A igual que una rana verde, las
contracciones de parto del escrito, me surgen el los momentos de
trance, de máximo abandono de las normalidades desde mi pensamiento
y la absorción en mi mismo.
Pero esto solo es posible en pequeños
artículos o escritura aforística.
La construcción narrativa usual
requiere una visión clara y ordenada de la realidad.
Los profesionales planifican, estudian,
dedican tiempo, perfeccionan, repasan, estructuran, revisan los
personajes y etc y etc y etc.
Es un hacer en el cual debes de tener
unas virtudes propias y una capacidad de trabajo grande.
Es un movimiento calmado.
Pero no todo acaba aquí.
También la escritura es un arte en el
cual la expresión se desboca en diferentes tipos de escritos.
Hablo de aquel momento en el cual las
lineas y palabras concuerdan perfectamente, sólo en un suspiro, con
tus emocionados pensamientos.
Es el único movimiento artístico en
el cual la trascendencia y el significado puede ser alcanzado en un
momento álgido de expresión.
Casi vaporoso.
Igual que viene por el mismo sitio se
va.
La escultura, siempre y sin ecuanun
necesita una preparación, calidad, trabajo y arte, mucho arte, pero
es un lento, que florece con mucha calma.
La pintura peca tres cuartos de los
mismo, menos la pintura impresionista sin ninguna similaridad con la
realidad que busca la belleza en impulsos producidos ante la
combinación de colores y formas.
El la escritura el objeto de trabajo,
tenga la forma que tenga el escrito, está definido.
La escritura puede tener la máxima
realización en expresiones cortas y breves.
Poesía, ensayos, artículos, son
maneras de llegar rápidamente a la compresión de lo abstracto, lo
trascendental, lo bello, lo explicativo, lo necesario..
La intimidad que trasmite el escritor
puede llegar a ser total con el propio lector.
Las máximas impresiones vitales pueden
ser narradas.
Escribir a través de impulsos.
Narrar desde la libertad de tus
pensamientos.
Agarrarte a la belleza de la frase.
Socorrerte en la idea trasmitida.
Evadirte entre los comentarios.
¡Tratar de escribir más de dos
folios!
Yo lo hice y concluí de esta manera,
tras comprobar lo que ya sospechaba respecto a mi mísera capacidad
de constancia.
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