viernes, 18 de abril de 2014

CAFÉ. UNO MÁS.






Así, caminando uno al lado del otro con el paso acompasado, continuaban con la conversación iniciado dos pisos más arriba. Estaban entrando en el bar y dentro de éste, la temática de las formas, contenidos, maneras y colores de las encuadernaciones, quedaban ocultas bajo la alfombra del olvido.
- Entonces ¿ya lo has escrito?, Andrés
- Si Carmen, girando la cabeza sin importancia por la pregunta, le dijo.
- Venga, duro, entono ironico dijo Carmen, enseñámela.
- No, mejor te la voy a leer, mi jefa
No en el tono que se lo decía pero sí que era su jefa real. Ella supervisaba el trabajo de él. Decididas las formalidades propias del libro, ella controlaba todos los pasos. Andrés manejaba impresoras.
- Ahí te va, te lo leo
Y dicho esto y ya sentados en la mesa negro caoba del fondo comenzó

“Unos sí, otros no.
En éste surgió y en el otro no llegó ni una diminuta onda.
Aquel tenia unos pequeños momentos de reflexión cuando una duda sobre la validez y razón de ser del mundo circundante le llegaba mientras el vecino, no salía de la banalidad material y sordera racional del fútbol, no cómo deporte, sino como movimiento competitivo de las masas.
El hacer intelectual va a menos. La Filosofía está cada vez más abandonada no por ella misma.
Conocemos los colores básicos y sus combinaciones. Todo supuesto color que no estuviera hecho con estas perspectivas longitudes de onda, no podríamos concebirlo. Si no te enseñan y aficionan a pensar y ha tener movimientos intelectuales, estos no salen como se caen, siempre, las hojas caducas de los Olmos
Me pregunto sobre las circunstancias propias de los grandes filósofos buscando la influencia necesaria, no en el contenido de las teorías, sino en la puesta en marcha del movimiento en si.
En la Grecia clásica los ciudadanos de las poderosas polis, empiezan a dominar el mundo circundante, y surge así, el interés por su conocimiento y control.
Los pensadores medievales formaban una élite intelectual formalmente acotada por unos dogmas de fe y encargadas de la justificación de los elementos de la divinidad. Pero la justificación de una realidad y el apoyo de la Iglesia les llevaba a operar.
En el modernismo, en filosofía y ciencia, quedan superados los límites de la Iglesia y el ser humano surge como individuo capaz de explicar, comprender y dominar este mundo circundante. Es la época de los grandes imperios europeos, para los cuales el ser humano ya podía conocer y dominar.
Tras la llegada del fin del segundo milenio, la gran estructura debatida de desmorona y la rebelión y cambio llega. Hay guerras y revoluciones Europeas e independencias de sus colonias. La motivación ante el cambio alimento enormes pensadores.
Y llegamos al siglo XXI y comencemos a pensar si el fin del pensamiento está llegando por la perdida de su parece y su patología del acto interesado. La acción sin interés propio es difícil de encontrar y con la filosofía no haces rico. Afortunados aquellos que les da para comer”

- Bueno – dijo Carmen seria e interesada, pero debes de seguir pues no está acaba en el desarrollo de la temática e idea ¿no?
- Sí, tienen razón, que no – se sonrió al hacer el pequeño juego de palabras. El asunto de seguirlo sería buscar una solución a la problemática propuesta. Primero deberíamos concretar en que manera las circunstancias actuales afectan a nuestra esencia o condicionan nuestro desarrollo, poco después, separar y diferencias los patológicos de los asépticos y ya por último veamos como retornar el interés y seguridad en la utilización de nuestra razón pendulando sobre motivos etéreos conformantes de nuestro mundo intelectual y esencial. Es decir que disfrutar en tu pensamiento bajo el cielo de la tranquilidad sea más atractivo que rugir el motor de tu cochazo de colores claros cromados.
- Porque, además será más sano para la seguridad social como para la naturaleza – añadió Carmen. Menos accidentes, menos gasto sanitario y menos dióxido de carbono, le dijo sonriendo.
Siguieron hablando algún rato más.
Tenían una edad similar, algo mas de cuarenta. Los dos estaban solteros, eran guapos y disfrutaban mucho de sus conversaciones.
El tema preciase claro y preparado para el desastre, es decir, que algún día, de entre los muchos que acababan en el bar hubiesen terminado en la cama de alguna de sus dos respectivas casas.
Afortunadamente para ellos, hasta ahora, discuten, disfrutan, descubren en el bar y después se va cada uno a discutir con su sombra en la cocina de sus casas.
La amistad continua.



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