martes, 12 de noviembre de 2013

EL TIEMPO CON ARISTÓTELES




Nervioso se encontraba allí, en la última esquina del bar, observando las escenas, atónito, aprendido, anonadado y asuntado. No pensó jamás con lo que se iba a encontrar, cuando accedió al experimento.
No le quiso creer cuando su compañero de enseñanzas primeras le propuso el asunto.
No creía en la posibilidad de permanecer absolutamente hibernado y aguantar siglos cobijado en lugar.
- Eutidio, no creerás que yo voy a ser tu probador, ¿verdad?
- Sí, sí, Aristóteles, sé que tu curiosidad te llevará a probarlo.
Y efectivamente, que así lo hizo y que permaneció mas de 2000 años petrificado en el sótano del templo en la vieja Atenas hasta que el fluido desapareció de sus venas y su mente despertó. Muchos días sin poder moverse, semanas, y meses y muchos para comenzar a moverse con muchísima dificultad por el mundo.
Se fue de Atenas y vino a parar a Valencia. Las piezas de oro con las cuales fue sedado fueron su sustento. Era un hombre inteligente y el Español no tardó en controlarlo para la comunicación.
Yo llevaba varios días observándolo desde la otra parte de la barra y me sentía impresionado por la cara de sorpresa y duda con la que miraba todo el mundo que le rodeaba. Pasábase todo el rato mirando un reloj de mano que tenía entre sus dedos. Aquel era el día que debía hablar con este hombre alto y tan largo barba blanca.
- Señor -le dije y me invente para comenzar a hablar ¿es Usted Andrés?
- No, no lo soy -me dijo secamente
- Ah¡, perdone. Óigame, tiene usted en sus manos un magnifico reloj cronometro, venga, dígame lo que tanto le sorprende.
Se incorporó, bajo las cejas y su cara cambió de semblante, sin saber su situación, me pareció creer que era un hombre que tras mucho tiempo podía hablar con alguien. Me miró fijamente y con sus ojos oscuros me dijo
- Vivís en un engaño, el tiempo no existe, el futuro no es y vuestros cálculos como el comportamiento necesario de los elemento sometidos a unas leyes físicas son mentira.
Me apoyé en la barra del bar pues me había dejado impresionado.
- Pero señor ¿qué me dice?
- Lo mismo que le digo que a ver cuando salís de vuestro error y comprendéis que los objetos no caen por las leyes físicas, sino por su esencia. No, no, la materia no sube sino cae porqué así se lo manda su alma, su esencia. Las leyes, calculadas con objetos como estos, os han sacado de la realidad de la naturaleza y os ha metido en un mundo sin vida que no es real.
No sabía si pedirme un whisky o largarme por el mismo sitio por donde había entrado.
- Es decir, piensa que la materia tiene vida y así se comporta ¿no?
- No, la materia sólo no, todo. Vivimos en un mundo con ánima, en la cual cualquier elemento tiene una actualidad pero está sujeto al cambio. No por la externa participación, sino por un movimiento propio de los objetos, sean o no animados.
Volvió la vista a su alrededor y me preguntó.
- ¿por qué hacen los encuentros tan breves?, ¿apenas paráis a hablar?, ¿vivís sujetos a esto que yo tengo entre mis dedos?
Ahí había visto la realidad y así me afirmó sus inquietudes.
- No te voy a contar nada de mi persona, vengo de muy lejos y de un lugar totalmente diferente. Y mi comprensión llega a todo, tengo una mente abierta, menos a un concepto o situación, que es vuestras aparentes prisas. Si yo, en mi lugar de origen, hubiera organizado mi vida con la rapidez y ritmo que vosotros lleváis, no hubiera podido, en absoluto hacer nada de lo que hice. Vuestra concepción del tiempo es muy diferente a la mía, tanto física, como psicológica. Vuestra vida va demasiado rápida para lo que yo fui educado, es más, sé que es muy malo para vuestra naturaleza y os sentará mal, muy mal.
Poco a poco andaba recuperando animosidad y nuestra tertulia se fue animando. Me calibró el tiempo correctamente según me dijo, me explicó, con necesidad, la naturaleza de las cosas y me reflejo en constantes ocasiones que él nunca esperaba ver esto. Me tenía que ir y me andaba despidiendo cuando y como posdata me dijo
- Alberto, escucha pues sé lo que te digo después de lo que estoy viendo. No piense s que nada es imposible por si y en si, lo único que es imposible como tal es la contradicción, es decir que algo sea lo que es y lo que no es, todo se podrá construir y ya veréis hasta donde llegáis. Y ¡Zeus! Valgame que sé lo que digo.

Me fuí del garito, llegaba tarde a mi trabajo, pero flotando entre las palabras y pensamientos de aquel viejo me los llevé toda la tarde encima.

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