relacionado
con aquel momento.
Era un viento fresco en tus mejillas el que siempre soplaba
cuando de pequeño llegabas a tu lugar de veraneo. Entonces vivías sin
preocupaciones y eras feliz.
Y ahora, en un día, como cualquier otro, desde casa hasta el
trabajo, el viento del mar te atrapa sin compasión y de pronto te sientes, por
unos segundos, que tu mente alcanza un gradito de máxima felicidad. Porqué así te sentías en aquellos momentos con este mismo
pequeño airecito de aquel gran mar.
No ves el mar, no aparece ninguna imagen, pero si sientes el
placer corporal. Si paras y lo piensas, entonces lo ves.
Tenemos auténticos teletrasportes.
La mente nos descoloca de esta realidad y nos coloca en
aquella.
Son sensaciones, normalmente físicas que tuvimos entonces,
en el pasado, de manera repetitiva y que se relacionan directamente con algún sentimiento
potente y fuerte.
Para decir esto, escapo como puedo del subconsciente
Freudiano y trato de alcanzar una dimensión más inconsciente y casi sólo que
física.
En ocasiones siento la felicidad, cuando por la tarde los
rayos de sol, cayendo por la trasversal de mi vista apenas me acarician mi
persona y mi mente, con mi cuerpo, se va a todas las tardes de aquel verano,
cuando de niño volvía de la piscina y con mi feliz cansancio cenaba viendo el
atardecer en el balcón de mi casa. Paz y tranquilidad, apenas
sensible sin atención, surgen.
No son ideas, no son sentimientos, son puras y duras
sensaciones que te invaden y te llenan, en mi caso, de placer.
Son auténticos momentos de teletrasporte en el cual tu cuerpo siente y va a otros
momentos, allí donde estos se daban.
Añoro con alegría aquello que sentía, pues veo y sé que esto no se ha borrado de mi persona.
No es una estructura perdida de tu subconsciente que sin
medida de control de tu consciente que tome
decisiones por su cuenta, son unas sensaciones que evidencian, conscientemente,
como te vas allá donde las sentiste.
Las cargas físicas las arrastramos.
Cuanto más tranquila y más clara tengo la mente más fácilmente
me sitúo en la felicidad que en el
pasado disfruté a través de una pura sensación física.
No es un recuerdo feliz, no, es una reubicación allí donde y
cuando lo fuiste.
Al releer el escrito me digo que en ocasiones tratando de
hacer Filosofía, es decir, aplicar de forma racional y lógica mis pensamientos
y tras hacer la operación y acabar, me pregunto, que grado de literatura, deseo
e imaginación he puesto en ello.
Desde la Física Presocrática hasta el existencialismo de Sartre,
el camino cada vez está más confuso.
Quiero hacer Epistemología de mi alma con la razón, pero
puede que la forma más racional de hacerlo sea olvidarnos que este sea el
camino único para llegar hasta el conocimiento verdadero de las cosas.
Cansado estoy del puede y añoro y busco el es.
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