La capacidad de crítica se potencia
protegida bajo el disfraz de la distancia, el anonimato y las
palabras.
Perdido entre las sensaciones de
desamparo, leo compungido los comentarios realizados envainando la
espada de la impotencia .
Los ojos se me abrían a medida que su
odio sentido en el comentario leído, iba atrapado mis razonamientos.
Me volví a preguntar cuales serán los
motivos que nos hacen y nos llevan a la incomprensión, por
intencionalidad con los demás.
¡Parto de mi error!, pero cuando
entiendo que otros lo tienen, trato, me creo que actúo, desde mi
propia inseguridad, dudas, necesarias, para llegar y construir
conclusiones.
Recibí, hace poco tiempo, un
comentario crítico que traspasaba los confines de la temática y
sacaba conclusiones calificativas de la validez, intención, claridad
del contenido y aludiendo los errores de del escrito calificando al
autor. Fantasioso, inconsistente, irracional y etc, me decía (era un
razonamiento sobre entidades abstractas, bueno, el nombre que no sé
nunca donde situarlo, sería filosofía).
En el parón que tuvo mi pensamiento,
no fermentaban la validez o no, de ellos, sino la crítica gratuita
sin ejemplos prácticos o justificaciones racionales de ella.
Ante esto, comencé a preguntarme por,
en este caso el autor del escrito actuó con antipatía.
Como decía aquel, el principio de
causalidad se extiende y se vuelve ontológico y necesario, lo que me
llevó a estudiar la personalidad de este contertulio que emanaba
violencia por todo doquier.
No insultaba, pero con otras
construcciones, demostraba un desprecio grande hacia lo leído
realizando unas contestación llena de afirmaciones conclusas y
finales, totales y terminales.
El actuar, desde la distancia, tiene
sus motivos y consecuencias.
Quiero pensar que los hombres sabios no
califican sino que estudian y comparten construcciones, aciertos y
errores.
El que impone sus conclusiones por una
supuesta y creída superioridad intelectual, está, directamente
dirigido, al error.
Son los tontos los que envuelven al
conocimiento en unas luchas triviales por la verdad.
Mi estado anímico, cayo hacia la duda,
tras la lectura.
¿Me equivoco con tanta rotundidad?
¿Será que produzco una sensación
negativa al supuesto y deseado lector?
¿Será que despierto ganas de
contradicción por mi manera de expresarme?
¿Será que me creo lo que no soy y que
merezco el tono y los contenidos?
La distancia potencia el odio y
desprecio.
Detrás de las lineas, lo peor de cada
uno sale sin temor.
En la cercanía, tenemos más miedo y
control en el momento de calificar u opinar por aquel que te acompaña
en la supuesta conversación.
A sabiendas de la ninguna posibilidad
de tener consecuencia sobre tu vida el expresar tus ideas en este
medio, te lleva a dejarte llevar por tus pasiones, a las cuales no
tienes miedo, pues cuando son saciadas, te puedes alejar lejos a
mecer a la inquietud del error impulsivo desde la distancia.
La música aumenta mis ganas de huir y
escapar.
¡No quiero guerrear en la vida!
¡He nacido para ser el último feliz!
¡No quiero competir, sólo espero
aceptación!
En ocasiones mi pequeña capacidad de
comprensión de ciertos elementos tomados y dados como normalidad, me
acobardan el la soledad.
Desde la calma y tranquilidad de mis
pensamientos temo, y cada vez más, mi carácter autodidacta y
encuentro, cada vez más ganas de decir u opinar lo que todos
opinamos o quedarme, compungido, en el silencio.
Comprendo más la individualidad
nuestra confortadora de una realidad que no existe sola sino
acompañada de la mano por cualquiera de nosotros y nosotras.
El romanticismo del suave pop y la
falta de sueño, ablandan más mis sentimientos y la fuerza de lucha
en mi defensa, Y hoy y sólo tengo ganas de subirme en la moto y
salir por pies, escapado a refugiarme, otra vez más, en el silencio
de mis pensamientos.
Recobrando la entereza del fin del
escrito, abogo por el intento de dulce comprensión entre nosotros.
Me da igual si hay o existe una verdad
explicativa de la realidad, pues ésta no tiene ninguna importancia
si nuestra relación se hace desde unos principios éticos básicos.
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