Primero andaba Andrés, con una
expresión pareciese de enfado que quedó confirmada cuando
bruscamente se sentó en la silla al costado de la barra del café.
- !Siempre lo mismo¡,¡siempre!.
!Listos que lo miran todo ya hecho y creen que descubren¡
Acabado el año pasado, habiendo
imprimido 100.000 ejemplares con un 50% de las ventas ya realizadas,
la perspectiva era realmente buena. Aquel día siguiente de la cena
del fin de la campaña, Don Enrique predijo un gran año próximo y
afirmo que este año volvería a ser así.
Pero no, no lo ha sido por estos
acontecimientos incalculables que son muy fáciles de explicar una
vez ocurridos, pero hay una total nulidad en su predicción.
- Andrés, calmate, que estar con ese
estado de humos este lunes a las 7'15 es realmente malo para la salud
– dijo muy calmado Pedro.
-Al menos nos vamos ya a casa.
- Sí, impreso y terminados los libros
que se van a publicar y estrenar ahora es decir, esta mañana en la
Otoño librería.
- No le debiste de decir, ayer y
después de todo, Andrés, que la vida es una tómbola y el destino
un duende juguetón y menos a Don Enrique.
- Dos cosas, una le hemos acabado el
trabajo como y cuando el nos lo pidió y dos, no me arrepiento.
Siempre pensamos en que la vida tiene un orden de acontecimiento y
una razón explicativa de la aparición y existencia de las cosas
cuando las juzgamos y valoramos a toro ya pasado, es decir, cuando
hemos llegado ya al final, entonces muy sabios y grandes narramos el
camino que hemos llevado, tratando de darle aires de descubrimientos.
Pero no, antes del camino ¡no sabíamos nada!
- Andrés, ante la vinculación de unas
circunstancias, los resultados son inminentes. En tus manos esta el
buscar la no confabulación de ellas contra ti.
- ¡No, no, Pedro!, ¡salid del intento
de calibrar las circunstancias después de que ocurran¡, !dejad de
llorar el niño al que a mordido el perro acusándoos a vosotros
mismos de no calcular las consecuencias. Lo no ocurrido nunca es ya,
ni bueno ni malo. El futuro no es nada. El pasado solo nos trae la
mentira en el hoy de lo que esperábamos. Relajate lo mas que puedas
en la actualidad. La vida es una princesa traicionera y el destino un
bufón burlón.
- Bueno Andrés, puedes tener una
preparación para tener al destino más condicionado y que tus
condicionantes sean también arma tuya.
- Sí, algo te ayudará, pero el
habituarnos y el concienciarnos de la incalculabilidad esencial sería
beneficioso para nuestra vida. La incertidumbre en todos los sentidos
es un elemento conformante e integrante de ella. En el mismo momento
e instante que entendamos que en la vida humana las cosas,
felicidades o desgracias, tan pronto como vinieron así se van.
El libro impreso este año, para gozo
de este destino irónico y burlón, divulgaba sobre la imposibilidad
de la aplicación de los medios matemáticos para la investigación
científica de la realidad sociológica. Allí donde Galileo hablo
del lenguaje de la Naturaleza o donde Newton alegó de las leyes
invariables dadas por Dios para el funcionamiento de este mundo y de
toda la materia en el contenida, se quedaba en nada cuando esto era
aplicable a los seres humanos. Ni necesarios, ni calculables, ni
exactos y por tanto siempre infinito en los dígitos de la impresión.
- Pedro, ya te digo, que aun
controlando un numero alto muy alto de los términos primeros que
forman el hecho y el desarrollo de una entidad, sea cual sea ésta,
el resultado final siempre se nos escapará de las manos.
Conociendo el peso de cada ladrillo,
sabremos el peso final de la caseta, ahora bien, aun conociendo cada
instante de la vida del ser humano más contiguo a ti, nunca jamás
habrá posibilidad de conocer de manera científica su futuro.
Andrés apoyó los codos sobre la barra
y perdió la mirada difusa, triste y cariñosa por encima del cristal
antiguo de brazos barrocos que le daban vida y solera. Con las palmas
de las manos se acariciaba lentamente los lados de su cabeza mientras
pensaba en aquellos momentos en los que pensó que la vida jamás le
daría nomás que aquello que se hubiera ganado o merecido.
- Pedro – le dijo, Andrés, no sólo
caprichosa, sino también ladrona, pues roba, todo aquello que
desees, cuando puede.
- Andrés, escuchame con calma y
atención lo que te voy a decir. Hay un elemento, amigo, que está
fuera, absolutamente fuera de la manos suaves y ladronas de la vida o
los besos calientes pero traicioneros del destino.
- Y ese ¿quién es el afortunado?
- Tu persona.
- ¿Por encima de las circunstancias?,
¿no?. Es una solución psicológica, pedagógica pero no me busca ni
me da la verdad.
- Perdoname, amigo Andrés, lo que
tenemos que hacer es buscar la verdad allí donde esté y no donde
nuestro primer impulso que los aires del pensamientos le dan a
nuestra razón, nos lleva, poco más lejos del primer puerto de las
dudas hasta algo mas allá de la cala de las incomprensiones.
- No te entiendo...
- Esas razón de ser que tratas de
buscar a la existencia y ser de la totalidad te vende en su intento
que pones, como un acto de comprensión. ¡No dejes que el agua del
conocimiento inunde tu mente y ahogue más acciones de tu vida.
- ¿Me quieres decir que las incógnitas
son buenas?
- Te quiero decir que las explicaciones
son buenas, muy buenas, siempre que puedas vivir sin ellas.
- ¿No hay explicación para esta falta
de ventas?
- Sí, pero una vez consumado el
fracaso. Muy fácil es. Cada crítica de arte moderno que hacia me
lo recordaba a mi mismo, criticar,juzgar o estudiar el resultado y no
cuando no había nada o no era nada. Me dejaba tumbado en el error
ante mi imagen del folio en blanco y mis posibilidades de hacer algo
tan fácil como aquello que ahora te contaba y antes criticaba.
Si a los dos el verano pasado, alguien
nos hubiera propuesto estas posibilidades, le hubiéramos tachado de
ignorante.
Pero las cosas, tuvieron la mitad de
las revoluciones de las esperadas.
Los elementos nuevos aparecen con aquel
traje que tampoco te gustaba
Las sorpresas te esperan tomándose un
helado en el bar de la esquina.
Todos sabemos por qué han ocurrido las
cosas pero nadie sabia y nunca sabrá el futuro pues nunca sabremos
por qué van a ocurrir las cosas.
Todo tiene un antecedente, un por qué,
pero éste sólo es existente en el momento en el que se da.
El método empírico es nisiquiera
necesario, son un cúmulo de elementos contingentes que se amontonan
fuera de la necesidad.
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