viernes, 13 de junio de 2014

EL DULCE MELÓN



Pedro y yo llevábamos, quizás, 15 años de servicio en la secreta y jamás habíamos tenido una misión tan estranbótica, especial, difícil y delicada.
Debíamos recorrernos todos los puticlubs de Valencia buscando a un mal nacido proxeneta y pedófilo que traficaba con el cuerpo y corazón de menores.
Esta semana nos tocó “el dulce melón”.
Era un relativamente viejo caserón, bien arreglado, bien iluminado y con el acceso fácil.
El sexo mueve muchísimo dinero pues es demasiado apetitivo para muchos hombres.
Entramos allí. Dijimos que eramos dos amigos de 45 años, recién llegados a la ciudad que habíamos parado a tomarnos un doble whisky. Eramos presas fáciles y apetitivas.
Debíamos hacernos querer y que se acostumbrara el jodido proxeneta a nosotros y proponerle más adelante el anzuelo para pescarlo.
Nada más apoyarnos en la barra y pedir el primer tubo, se nos acercaron Margarita y Jass.
- Hola guapos, ¿que tal?
Aquí comenzamos la charla y los sobeteos.
- ¿de donde sois, princesitas?
- !ahy,¡, a quien le importa eso, me dijo riendose.
Margarita era Sudamericana, seguro. Una mujer realmente sexi. Era el ejemplo de la inútil, en su caso, fertilidad despanpanante. Grandes senos y caderas. Labios muy carnosos y la piel morenita. Tenia una gran sonrisa y no paraba de meterme mano. Era realmente difícil no dejarse llevar. Pero me repetía que estábamos trabajando.
Jass estaba apoyada en la barra justo al lado de Pedro. Era de la Europa occidental y llevaba melenita. Rubia y ojos claros. Loco estaba Pedro.
Era un puticlubs de alto estandin, vimos una vez entrados.
Nos pedían mucho dinero.
No habían más clientes con lo que aun con nuestro no a sus favores, con excusa y la promesa de volver, estuvieron bebiendo, invitadas por nosotros unas cervezas.
No habíamos parado de observar a todo el personal y hubo uno que no me gusto nada, es decir, que tenía pinta de ser un gran hijo de puta.
No había bebido nada en toda la tarde.
Había salido y entrado un par de veces y no paraba de controlarlas a todas.
Puede que fuera ese el cerdo que estábamos buscando por romper la vida de más de una adolescente engañadas y obligadas.
Nos despedimos y se pusieron muy caramelito al final buscando el último empujón.
- Andrés – me dijo Pedro, aquel que estaba al fondo no paró de controlarnos.
- Si, no es malo que nos vea raritos para el asunto que le vamos a proponer.
- Oigame, teniente, tu compañero, o sea yo, se va a dormir con su mujer pues entre el Whisky y las putas, ya te lo cuento.
Sonreímos y nos despedimos.
Yo me fui a casa a dormir solito.
A la noche siguiente volvimos.
Ésta vez se acercaron María y Carmen y también comenzaron a calentarnos desde el primer sorvito de alcohol.
- Venga tonto, que va a ser el mejor polvo de tu vida- me decía María, que tenía un acento Sevillano realmente atractivo y seductor. Era algo gordita pero, tal y como me dijo, tenía una clientela muy fiel.
- Pedrito, Pedrito, que te voy a hacer , por fin, a tu edad, un hombre, le decía al oído, mientras Carmen le mordía suavemente la orejita
Se fueron con las manos vacías de dinero ellas también.
Así tres días más, buscando lo que llegó al sexto día de entrar en el infierno.
El patanatas llevaba un bigotito de sado.
Bajito y zampeante.
Estaba musculado de anabolizantes y hablaba peor que el hijo tonto de la prima del novio de mi vecina.
- Qué clientes, ¿qué tal?
- Bueno, pensándolo.
- Hombres, ya lo veo y me pregunto ¿que no les gustan?
-Bueno..e..
- Marcelo
-Eso Marcelo, la verdad es que buscamos algo especial.
- Ahhh¡, - dijo sonriendo, qué malos que sois algunos, dijo riéndose.
Mis ganas por saltarle los dientes se iban acrecentando. Y estaba entrenado para hacerlo.
- Pero. ¿de qué habláis?
- Ya me entiendes – le dije giñandole el ojo, jovencitas, mucho, le dije poniendo una cara de cabrón como la suya.
- Venir mañana también. Os espero a media tarde y veremos lo que puedo hacer por ustedes. Ahora os saldrá muy caro. Sobre los 300 euros la hora.
- El dinero no será ningún problema – le dije carcajeandome.
Esto hay que grabarlo ya, nos decíamos mientras volvíamos a la comisaría, pues había que prepararlo todo para pillarle.
Iría yo solo, y Pedro se quedaría en el coche de fuera grabandolo. Me iba a meter en el local con una grabadora audiovisual colocada un la montura de mis gafas falsas.
Llegué por la tarde y comenzamos las pruebas desde la misma puerta.
Yo no hablaba y Pedro me comunicaba por los pequeños auriculares insertos también en la montura que todo grababa y se oía a la perfección, así pues entré.
Tras mirarnos y acercarnos, todo comenzaba.
- Hombre que tal, amigo – me dijo.
- Señor ¡deme placer y no guerra! -le dije riendonos, mientras el gran capullo también lo hacia.
Me indico que le siguiera por uno de los pasillos más lejanos. Era grande y escondido llegando a lugares sin apenas ventanas. Con dos soplidos rápidos, Pedro me daba información sobre la grabación
- Perfecto, perfecto – me dijo.
Cada vez le veía mas cara de cabrón y notaba que iba perdiendo mi capacidad de control y mi misión de hacer imponer la ley de forma legal. Llegamos al final del pasillo y abrió una pequeña puerta.
- ¡Guarra!, ¡levantate!, ¡por fin van a darte mucha guerra¡
Se acercó a una jovencita que no llegaría a los 16 años, era guapa pero en su cara se veía toda una vida desecha. Ya nunca podrá tener una vida normal. La levanto muy bruscamente y a empujones la tiró encima de la cama. La niña comenzó a llorar.
- ¡Desnudate!, vamos.
Se acerco a la cama y bajando la voz le dijo
- Haz disfruar a este hombre o si no, ya sabes lo que te haré.
Resople dos veces
- Sí, sí, Andrés, está todo gravado.
Me quite las falsas gafas y todo el equipo audiovisual, con tranquilidad, miré fijamente con el corazón compungido a la pobre chiquita y giré la cabeza muy lentamente hacia el pederasta y Pedófilo. Debió notar que algo más había en la expresión de mi cara pues la suya también cambió.
Llevaba la mini porra escondida en el interior de la chaqueta
- No mujer, no, estate tranquila, el que va a tener sexo va a ser este hijo de puta.
A la media hora, con la policial nacional ya en el prostíbulo, salí yo, cogiendola de la mano, con la chiquita, Nigeriana, que todavía llevaba su carita de miedo e incomprensión.
Por la otra puesta, sacaban en camilla al hijo de puta. Jamás volverá a andar sin cojear.
No me sentía contento por haber utilizado la violencia, no era mi estilo, pero no me pude contenerme.
Cobarde e indeseable.
Total que alñ final no pude evitar y machacarle algún diente y sobre todos las rodillas. La rotula le hubiera cabido en un sobrecito de azucar.
A mis compañeros de la nacional, tras ver las grabaciones, no quisieron oír ni una palabra de como se había iniciado la pelea final.
La que le dijeron que iba a ser princesita aquí en España, no sabía apenas Español y no tenía ni una sola idea ordenada.
Jodido llegué a casa, uno por haber utilizado la violencia y dos por pararme a pensar a tamaño miseria y podredumbre que podemos llegar a ser las personas.






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