Cometemos un error cuando juzgamos la
filosofía en función de la verdad de sus conclusiones y no el la
corrección de sus razonamientos.
La verdad está en la mecánica
correcta del pensamiento y no en sus resultados.
Las conclusiones como verdades
aplicables y tangibles son siempre equivocas pues ninguna es última.
El razonamiento teórico que te lleva a
necesidades tras un razonamiento correcto, son verdaderas, que lo son
por ser fundamentalmente hermosas.
Es el reflejo de aquello en lo que
nuestro espíritu se encuentra.
Me embriago de la belleza cuando
comienzas y por necesidad cayendo por una rampa sin freno, te plantas
en otro lugar.
La Filosofía es bella, es hermosa, es
bonita.
Los Griegos hablaban del Logos, un
concepto actualmente incomprensible.
Tenemos una visión finalista en toda
operación intelectual y nos es altamente complicado encontrar la
razón de ser y la verdad un un estado dinámico.
Lo entendemos como el mecanismo para y
no cómo la verdad en sí.
El Logos, era la verdad en desarrollo.
La belleza del razonamiento ya no tiene
validez.
La visión teórica y no practica está
altamente castigada en la actualidad y además la visión teórica
sin más objetivo que descubrir la verdad en su propio desarrollo,
encuentra en la actualidad menor, si no nula aceptación.
las Matemáticas como exactas y bellas.
La Filosofía como el arte y verdad en
desarrollo.
El pensamiento es bello, aun que no
tenga ninguna utilidad.
No debemos, ni podemos olvidar esta
manera de desarrollo.
Esto, la filosofía, el pensamiento, el
razonamiento en si, es lo más cercano y diferencial de las personas
respecto al resto de elementos propios del cosmos y esta diferencia
no estriba en su aplicación, si no en la belleza, en el arte, que
tenemos al hacerlo.
Es, esencialmente, un movimiento
puramente humano.
A años luz se encuentran estas
palabras de la actualidad.
La utilidad y el practicismo es el
elemento sui generis compositivo del ámbito humano en nuestra época
contemporánea.
La belleza de las palabras cadezen de
sentido y son aplicadas, y ¡pardiez!, que se me libre de cualquier
crítica, a la Poesía o Literatura, igual de bellas, pero por unas
cualidades altamente diferentes.
Cuando te hablan de razonar con la
belleza de las palabras te encuentras perdido pues concibes la razón
como el proceso de llegar a alguna verdad, siendo ésta el objetivo y
la razón de ser de la acción.
Suponer que la verdad está en la
propia existencia de este logos, de estas palabras, de este
razonamiento, se nos aleja en demasía de lo que hoy consideramos
como belleza.
La necesidad y corrección en
desarrollo, no más, como verdad.
Difícilmente encontraríamos un grupo
de personas disfrutando de los razonamientos propios que unos y otros
hicieran en la defensa de unas teorías sin llegar, siquiera, a
ninguna conclusión.
Las mesas de diálogos en aquellos
perdidos cafés del principios de siglo, ya anterior, aquí en España
fallecieron con las últimas luces del ultimo atardecer.
Es más, con todo mi amor y respeto,
la filosofía actual, no es sino un ejercicio de aplicación en la
resolución de problemas prácticos ya sean éticos o sociales.
Volver a la belleza del razonamiento es
un hecho muerto.
Que somos seres primeros racionales y
que esta operatividad es lo que nos define, sólo la encontramos en
su maniobra directa de su aplicabilidad.
Es más, yo mismo, soy Juez y reo en
este juicio, pues no hago un ejercicio de pensamiento en el cual los
conceptos se arrastran unos a otros y las razones de su ser dibujan
un lienzo en el conocimiento.
Quizás sea lo difícil que me resulta
nadar, cuando ando y cabalgo en medio del desierto.
Hago un ejercicio de practicismo y
crítica, realizando la susodicha, es decir crítica a las maneras
actuales de actuar.
Olvidarse de la belleza , plenitud y
grandiosidad de los razonamientos, es aparcar nuestra propia esencia.
El perderse entre las nubes de los
razonamientos, no es un acto de locos, es aquello que hacen los que
no han olvidado lo que somos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario