Hundido entre las teclas del ordenador,
con los ojos perdidos en la distancia de los pensamientos, trato de
salir del problema que siento al buscarle una cabida ontológica en
la realidad a los sentimientos y consecuentes pensamientos que
surgen, en diferentes colores, tonos y volúmenes, según sea el tipo
de música que escucho.
¿Hasta que punto unas dimensiones de
onda pueden producir semejantes cambios anímicos?, ¿de veras
piensan en que un pequeño cambio en los watios de carga eléctrica
en tu cerebro te lleva a caerte en la tristeza o a saltar hacia la
alegría?
Freud nos trajo ese punto que superaba
la conciencia de la realidad y la racionalidad aplicada a ella.
Sí, nos desvelo su existencia y
revolucionó, en el transito del siglo XVIII y XIX cuando concluyó
que no somos amos de nuestra persona pues combinamos nuestra supuesta
racionalidad con otros elementos componentes en ésta.
En los pensamientos de esta locura
escondida en nuestra persona, enfilo la cuestión, mucho mas cerca y
problemática que nos habla del punto donde se encuentran estas
dimensiones.
Que nuestro racionamiento es el reflejo
de unas conexiones lógicas y físicas en nuestro sistema neuronal,
es comprensible pero no demostrable, y esto se multiplica cuando
aludimos a nuestro subconsciente.
Agarro bien fuerte la mesa y comienzo a
introducirme en el concepto del alma al escapárseme por todas las
esquinas, la forma material que puede tener ese subconsciente que nos
produce un hervor en la sangre ante las notas de una canción y
melodía.
¡oh!, tantos años estudian autores
clásicos del pensamiento y sigo dudoso, por no decir más perdido en
cada paso que doy en esta cuestión.
¿Tenemos un alma formativa?
Ante una respuesta negativa, la vida no
cambia de color, pero y más que pero, si la atisbamos en su
demostración las peras verdes pasan, en un segundo, a ser manzanos
rojas.
Los clásicos Griegos hablaron del alma relacionándola con el conocimiento humano, en cuanto a sus repetitivas apariciones en otros cuerpos (Transmigraciones) y el alcance consecutivo del conocimiento máximo y le dieron también una explicación Psicológica y Social en función de sus dimensiones. Era el dualismo Platónico. No estaba allí, pero nos ha llegado mucho más como una metafísica, es decir, como un contemplación de la verdad que como ella misma en desarrollo. Quizás su móvil de actuación y justificación fuera justificar y explicar unas formas de agrupación social que servirán en su futuro como base de toda la cultura occidental.
La filosofía medieval nos la presento
como parte divina, los ilustrados nos limitaron a presentarnos como
seres racionales, sin hablar del burrito que cargaba con semejante
peso.
El idealismo Moderno, la metió dentro
de esquemas generalizados como parte integrante y dependiente de la
totalidad.
El existencialismo y la filosofía
contemporánea habló del ahogo de su soledad de las personas ante
nuestro desconocimiento pero no indagó en donde se producía ni en
que forma tenía.
Sí alguien ha sacado ese tema ha sido
calificado dentro del misticismo y no de la filosofía.
Hay que hacer una reflexión racional
máxima sobre la posible existencia del alma, es decir algo más allá
de lo físico y sus consecuencias.
Yo quiero que me cuenten que pasa si
tenemos una estructura o entidad sobre material.
¿Donde está, qué características
tiene, en qué nos convierte, qué haremos con ella?.
Si aceptamos la existencia afirmativa
de entidades abstractas reales como sería nuestra posible alma,
deberemos comenzar, otra vez desde el principio, a la hora de
definirnos.
Hablamos del humanismos, aceptamos unas
series de características sentimentales, estéticas que nos
distinguen del resto de los seres vivos.
Bien, pero la reflexión no debe ni
tiene que acabar ahí.
Como locura, pues así suena y lo veo y
vemos, la comunicación sin la utilización de materia puede ser
contemplada si aceptamos una dimensión independiente de la materia
aunque ubicada en nuestro cuerpo.
Y continuo y repito, entiendo que mi
mente actúe en un sentido lógico pues al fin esta no nos indica más
que lo que físicamente es posible. La lógica aplicada a la vida, no
son más que inmensas tablas de verdad que Turing puso en manos de un
gran complejo ordenador, no más que un minúsculo polvo de arena en
el, ya utilizada metáfora, desierto de nuestro pensamiento.
Y si la aceptamos, nos debemos
preguntar de donde vino y cuando surgió.
Sí aplicamos al artista Darwin,
surgimos como seres humanos en un punto determinado, localizado
temporal y espacial.
¿Nos llegó?,¿la formamos?
Escribiendo estas lineas soy consciente
de lo esperpenticas e histronantes que resultan.
Pero son unas reflexiones totalmente
correctas y aceptables.
Es una temática que huimos de ella
como si fuera secundaria.
Es primaria, fundamental, axiomática
pero lejana, escondida y sentimos y tenemos miedo al tratar este
tema.
Freud, diles que nuestra racionalidad
es sólo una parte constitutiva.
Entonces, decidme, ¿Somos una entidad
suprematerial formativa o todo el que siente, llora y odia son mis
neuronas?,¿son ellas las que envidian y sienten celos?.
Freud, saca de contesto este asunto y
nos habla de unas estructuras que se pierden en el desconocimiento de
la inmensidad del subconsciente, es decir, en la acumulación de
datos que nos escapan en su lectura pero no aborda ni ataca qué es,
donde está.
¿qué no hago filosofía sino
misticismo?
¿Me pueden decir, qué hacia en denso
Hegel cuando hablaba del gran e inabarcable espíritu absoluto?
Ortega, debiste escribir donde dormía
este vitalismo formador.
Hagamos Epistemología del alma.
Disfrutemos con la poesía pero no la
definamos, el alma, con ella.
El miedo a contar más que mis dudas me
impide aquí y ahora razonar sobre qué es.
El aceptar su existencia es un elemento
de distanciamiento con el pensamiento generalizado en la actualidad.
Pensamos, estudiemos, busquemos un
hecho que nos demuestre su existencia y apliquemos a Galileo,
haciendo un total empirismo.
Veamos, esto, dejarme que lo piense.
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